Si trabajas su aprendizaje, no estarás trabajando su desarrollo de base.
¿Si el desarrollo de los niños depende de realizar conexiones entre su cuerpo y su cerebro, su cerebro y su cuerpo… si depende del crecimiento y maduración de áreas de base en nuestro cerebro y estas áreas crecen y maduran gracias a las experiencias con el cuerpo y el movimiento… entonces… QUÉ HACEMOS APILANDO BLOQUES, HACIENDO PUZZLES, APRENDIENDO LOS COLORES, LAS LETRAS O LOS NÚMEROS?
BUENA PREGUNTA…
Me la hacen a menudo los padres y profesionales que trabajan con niños con dificultades cuando conocen el neurodesarrollo y comienzan a darse cuenta de lo que realmente supone el desarrollo del ser humano.
El aprendizaje de las palabras, la lectura, la escritura, los colores, las formas geométricas … depende de que el niño haya alcanzado un buen desarrollo cerebral.
Igual que el poder controlar su conducta, su movimiento, sus impulsos, cómo se relaciona con los demás, cómo reacciona ante situaciones diversas … también depende del grado de maduración alcanzado.
Y por “maduración” no hemos de entender algo que llega simplemente con el tiempo, no.
El tiempo es un factor importante, pero no es suficiente para lograr ni la maduración ni el crecimiento de ningún ser vivo. El tiempo por sí solo no logra una maduración, sino que el cerebro, como cualquier ser vivo, necesita de nutrientes, necesita estar bien alimentado para lograr crecer madurar y desarrollarse.
En el caso del cerebro, la principal alimentación llega a través de los sentidos. El cerebro crece y se desarrolla con la estimulación que recibe de su entorno: esto supone cada vivencia, cada sensación, cada cosa que el niño ve, que escucha, que toca, que experimenta… cada vez que se mueve o siente su cuerpo está conectándose con su cerebro y está haciéndolo madurar.
Esta maduración y desarrollo será lo que permita a los niños contar con las herramientas necesarias para poder aprender y poder controlar su conducta.
Por esto cuando un niño o una niña no logra aprender como los demás o no alcanza alguno de los hitos como sería de esperar para su edad, hemos de pensar que algo está fallando en su desarrollo.
Debemos pensar que no cuenta con las herramientas, con los requisitos necesarios para poder alcanzar ese hito del aprendizaje o del desarrollo.
Los niños no se comportan y no aprenden “como quieren”, sino que lo hacen “como pueden”. Y si no lo hacen “mejor” o como esperamos que lo hagan, es porque no cuentan aún con lo que necesitan para poder aprender y comportarse como lo hacen el resto de sus compañeros.
Entonces, si no se ha completado el desarrollo y la maduración cerebral de estos niños, habremos de trabajar justo ahí: ofreciendo al cerebro los estímulos que necesita y que la naturaleza diseñó como óptimos para lograr la maduración cerebral y completar el desarrollo.
Y estos estímulos NO son trabajar con las palabras, los colores, las formas, los números…
El cerebro del ser humano no se desarrolla sentado a una mesa y haciendo un trabajo con fichas, con puzzles, con bloques para apilar.
El cerebro del ser humano necesita de otro tipo de estimulación mucho más “básica” para desarrollar esas áreas “de base” sobre las cuales se construye el aprendizaje y el control de la conducta.
Cuando los niños cuentan con bases bien fuertes y estables todo lo demás se producirá de una manera fluida y sin dificultades.
Si tu hijo o tu hija, tus alumnos o los niños con los que trabajas, tienen dificultades en su aprendizaje y/o su conducta, es muy probable que se deba a fallos en su desarrollo, a un desarrollo no completado.
Trabaja ahí: en el desarrollo. Y no te centres exclusivamente en su aprendizaje. No te quedes en “enseñarle” cosas, estimula su cerebro.
Porque el aprendizaje y la conducta dependen del desarrollo, pero ¡esto NO ocurre al revés!
Si estás trabajando sentado a una mesa con tu hijo, piensa que no estás trabajando su desarrollo, no su desarrollo de base.
Trabaja con su cuerpo y con el movimiento y entonces sabrás que le estarás dando las herramientas que necesitará para aprender, para desarrollar el lenguaje, para poder leer, escribir, comprender las matemáticas, para tener un mayor control de su conducta, de sus emociones y de cómo se relaciona con los demás.
Pero no cualquier movimiento o cualquier trabajo con el cuerpo es el adecuado, sino que habremos de llevar a cabo el trabajo corporal y de movimiento que el cerebro necesita para lograr un buen cableado de esas áreas de base sobre las cuales se sustenta todo el desarrollo y el aprendizaje de la persona.
Si quieres conocer cuál es esta forma de trabajar con el cuerpo y el movimiento, infórmate sobre el neurodesarrollo. Puedes conocer en qué consiste viendo mi masterclass gratuita. Por verla te llevarás un regalo en forma de pdf con juegos de estimulación táctil y vestibular. Espero que te guste. Sólo tienes que hacer clic en el botón para inscribirte:
El neurodesarrollo es para ti. Tú puedes conocer cómo pasar tiempo de calidad con los niños mientras estimulas su cerebro y los ayudas a alcanzar su pleno potencial gracias a un buen desarrollo.
Autismo, déficit de atención, retraso madurativo… cada día son más los niños que nos necesitan para ayudarles a salir de sus dificultades y funcionar de la manera que sería la esperada para los niños de su edad.
Los adultos, tanto profesionales como padres, nos sentimos muchas veces frustrados y sin saber qué hacer realmente para ayudarles.
Las terapias y metodologías convencionales se centran exclusivamente en los síntomas que vemos, tratando solamente lo que es superficial. No tocan el problema de fondo que está causando las manifestaciones que muestran los niños y que hacen que tengan dificultades en su aprendizaje y en el control de sus emociones y su conducta.
Los métodos que normalmente se utilizan se enfocan demasiado en el aprendizaje de los niños (las palabras, las letras, la lectura, la escritura, los números y las matemáticas, los colores, las formas… el apilar bloques, hacer puzzles…). Sin embargo, los fallos que hacen que surjan dificultades no suelen ser fallos en el aprendizaje, sino en el desarrollo.
El desarrollo de los niños equivale a su desarrollo cerebral. Por lo que, será el funcionamiento cerebral lo que determine cómo funcionan los niños.
Y el desarrollo de los niños, el desarrollo del ser humano, no depende del aprendizaje solamente, no depende del aprendizaje académico… El desarrollo se da gracias a procesos mucho más profundos, previos al aprendizaje cognitivo.
Si un niño tiene problemas para aprender o controlar su conducta, no tenemos que dedicarnos solamente a “enseñarle” o “entrenarle” a funcionar de otra manera. Lo que es nuestra responsabilidad como adultos que trabajamos y convivimos con los niños es hacer que logren un buen desarrollo para así contar con las herramientas que necesitarán para funcionar en su aprendizaje y su conducta.
Reforzar y completar el desarrollo pasa por dar a los niños, a su cerebro, lo que necesita realmente para madurar.
Y para llegar al cerebro solamente hay una manera: haciéndolo a través del cuerpo.
Esto es lo que trabaja el neurodesarrollo.
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Tú puedes favorecer que aprender y controlar las emociones o la conducta sea más fácil para todos ellos.
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¿Aún sigues trabajando exclusivamente con actividades cognitivas y conductuales? ¡Mejor trabaja con el cuerpo!
A muchas personas les resulta sorprendente que trabajemos con el cuerpo en el neurodesarrollo. Y siguen estancadas insistiendo en aprendizajes como los colores, las formas geométricas, las letras, los números, las palabras… Todo esto está bien, pero son, como decía, aprendizajes. NO es un trabajo dirigido al desarrollo de los niños.
Los síntomas que muestran nuestros niños son fruto de fallos en su desarrollo, en su maduración cerebral.
Por ello, solamente hay una manera de dirigirnos a los fallos para repararlos: trabajando el desarrollo de los niños desde la base del mismo. ¡NO trabajando su aprendizaje!
El aprendizaje llegará sin esfuerzo cuando el desarrollo se haya completado y el niño cuente con las herramientas que necesita para aprender.
Nuestra labor ha de ser el darle esas herramientas. Y la manera NO es insistiendo en lo que el niño no puede hacer, le resulta difícil o, simplemente: enseñándole cosas.
El desarrollo NO se trabaja “enseñando” al niño nada.NO se trabaja “entrenándole” a hacer lo que le cuesta.
Entonces, ¿CÓMO? ¿Cómo se trabaja el desarrollo infantil?
Pues… el desarrollo comienza por y depende de una buena conexión entre el cerebro y el cuerpo, entre el cuerpo y el cerebro.
Para que el cerebro pueda desarrollar las funciones que el niño necesita para aprender y controlar su conducta, habrá de lograr primero esa buena relación con el cuerpo gracias a las experiencias corporales, gracias a la información que llega a través de la estimulación de los sentidos y del movimiento.
Un cuerpo desconectado del cerebro no es funcional, igual que un cerebro desconectado del cuerpo tampoco lo es.
Esto puede sorprenderte, pero la conexión de la que te hablo no se da porque sí, no nace con el niño, sino que éste la va creando gracias a ir completando su desarrollo en las etapas más tempranas de la vida.
Si todo desarrollo comienza por esto por esta relación entre el cuerpo y el cerebro, el cerebro y el cuerpo… y si el desarrollo no se ha completado como sería de desear, trabajar fuera de esta conexión es seguir camino más largo, difícil e infructuoso.
Existe un momento en la vida para lograr de forma natural una buena conexión entre el cerebro y el cuerpo, el cuerpo y el cerebro. Y existen unas experiencias concretas que se producen en ese momento y que son las que hemos de retomardespués para fortalecerla.
En este vídeo te lo cuento “más bonito”:
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¿Te has fijado alguna vez en cuantos niños van por la calle en su sillitas y con un móvil en la mano?
Van absortos en lo que ocurre en la pantalla en lugar de mirar el mundo que lo rodea, las casas, los árboles, los perros, las personas…
Es un problema serio al que nos estamos enfrentando por el efecto de las pantallas en el desarrollo infantil: niños muy conectados con una pantalla y desconectados del mundo, desconectados de la vida…
A las aulas de infantil llegan cada día más niños con dificultades de lenguaje, para relacionarse, para seguir normas y adaptarse a las actividades del grupo, para prestar atención… Niños inmaduros que parecen haberse quedado atrás en su desarrollo.
No son las pantallas la única causa del incremento de las dificultades y del pobre desarrollo de los niños, hay otros factores que inciden en esto. Pero la exposición temprana y la sobreexposición a las pantallas tiene mucho que ver en todo ello.
Así ocurre que desde el neurodesarrollo nos vemos en la necesidad de trabajar con niños muy poco estimulados, que han tenido una pobre relación con otros, cuyo desarrollo motriz no ha sido óptimo, niños que no saben controlar sus impulsos, sus arranques emocionales, niños que no saben esperar o guardar su turno, seguir unas sencillas normas en el grupo… Niños con dificultades para comunicarse y para aprender…
Si los primeros años de vida son una etapa “sensomotriz” en la cual el desarrollo y el crecimiento del cerebro se produce gracias a los estímulos y experiencias sensoriales y motrices, la exposición a una pantalla que impide al niño moverse, relacionarse, explorar y experimentar en el mundo, no puede ser más que perjudicial.
A continuación te dejo este vídeo por si te apetece verlo:
Cuidemos del desarrollo de nuestros pequeños, es lo más valioso que tenemos como sociedad, y mucho más lo es para quienes somos padres y/o trabajamos con niños.
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Muchas veces, “oír bien” significa solamente “no ser sordo”
Seguro que conoces a niños con problemas en el desarrollo de su lenguaje, en su aprendizaje, su control emocional o su conducta. Seguro que sí y por eso estás aquí leyendo esto ahora mismo🙂 (gracias, por cierto, por hacerlo)…
Bueno, pues seguro también que los padres de muchos de estos niños están convencidos de que “oyen bien”.
Es natural, esto es lo que les han dicho tras hacerles pruebas de audición.
Lo que nadie les dice es que esas pruebas miden si el estímulo sonoro llega al cerebro dentro de un rango de decibelios (volumen) considerado normal, miden la cantidad de la audición. Así determinan que no existe una hipoacusia, con estas pruebas sabemos que los niños “no son sordos”.
Y esto es, evidentemente, un alivio…
Pero, ¿qué ocurre con la calidad de la audición?
Porque entre “no ser sordo” y “oír bien” hay un abismo😮
Con respecto a la visión, todos sabemos que los niños pueden tener miopía, hipermetropía, astigmatismo, etc… pero casi no nos planteamos que a nivel auditivo ocurre lo mismo: que en realidad existen muchas manera de “oír mal”.
Y como te podrás imaginar, “oír mal” afectará sin duda al lenguaje, el aprendizaje, las emociones y la conducta.
Te cuento más en este vídeo que te dejo a continuación por si te apetece verlo:
Afortunadamente, existen profesionales expertos en audición y desarrollo infantil, y tratamientos para la reeducación del oído. Si quieres información, sólo tienes que preguntarme.
Y si quieres conocer mucho más sobre la audición, la visión y el desarrollo de los niños, infórmate de los programas y cursos de formación en neurodesarrollo en mi web:
Conocemos la relación entre el intestino y el cerebro de la mano de Mar Alonso, experta en microbiota.
“Toda enfermedad comienza en el intestino”. Éstas fueron las palabras de el padre de la medicina, Hipócrates.
Hoy, después de tantos años retomamos esta vieja sabiduría y nos hacemos conscientes de la importancia que tiene el intestino en el funcionamiento humano a todos los niveles.
Y por supuesto, de la influencia tan grande que tiene en el desarrollo de nuestros niños.
Cada día es más frecuente que escuchemos decir que nuestro intestino es nuestro “segundo cerebro”. Y es que resulta que el cerebro y el intestino están tan unidos y tan interrelacionados que no podemos separar el uno del otro. No podemos separar en estado en el cual se encuentra funcionando uno del estado en el cual se encuentra funcionando el otro.
Esto quiere decir que si hay inflamación a nivel intestinal es muy probable que también la haya a nivel cerebral.
Hasta hace poco se nos decía que era el cerebro el que enviaba información al intestino y que por esto, las personas que tenemos problemas intestinales, como pueda ser colon irritable por ejemplo, tenemos unas características intrínsecas a nuestra forma de ser como es el no gestionar bien el estrés, agobiarnos fácilmente, tener una tendencia a la frustración… Se nos decía también que la solución era que aprendiésemos a relajarnos, para que así mejorasen los dificultades intestinales…
Hoy, sin embargo, sabemos que la información no viaja solamente del cerebro al intestino, sino que la que va en sentido contrario, la que viaja del intestino al cerebro, ¡es 9 veces mayor!
Así que, es posible que si somos personas que no gestionamos bien el estrés y nos frustramos fácilmente esto puede deberse al estado en el cual se encuentran nuestro intestino.
Esto nos da a entender que, mejorando el estado de nuestro segundo cerebro, el llamado “sistema nervioso entérico”, podemos mejorar nuestro funcionamiento a nivel cerebral.
Y esto es válido para los niños, puede mejorar en su capacidad de prestar atención y de aprender si se trata su intestino y se mejora el estado en el cual se encuentra.
Realmente no es algo que debiera sorprendernos pues en los casos de mayores dificultades en el desarrollo infantil, como puedan ser los niños que están en el espectro autista, ocurre que la mayoría de ellos presentan manifestaciones a nivel intestinal como reflujo, diarreas, estreñimiento, intolerancias a alimentos, etcétera…
El intestino tiene el cometido de protegernos de lo que entra en nuestro organismo y absorber y servirse de lo positivo, eliminando lo negativo.
En esta labor, tan importante es la absorción de nutrientes como la eliminación de tóxicos.
Gran parte de nuestro sistema inmunológico se encuentran en el intestino (del 70 al 80%). Si éste no puede hacer su tarea de eliminar tóxicos del organismo, sino que tiene una inflamación tan grande y una porosidad que hace que esos tóxicos circulen por la sangre y lleguen al cerebro, entendemos que el estado del intestino puede afectar a cómo funcionamos a nivel cerebral.
Además de absorber nutrientes y de desechar tóxicos, el intestino cuenta con otras varias funciones, entre ellas la de fabricar gran parte de los neurotransmisores (sustancias químicas que que favorecen la comunicación entre las neuronas): hasta el 90% de la serotonina y el 20% de la dopamina.
La serotonina es el neurotransmisor cuyo déficit asociamos con la depresión, la dopamina con el déficit de atención. Y conociendo esto, no parece tener demasiado sentido que si queremos tratar estos trastornos (entre otros), nos centremos solamente en el funcionamiento del cerebro.
El intestino, al igual que otros órganos de nuestro cuerpo, está habitado por una gran cantidad de microorganismos, algunos de ellos patógenos, pero otros beneficiosos. Lo deseable es que esta “microbiota” esté sana, que exista equilibrio entre unos microorganismos y otros. Una microbiota sana se encuentra en una persona sana, sana a todos los niveles.
Mar Alonso, nuestra invitada experta en el programa de formación online en neurodesarrollo MIMANDO LAS ESTRELLAS✨ nos cuenta cómo influye la microbiota en el ser humano. Y cómo una gran mayoría de los niños con autismo, por ejemplo, tienen una microbiota dañada, suponiendo esto un intestino permeable y una intoxicación en todo su organismo. También nos habla de cómo trabaja ella con los niños para lograr retomar su salud intestinal y cómo muchos así, muestran grandes cambios en todas las áreas de su desarrollo y aprendizaje.
Si todo comienza en el intestino como decía Hipócrates, es ahí donde debemos actuar para que otros tratamientos y otros enfoques terapéuticos funcionen en las mejores de las condiciones y el niño pueda avanzar fácilmente hacia su recuperación y hacia un desarrollo pleno que le permita aprender y funcionar con facilidad.
Infórmate del programa de formación online en neurodesarrollo MIMANDO LAS ESTRELLAS✨ Cada mes contamos con un experto en desarrollo infantil invitado al programa, además de tener un completo contenido teórico y práctico sobre el desarrollo infantil y cómo apoyarlo desde diferentes técnicas de estimulación cerebral.
Por si te has planteado o preguntado alguna vez qué es el neurodesarrollo, te cuento…
El neurodesarrollo es una ciencia que estudia y trabaja el desarrollo del ser humano, la “creación” de la persona.
El neurodesarrollo se enfoca muy especialmente enel desarrollo infantil, en la maduración de la persona en su infancia, pues es en los primeros años que el desarrollo de la persona se da y madura casi por completo.
El neurodesarrollo lleva el prefijo “neuro” porque no solamente contempla al niño, al joven o al adulto, “desde fuera” (observando su conducta y su aprendizaje), sino que lo contempla más bien “desde dentro”, ocupándose así de su cerebro.
Es el cerebro lo que realmente debemos conocer y trabajar.
El desarrollo del niño es el desarrollo de su cerebro.
En realidad es el cerebro el que habla, el que aprende a leer, el que escribe, el que presta atención, el que se relaciona con los demás… El cerebro es quien lo hace todo.
El cuerpo es lo que vemos desde fuera, pero es solamente un instrumento del cerebro. El instrumento que utiliza para hacerlo todo en la vida.
De aquí la importancia de que logremos todos, desde que somos muy pequeños, una excelente comunicación entre nuestro cerebro y el cuerpo.
El desarrollo comienza precisamente aquí: en fortalecer y hacer madurar las vías de comunicación entre el cuerpo y el cerebro, y entre el cerebro y el cuerpo.
Tanto es así, que podemos observar el grado de maduración del desarrollo de un niño con tan sólo observar cómo utiliza su cuerpo (cómo se mueve, cómo está quieto, el control que tiene del movimiento y de su postura, cómo utiliza sus manos, su boca o sus ojos…).
A través del cuerpo llegamos al cerebro.
Y es precisamente a través de trabajar con el cuerpo que podemos llegar al cerebro. Gracias al movimiento y a la estimulación sensorial es cómo se logra la maduración cerebral.
Es posible que esto nos sorprenda, pero sólo hemos de observar cómo actúa la naturaleza para darnos cuenta de que es así: el cerebro crece, se desarrolla y madura en los primeros años de vida. Lo hace muy especialmente durante la gestación y el primer año, luego también hasta los tres, para alargarse, ya de forma menos intensa, hasta los seis, cuando el 90% del crecimiento cerebral se ha cumplido ya.
Si a pesar de leer esto sigues con dudas al respecto… observa atentamente cómo crece la cabeza de un niño. Su tamaño por fuera te indicará el tamaño que ha adquirido su cerebro pues el cráneo crece porque lo hace el cerebro y para permitirle hacerlo. Y verás cómo el niño de seis años tiene ya una cabeza que supone el 90% del tamaño de la cabeza de un adulto.
La mayor parte del desarrollo se produce a edades tempranas.
Si el desarrollo se produce en su mayor medida antes de que el niño inicie primaria, tenemos que pensar que el aprendizaje cognitivo no es lo que sustenta este desarrollo. El crecimiento y la maduración cerebrales no dependen principalmente de las letras, los números, los colores o las formas geométricas (justo lo que nos empeñamos en trabajar cuando se observan dificultades de desarrollo en los niños). Sino que, la base del desarrollo y el crecimiento cerebrales dependen de las experiencias más tempranas del ser humano: aquellas que están íntimamente ligadas al movimiento y las sensaciones y experiencias del cuerpo.
Pues es de esto que se ocupa el neurodesarrollo. Se ocupa del desarrollo de los niños (también puede trabajar con el desarrollo de jóvenes o adultos como ya dijimos, pero nos vamos a centrar en los niños de momento…). Y decir “desarrollo de un niño”, como hemos visto, es lo mismo que decir “desarrollo de su cerebro”.
Desarrollo infantil = Desarrollo cerebral
El neurodesarrollo nos da a conocer el desarrollo infantil, el desarrollo cerebral.
El neurodesarrollo nos da a conocer este desarrollo para que podamos así acompañar a todos los niños a través del mismo. Asegurándonos de que se cumpla plenamente y trabajando desde la prevención para evitar que puedan quedar lagunas o fallos que después se manifiesten en la forma de dificultades de aprendizaje en la escuela, de controlar su comportamiento o relacionarse con sus iguales.
El neurodesarrollo nos enseña cómo reforzar el desarrollo cuando, por las razones que sean, no se esté cumpliendo como sería de desear. Dando así a los niños una segunda oportunidad de madurar.
Con todo lo dicho hasta ahora, es posible que se comprenda mejor que el neurodesarrollo se centra en la base misma del desarrollo del ser humano, no se queda en la superficie (en lo que es visible). No se queda en los síntomas, sino que busca las causas de las dificultades que muestran los niños.
El neurodesarrollo no se ocupa de los síntomas, sino de las causas que los crean.
Por esto, el neurodesarrollo no propone poner de pie al niño que no camina, insistir en la lectura con el niño al que le cuesta leer, no se queda en trabajar el lenguaje en el que no habla, no entrena al niño con déficit de atención a prestar atención…
El neurodesarrollo nos hace ver que los niños que no han alcanzado una meta a la cual deseamos que lleguen es porque no cuentan con los requisitos previos para poder llegar.
El niño que tiene dificultades para leer, no necesita leer más y más hasta sentirse agotado, tremendamente frustrado y posiblemente, derrotado… llegando a sentir aversión por la lectura. Lo que realmente necesita es lograr alcanzar la maduración en su desarrollo que le permita disponer de las herramientas necesarias para lograr aprender a leer sin sobreesfuerzo, tal como hacen sus compañeros.
El neurodesarrollo no trabaja los síntomas de lo que vemos que falla en los niños, sino que busca la raíza de los problemas para trabajar justo ahí.
Pues solamente atacando la raíz de las dificultades es que podemos logra que éstas desaparezcan. Esto no es posible si nos limitamos a trabajar solamente los síntomas.
Al igual que erradicar la fiebre con un antipirético no solucionará la infección que la ha causado. La fiebre es una manifestación, un signo que nos muestra un problema de fondo, una causa, que es la que hemos de atender.
El neurodesarrollo supone una nueva forma de mirar a los niños. De observarlos para conocer lo que está realmente ocurriendo detrás de los signos que nos muestran y nos preocupan.
El neurodesarrollo nos ayuda a conocer realmente en qué consiste y cómo se produce el desarrollo infantil. Para no quedarnos solamente en lo superficial, en lo que vemos, para no seguir trabajando el síntoma con tratamientos largos e ineficaces.
El neurodesarrollo trabaja justo ahí: donde se produce el desarrollo, la maduración que permite al niño avanzar con éxito por todas las etapas y exigencias en su aprendizaje.
El neurodesarrollo trabaja justo ahí: donde se producen los fallos en el desarrollo, en la maduración que impiden que el niño pueda avanzar con éxito por todas las etapas y exigencias en su aprendizaje.
El neurodesarrollo trabaja en la comunicación entre el cerebro y el cuerpo.
Trabaja el desarrollo cerebral a través del cuerpo y de la comunicación que existe entre ambos.
Sólo existe una manera de llegar, de estimular nuestro cerebro en su base, en las áreas donde se produce el desarrollo de base de la persona. Y no es a través de la lectura, la escritura, de las matemáticas o de la modificación de la conducta…
La única manera de llegar a áreas cerebrales que se ocupan de darnos las herramientas que necesitamos para aprender y funcionar en la vida, es a través del cuerpo con la estimulación sensorial y del movimiento.
Si te quedas en el trabajo sintomático insistiendo en lo que el niño no puede hacer, convencida de que le “enseñarás” a hacerlo, es posible que tengas éxito en tu empeño. Pero si existen fallos de base en el desarrollo de ese niño, no lograrás solucionar el problema y para lograr tus objetivos estarás en el camino más largo y con resultados más pobres. Digamos que estarías trabajando en la punta del iceberg, la única parte que es visible del mismo, cuando los fallos están debajo del agua, en la parte que no vemos. O bajas buceando hacia donde se hallan las dificultades, o no lograrás cambios reales… sólo poner parches provisionales.
Por poner otro símil, podríamos decir que es como si una casa se tambaleara y nos empeñáramos en trabajar en el tejado y en pintarla para dejarla bonita… cuando lo que realmente necesita es que bajemos a los cimientos a rellenar las grietas para así darle la fortaleza y seguridad que necesitará para siempre. Entonces es cuando podremos pintarla y ponerle las cortinas más bonitas, sabiendo que será una casa estable y no se volverá a tambalear.
“Bajar a rellenar las grietas de los cimientos” en nuestro cerebro supone enviarle estimulación sensorial y de movimiento. Con este tipo de trabajo utilizando el cuerpo, lograremos la maduración de las áreas cerebrales que darán a los niños las herramientas, los requisitos previos, que puedan necesitar para lo que queremos que logren en su conducta y aprendizaje.
El neurodesarrollo busca una maduración que repercuta en todas las áreas y sea para toda la vida.
Al madurar áreas cerebrales más primitivas, tendrán la oportunidad de madurar todas las áreas que están encima. No ocurre al revés, el cerebro no madura de arriba hacia abajo. Igual que no podemos construir una casa empezando por el tejado. Es simplemente imposible.
Podríamos decir que el neurodesarrollo no trabaja en el tejado, cosa que sí hacen los métodos convencionales. Trabaja en los cimientos para que el resto de la construcción se produzca en las mejores de las condiciones.
El neurodesarrollo busca así trabajar en la base del desarrollo, en la raíz de las dificultades buscando lograr resultados definitivos, dejando de poner parches. Alcanzando así una maduración para toda la vida.
Si te apetece, puedes escucharme contarte todo esto en el siguiente vídeo:
Fórmate en neurodesarrollo para que puedas tú también trabajar en la raíz de los problemas y no solamente en los síntomas. Para que puedas lograr resultados definitivos en tu trabajo con los niños.
Infórmate del programa de formación online más completo en neurodesarrollo:
¿La hipotonía está en los músculos o en el cerebro?
Seguro que habrás visto cómo hay muchos casos de niños con bajo tono muscular y que éste además, va acompañando a otras dificultades como el déficit de atención, dificultades de aprendizaje, retrasos en el desarrollo, etc. La hipotonía es una de las condiciones que más me consultan los padres preocupados por sus hijos. Todos ellos trabajan incansablemente con los peques desde edades muy tempranas, buscando siempre cómo fortalecer sus músculos para que puedan avanzar en su desarrollo y alcanzar los logros esperados para su edad. Fortalecer los músculos es un buen trabajo… pero… no deja de ser la solución convencional común para cualquier dificultad: trabajar los síntomas del problema. Centrar la atención en aquello que vemos que no va bien (en este caso: los músculos). Así, se comienza por trabajar los músculos del cuello para que el bebé pueda sostener bien su cabecita, luego los músculos troncales para que pueda estar sentado, después las piernas para que pueda caminar… la boca para que pueda hablar y las manos para que pueda escribir y realizar otras labores que requieren de la motricidad fina… Así, se van poniendo parches aquí y allá, según van asomando los síntomas se van trabajando. Sin embargo, poner parches nunca soluciona el problema real de fondo. Y en el largo periplo de fortalecimiento de músculos, hay algunos que se quedan fuera de juego, algunos muy muy importantes y que nadie sospecha que también puedan tener un pobre tono muscular: los de los ojos. Músculos esenciales para que el niño pueda leer y realizar todas sus tareas del cole con comodidad y eficacia. El neurodesarrollo trabaja el desarrollo infantil desde los mismos comienzos. Y propone un trabajo de base en la raíz del problema. Propone, junto al trabajo de los síntomas, el trabajo de la causa para así dejar de poner parches y buscar una solución definitiva. Esto se traduce en un trabajo que tiene como objetivo estimular y hacer madurar áreas cerebrales que se ocupan de regular el tono muscular para de esta forma incidir en la musculatura de todo el cuerpo. Si esto te parece interesante, en este vídeo te cuento más:
¿Te gustaría conocer más sobre el desarrollo infantil? ¿Cómo el bajo tono muscular afecta a la capacidad de prestar atención de un niño, por ejemplo, y por lo tanto, a su capacidad de aprender en la escuela? Y sobre todo, ¿Cómo trabajar con los niños para ayudarles a vencer estas dificultades? Si te apetece formarte en neurodesarrollo para conocer todo esto y mucho más, no dudes en decírmelo. Nos vemos y te cuento con todo detalle las diferentes opciones que te puedo ofrecer de formación online. Haz clic en el botón:
“Existe esperanza para los niños“. Esto nos lo dice Doris, quien trabaja en Honduras en una comunidad con muchísimas necesidades y donde los niños son los más vulnerables. Doris se dedica en cuerpo y alma a ayudar a estos pequeños, intentando darles una vida mejor. Ahora conoce el neurodesarrollo y nos cuenta cómo éste ha supuesto un descubrimiento y un gran aporte para ella en su trabajo diario.
¿Te imaginas poder dar a los niños con los que trabajas no solamente conocimientos, el mejor alimento y todo el cuidado y cariño que ellos necesitan y se merecen, sino también las oportunidades de llegar a un desarrollo pleno? Un desarrollo que les permita controlar su conducta, relacionarse bien con los demás y aprender con facilidad. Que les haga sentirse capaces, fuertes, seguros y felices. Al igual que Doris, tú también puedes lograrlo. Y si me lo permites, te acompañaré en el camino. Infórmate del curso básico de neurodesarrollo infantil EL LENGUAJE DE LOS SENTIDOSy de otras posibilidades de formación.
Y, si te apetece, quedamos para vernos online y te cuento más sobre cómo formarte en neurodesarrollo infantil.
La capacidad de aprender a leer no llega porque el niño cumpla determinada edad, no llega “de la nada” y porque “ya toca”, sino que necesita que se cumplan unos requisitos previos en el desarrollo del niño.
Se trata del doctor Jordi Catalán Balaguer. Jordi es médico especializado en desarrollo infantil. Lleva más de 40 años dedicándose a tratar a niños y a orientar a padres. Es un entusiasta de todo lo relacionado con la infancia, busca el desarrollo pleno y global del niño en todas sus áreas (física, emocional y mental) y cree en la prevención de las dificultades. Comparte sus conocimientos y experiencia con otros profesionales de diferentes disciplinas y acompaña a quienes quieran adentrarse en el mundo del neurodesarrollo infantil.
Fue un auténtico lujo contar con él como invitado experto en nuestro programa de formación. Su sesión se titulaba “Requisitos para iniciar el aprendizaje de la lectura con éxito” y en ella nos habló de lo importante que es que un niño esté realmente preparado, que haya madurado lo suficiente para poder aprender a leer sin dificultades.
Poder leer requiere de unas condiciones de maduración en el desarrollo que, desafortunadamente, no todos los niños han alcanzado cuando llega el momento que consideramos adecuado para enseñarles a leer en la escuela. Estos niños harán un esfuerzo muy grande, pero al no contar con las herramientas que necesitan para aprender a leer, batallarán para hacerlo sin éxito.
Un sencillo protocolo nos ayuda a conocer si los niños cumplen con los requisitos para poder aprender a leer y también nos da las herramientas para trabajar ellos cuando no es así.
Jordi ha creado un protocolo que nos indica cómo evaluar el grado de maduración para la lectura alcanzado por el niño a través de sencillos ejercicios. Estos mismos ejercicios sirven como refuerzo para trabajar con los niños que observemos que no llegan a cumplir los requisitos. Este protocolo lo envía gratuitamente a todo el que esté interesado y le escriba solicitándolo a la dirección de correo electrónico que menciona en el vídeo que tenemos a continuación.
Este protocolo es un verdadero regalo que no podemos desaprovechar. ¡Gracias, Jordi!
En el vídeo vemos una pequeña charla que tuvimos unos minutos antes de la participación del doctor Catalán en el programa MIMANDO LAS ESTRELLAS✨:
Es posible que te interese leer este otro artículo que escribí hace años:“Cómo lee el cerebro”
Y si te apetece conocer mejor el neurodesarrollo, te invito a mi masterclass gratuita. Podrás verla cuando tú quieras con tan sólo inscribirte en el siguiente enlace. Y junto a la clase en vídeo encontrarás un bonito PDF de regalo para ti (no olvides descargártelo):
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