Para diferentes puntos de vista, diferentes soluciones. La mayoría de los expertos coinciden en definir el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad como un trastorno de conducta de origen neurológico que afecta entre a un 3% y a un 5% de la población y que se caracteriza por falta de atención, baja capacidad de concentración, impulsividad e hiperquinesia, o exceso de movimientos. Pero aunque la mayoría se pone de acuerdo en sus síntomas, no todos lo hacen en sus causas y definición.
Jorge Ferré Veciana, fundador del Instituto Médico del Desarrollo Infantil de Barcelona y autor del libro La otra cara de la hiperactividad, diagnóstico y tratamiento de un síndrome multicausal y multifuncional, –que acaba de publicar junto a su hija María del Mar Ferré– presenta un plantemiento sobre el TDAH muy distinto al concepto más difundido hasta ahora.
La otra cara
Jorge Ferré expone una nueva forma de entender la hiperactividad que consiste en interpretarla como “un conjunto de síntomas, a los que se puede llegar por diferentes caminos”. Una teoría que se aleja de la hasta ahora más apoyada por los especialistas y que se refería a esta dolencia como a una “enfermedad”. El fundador del Instituto Médico del Desarrollo Infantil de Barcelona se aleja de esta postura para abordarla como “síndrome” y no ya como un “trastorno” concreto.
“El TDAH es un síndrome multicausal y multifactorial, como podría ser el síndrome febril, por ejemplo”, explica Jorge Ferré. “Se puede tener fiebre por muchas causas, por una gripe, por otro virus… Pero la fiebre no es la enfermedad, sino un síntoma de que algo no funciona”, aclara el doctor Ferré.
María del Mar y Jorge Ferré proponen “actuar sobre las causas que la provocan” y no sobre la hiperactividad en sí, “ya que puede estar causada por infinidad de motivos”, aclara el doctor. “Estos síntomas pueden presentarlos desde un niño con traumas emocionales, miedo, celos porque acaba de tener un hermano, problemas digestivos, alteraciones del sueño, entre otras muchas cosas”, y lo que propone es trabajar sobre esas causas.
Lo que no hay que hacer
El doctor Ferré critica los actuales diagnósticos “exprés” que se están haciendo de la enfermedad porque considera que se están convirtiendo en una moda y se limitan a “tapar agujeros”. “Se está produciendo un sobrediagnóstico brutal”, explica el doctor. “He visto a niños de 3 años diagnosticados de TDAH, cuando sería muy difícil determinarlo a esa edad”. “Pero no sólo ocurre con la hiperactividad”, añade. “He visto a niños de cuatro años diagnosticado de dislexia, cuando a esa edad por lo general, no saben leer”, explica.
Ferré critica el especial interés que hay porque se diagnostique la enfermedad, tanto por parte de las farmacéuticas, como de algunas autonomías, que reciben subvenciones por tener niños con discapacidad en clase, “y la hiperactividad es muy fácil de diagnosticar”, añade. “Parece que se está poniendo de moda ”.
Ferré critica también el tratamiento farmacológico que están recibiendo estos niños, “que se creó con el planteamiento de hacerles más soportables en clase, –explica– pero no con fines curativos”. “Si hubiese sido creado para curarlos, no se habría recetado para tomarlo sólo de lunes a viernes, como se hizo en un principio”. Y lo comparó con la idea de que que por ejemplo un medicamento para curar la gripe se recetase para tomarlo sólo entresemana.
Jorge Ferré quiere lanzar una recomendación para los padres con un hijo con este tipo de dolencia. A los que aconseja, en primer lugar, profundizar sobre el problema, y no quedarse sólo con el primer diagnóstico, sino que “deben visitar a varios especialistas para confirmar realmente sus sospechas”; en segundo lugar, intentar aplicar un tratamiento “de tipo causal”y no sobre la dolencia en sí; y por último, que intenten averiguar qué es lo que le van a dar a sus hijos. “Porque hay medicamentos con efectos secundarios importantísimos y que los niños tienen que tomar durante 10 ó 15 años”, concluye el doctor Ferré.
“LA OTRA CARA DE LA HIPERACTIVIDAD por Jorge Ferré Veciana y María del Mar Ferre Rodríguez”
Gracias, Rosina, por esta información. En mi opinión, el sobrediágnostico es evidente por varios motivos. Se está derivando esta labor a pediatría, por “exceso de cupo” en psiquiatría y neurología. Se carece de un protocolo de actuación y diágnostico y en muchos casos los profesionales obvian otro tipo de problemas, porque si un paciente tiene TDAH parece que ya no puede tener otro problema de salud. Mi hijo no está medicado, diagnosticado desde hace tres años. El psiquiatra no cree que sea necesario, pero el profesorado cree que sin rubifen no llegará a los mínimos. Yo creo que si no llega, que repita curso. Pero una pastilla no le va a hacer funcionar el cerebro 5 días y el resto del tiempo ser hiperactivo. Lo siento, pero no me trago eso.
Hola Ana,
me alegro de saludarte de nuevo.
Sabes que estoy de acuerdo con lo que dices. Habría que buscar las verdaderas causas de los problemas de nuestros hijos, dado que la hiperactividad y el déficit de atención no son el problema en sí, sino síntomas de algo que no va bien. Y después habría que buscar soluciones concretas a cada caso, y no dedicarse a recetar pastillas alegremente a todos los niños con problemas escolares y de comportamiento.
¡Pero es tan fácil! Es lo más fácil para los profesionales de la salud, es lo más fácil para los profesores, y también lo es para muchos padres…
Contáis con mi apoyo para seguir la vía de lo menos fácil pero más adecuado para nuestros hijos. No te rindas amiga.
Saludos y un abrazo,
Rosina