La neuropedagogía y el neurodesarrollo de la mano🤝

La neuropedagogía y el neurodesarrollo: la neurociencia en el aula y en el desarrollo infantil. Interesante charla con Ana Muñoz.

En nuestro programa de formación online en neurodesarrollo infantil MIMANDO LAS ESTRELLAS✨ tenemos una nueva experta invitada. Se trata de Ana Muñoz, pedagoga especializada en neuropedagogía infantil.

Ana asegura que “somos nuestro cerebro”. Así de importante es este órgano en nuestro comportamiento y aprendizaje humanos.

Tendemos a pensar que somos seres racionales, pero no lo somos tanto como creemos. La realidad es que funcionamos con el gran peso de nuestras emociones en cada decisión que tomamos.

Y es que toda la información que entra al cerebro pasa por el cerebro físico y después por el cerebro emocional. Lo que quiere decir que toda la información que llega al córtex, a nuestro cerebro racional, ha pasado primero por el filtro del cerebro emocional.

Los niños pequeños funcionan principalmente con este cerebro emocional de protagonista pues su córtex no se ha desarrollado plenamente aún.

Es por esto que los niños pequeños se expresan desde la emoción.

Cuando los adultos nos empeñamos en hablarles y en responderles desde la razón, no nos estamos comunicando con los niños en el mismo lenguaje. Dar respuestas racionales a conductas emocionales… simplemente no funciona.

Es nuestra labor, como padres y docentes, aprender sobre educación emocional. Y lo haremos equivocándonos como es inevitable, puesto que el error forma parte del aprendizaje, sin embargo como nos dice Ana Muñoz, debemos aprender a equivocarnos con amor y con afecto.

También nos dice Ana que los adultos “somos la corteza de los niños”. Somos su córtex, esas áreas racionales que aún no han madurado en ellos. Es por esto que es tan importante que seamos los adultos quienes sentemos las bases del aprendizaje. Que pongamos los límites que dan seguridad y orientan a los pequeños.

Es responsabilidad de los adultos sentar las bases del futuro que son nuestros niños, y hacerlo con humor y alegría.

Escucha nuestra interesante charla a continuación:

Ana Muñoz es directora de NEUROPEDAGOGÍA INFANTIL

💜RESULTADOS MÁGICOS CON EL NEURODESARROLLO

Con el neurodesarrollo se trabajan las dificultades de los niños en su origen y no en los síntomas.

En nuestro programa de formación online en neurodesarrollo MIMANDO LAS ESTRELLAS✨ tenemos una nueva experta invitada. Ella es Eva Rincón, directora del centro multidisciplinar APRENDO, en Alcorcón (Madrid).

Eva nos habla de que los resultados llegan mucho más rápidos cuando se trabaja en el origen, la causa, de las dificultades.

Sin embargo, convencionalmente se siguen trabajando exclusivamente los síntomas, sin tocar por ello el problema real.

Eva como profesional, conoció el neurodesarrollo y dio un giro en su trabajo con los niños. Desde entonces obtiene resultados que como dice, muchas veces son “mágicos”, resultados que antes, en su trabajo como maestra de audición y lenguaje y pedagoga terapéutica, no lograba alcanzar.

Y así es la experiencia que hemos tenido otros muchos profesionales que trabajamos con técnicas de neurodesarrollo. Dirigiéndonos a los fallos donde realmente se hallan, trabajando el desarrollo de los niños, no su aprendizaje.

Cuando se logra la maduración en el desarrollo, el aprendizaje llega solo, con facilidad, porque los niños se encuentran preparados, cuentan con las herramientas que necesitan para aprender sin dificultades.

No hay magia, pero sí la fuerza de lo que es natural. De lo que los niños realmente necesitan, lo que la naturaleza ha establecido como requisitos para que puedan alcanzar el éxito en su aprendizaje y el control de la conducta.

Eva nos lo cuenta en esta pequeña charla para el programa MIMANDO LAS ESTRELLAS✨:

¿Trabajas su aprendizaje abandonando su desarrollo?😦

Si trabajas su aprendizaje, no estarás trabajando su desarrollo de base.

¿Si el desarrollo de los niños depende de realizar conexiones entre su cuerpo y su cerebro, su cerebro y su cuerpo… si depende del crecimiento y maduración de áreas de base en nuestro cerebro y estas áreas crecen y maduran gracias a las experiencias con el cuerpo y el movimiento… entonces… QUÉ HACEMOS APILANDO BLOQUES, HACIENDO PUZZLES, APRENDIENDO LOS COLORES, LAS LETRAS O LOS NÚMEROS?

BUENA PREGUNTA…

Me la hacen a menudo los padres y profesionales que trabajan con niños con dificultades cuando conocen el neurodesarrollo y comienzan a darse cuenta de lo que realmente supone el desarrollo del ser humano.

El aprendizaje de las palabras, la lectura, la escritura, los colores, las formas geométricas … depende de que el niño haya alcanzado un buen desarrollo cerebral.

Igual que el poder controlar su conducta, su movimiento, sus impulsos, cómo se relaciona con los demás, cómo reacciona ante situaciones diversas … también depende del grado de maduración alcanzado.

Y por “maduración” no hemos de entender algo que llega simplemente con el tiempo, no.

El tiempo es un factor importante, pero no es suficiente para lograr ni la maduración ni el crecimiento de ningún ser vivo. El tiempo por sí solo no logra una maduración, sino que el cerebro, como cualquier ser vivo, necesita de nutrientes, necesita estar bien alimentado para lograr crecer madurar y desarrollarse.

En el caso del cerebro, la principal alimentación llega a través de los sentidos. El cerebro crece y se desarrolla con la estimulación que recibe de su entorno: esto supone cada vivencia, cada sensación, cada cosa que el niño ve, que escucha, que toca, que experimenta… cada vez que se mueve o siente su cuerpo está conectándose con su cerebro y está haciéndolo madurar.

Esta maduración y desarrollo será lo que permita a los niños contar con las herramientas necesarias para poder aprender y poder controlar su conducta.

Por esto cuando un niño o una niña no logra aprender como los demás o no alcanza alguno de los hitos como sería de esperar para su edad, hemos de pensar que algo está fallando en su desarrollo.

Debemos pensar que no cuenta con las herramientas, con los requisitos necesarios para poder alcanzar ese hito del aprendizaje o del desarrollo.

Los niños no se comportan y no aprenden “como quieren”, sino que lo hacen “como pueden”. Y si no lo hacen “mejor” o como esperamos que lo hagan, es porque no cuentan aún con lo que necesitan para poder aprender y comportarse como lo hacen el resto de sus compañeros.

Entonces, si no se ha completado el desarrollo y la maduración cerebral de estos niños, habremos de trabajar justo ahí: ofreciendo al cerebro los estímulos que necesita y que la naturaleza diseñó como óptimos para lograr la maduración cerebral y completar el desarrollo.

Y estos estímulos NO son trabajar con las palabras, los colores, las formas, los números…

El cerebro del ser humano no se desarrolla sentado a una mesa y haciendo un trabajo con fichas, con puzzles, con bloques para apilar.

El cerebro del ser humano necesita de otro tipo de estimulación mucho más “básica” para desarrollar esas áreas “de base” sobre las cuales se construye el aprendizaje y el control de la conducta.

Cuando los niños cuentan con bases bien fuertes y estables todo lo demás se producirá de una manera fluida y sin dificultades.

Si tu hijo o tu hija, tus alumnos o los niños con los que trabajas, tienen dificultades en su aprendizaje y/o su conducta, es muy probable que se deba a fallos en su desarrollo, a un desarrollo no completado.

Trabaja ahí: en el desarrollo. Y no te centres exclusivamente en su aprendizaje. No te quedes en “enseñarle” cosas, estimula su cerebro.

Porque el aprendizaje y la conducta dependen del desarrollo, pero ¡esto NO ocurre al revés!

Si estás trabajando sentado a una mesa con tu hijo, piensa que no estás trabajando su desarrollo, no su desarrollo de base.

Trabaja con su cuerpo y con el movimiento y entonces sabrás que le estarás dando las herramientas que necesitará para aprender, para desarrollar el lenguaje, para poder leer, escribir, comprender las matemáticas, para tener un mayor control de su conducta, de sus emociones y de cómo se relaciona con los demás.

Pero no cualquier movimiento o cualquier trabajo con el cuerpo es el adecuado, sino que habremos de llevar a cabo el trabajo corporal y de movimiento que el cerebro necesita para lograr un buen cableado de esas áreas de base sobre las cuales se sustenta todo el desarrollo y el aprendizaje de la persona.

Si quieres conocer cuál es esta forma de trabajar con el cuerpo y el movimiento, infórmate sobre el neurodesarrollo. Puedes conocer en qué consiste viendo mi masterclass gratuita. Por verla te llevarás un regalo en forma de pdf con juegos de estimulación táctil y vestibular. Espero que te guste. Sólo tienes que hacer clic en el botón para inscribirte:

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¿QUÉ ES EL NEURODESARROLLO?

El NEURODESARROLLO es para ti 💗

El neurodesarrollo es para ti. Tú puedes conocer cómo pasar tiempo de calidad con los niños mientras estimulas su cerebro y los ayudas a alcanzar su pleno potencial gracias a un buen desarrollo.

Autismo, déficit de atención, retraso madurativo… cada día son más los niños que nos necesitan para ayudarles a salir de sus dificultades y funcionar de la manera que sería la esperada para los niños de su edad.

Los adultos, tanto profesionales como padres, nos sentimos muchas veces frustrados y sin saber qué hacer realmente para ayudarles.

Las terapias y metodologías convencionales se centran exclusivamente en los síntomas que vemos, tratando solamente lo que es superficial. No tocan el problema de fondo que está causando las manifestaciones que muestran los niños y que hacen que tengan dificultades en su aprendizaje y en el control de sus emociones y su conducta.

Los métodos que normalmente se utilizan se enfocan demasiado en el aprendizaje de los niños (las palabras, las letras, la lectura, la escritura, los números y las matemáticas, los colores, las formas… el apilar bloques, hacer puzzles…). Sin embargo, los fallos que hacen que surjan dificultades no suelen ser fallos en el aprendizaje, sino en el desarrollo.

El desarrollo de los niños equivale a su desarrollo cerebral. Por lo que, será el funcionamiento cerebral lo que determine cómo funcionan los niños.

Y el desarrollo de los niños, el desarrollo del ser humano, no depende del aprendizaje solamente, no depende del aprendizaje académico… El desarrollo se da gracias a procesos mucho más profundos, previos al aprendizaje cognitivo.

Si un niño tiene problemas para aprender o controlar su conducta, no tenemos que dedicarnos solamente a “enseñarle” o “entrenarle” a funcionar de otra manera. Lo que es nuestra responsabilidad como adultos que trabajamos y convivimos con los niños es hacer que logren un buen desarrollo para así contar con las herramientas que necesitarán para funcionar en su aprendizaje y su conducta.

Reforzar y completar el desarrollo pasa por dar a los niños, a su cerebro, lo que necesita realmente para madurar.

Y para llegar al cerebro solamente hay una manera: haciéndolo a través del cuerpo.

Esto es lo que trabaja el neurodesarrollo.

Tú puedes también conocer cómo pasar tiempo de calidad con los niños mientras estimulas su cerebro y los ayudas a alcanzar su pleno potencial gracias a un buen desarrollo.

Tú puedes favorecer que aprender y controlar las emociones o la conducta sea más fácil para todos ellos.

El neurodesarrollo es para ti

¿Qué te parecería compartir todo esto en un grupo de personas motivadas por lograrlo?

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Si te suena interesante, tienes la oportunidad con el programa de formación online en neurodesarrollo MIMANDO LAS ESTRELLAS

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La clave en el desarrollo infantil: conexión cerebro-cuerpo, cuerpo-cerebro

¿Aún sigues trabajando exclusivamente con actividades cognitivas y conductuales?
¡Mejor trabaja con el cuerpo!

A muchas personas les resulta sorprendente que trabajemos con el cuerpo en el neurodesarrollo. Y siguen estancadas insistiendo en aprendizajes como los colores, las formas geométricas, las letras, los números, las palabras… Todo esto está bien, pero son, como decía, aprendizajes.
NO es un trabajo dirigido al desarrollo de los niños.

Los síntomas que muestran nuestros niños son fruto de fallos en su desarrollo, en su maduración cerebral.

Por ello, solamente hay una manera de dirigirnos a los fallos para repararlos: trabajando el desarrollo de los niños desde la base del mismo. ¡NO trabajando su aprendizaje!

El aprendizaje llegará sin esfuerzo cuando el desarrollo se haya completado y el niño cuente con las herramientas que necesita para aprender.

Nuestra labor ha de ser el darle esas herramientas. Y la manera NO es insistiendo en lo que el niño no puede hacer, le resulta difícil o, simplemente: enseñándole cosas.

El desarrollo NO se trabaja “enseñando” al niño nada. NO se trabaja “entrenándole” a hacer lo que le cuesta.

Entonces, ¿CÓMO? ¿Cómo se trabaja el desarrollo infantil?

Pues… el desarrollo comienza por y depende de una buena conexión entre el cerebro y el cuerpo, entre el cuerpo y el cerebro.

Para que el cerebro pueda desarrollar las funciones que el niño necesita para aprender y controlar su conducta, habrá de lograr primero esa buena relación con el cuerpo gracias a las experiencias corporales, gracias a la información que llega a través de la estimulación de los sentidos y del movimiento.

Un cuerpo desconectado del cerebro no es funcional, igual que un cerebro desconectado del cuerpo tampoco lo es.

Esto puede sorprenderte, pero la conexión de la que te hablo no se da porque sí, no nace con el niño, sino que éste la va creando gracias a ir completando su desarrollo en las etapas más tempranas de la vida.

Si todo desarrollo comienza por esto por esta relación entre el cuerpo y el cerebro, el cerebro y el cuerpo… y si el desarrollo no se ha completado como sería de desear, trabajar fuera de esta conexión es seguir camino más largo, difícil e infructuoso.

Existe un momento en la vida para lograr de forma natural una buena conexión entre el cerebro y el cuerpo, el cuerpo y el cerebro. Y existen unas experiencias concretas que se producen en ese momento y que son las que hemos de retomar después para fortalecerla.

En este vídeo te lo cuento “más bonito”:

Si quieres aprender a trabajar en la base del desarrollo infantil tal como te vengo contando, infórmate del programa de formación online en neurodesarrollo MIMANDO LAS ESTRELLAS. Podría ser justo lo que estás buscando.

Si te apetece que hablemos de la formación, agenda una sesión gratuita conmigo y nos vemos:

No siempre “oír bien” 👂 significa lo que crees

¿Realmente oye bien?
“Oye bien”. “¿Estás segura?”

Muchas veces, “oír bien” significa solamente “no ser sordo”

Seguro que conoces a niños con problemas en el desarrollo de su lenguaje, en su aprendizaje, su control emocional o su conducta. Seguro que sí y por eso estás aquí leyendo esto ahora mismo🙂  (gracias, por cierto, por hacerlo)…

Bueno, pues seguro también que los padres de muchos de estos niños están convencidos de que “oyen bien”.

Es natural, esto es lo que les han dicho tras hacerles pruebas de audición.

Lo que nadie les dice es que esas pruebas miden si el estímulo sonoro llega al cerebro dentro de un rango de decibelios (volumen) considerado normal, miden la cantidad de la audición. Así determinan que no existe una hipoacusia, con estas pruebas sabemos que los niños “no son sordos”.

Y esto es, evidentemente, un alivio…

Pero, ¿qué ocurre con la calidad de la audición?

Porque entre “no ser sordo” y “oír bien” hay un abismo😮

Con respecto a la visión, todos sabemos que los niños pueden tener miopía, hipermetropía, astigmatismo, etc… pero casi no nos planteamos que a nivel auditivo ocurre lo mismo: que en realidad existen muchas manera de “oír mal”.

Y como te podrás imaginar, “oír mal” afectará sin duda al lenguaje, el aprendizaje, las emociones y la conducta.

Te cuento más en este vídeo que te dejo a continuación por si te apetece verlo:

Afortunadamente, existen profesionales expertos en audición y desarrollo infantil, y tratamientos para la reeducación del oído. Si quieres información, sólo tienes que preguntarme.

Y si quieres conocer mucho más sobre la audición, la visión y el desarrollo de los niños, infórmate de los programas y cursos de formación en neurodesarrollo en mi web:

rosinauriarte.com

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Disfunción de la integración sensorial: vivir con el dial mal sintonizado y el volumen a tope📻

Disfunción de la integración sensorial: como una radio con el dial mal sintonizado y el volumen mal regulado

¿Te imaginas lo que sería vivir y percibir el mundo como si fueras una radio con el dial mal sintonizado y el volumen mal regulado (muy bajito o a tope de potencia)?

Así viven muchos niños de los que muestran dificultades en su conducta o en su aprendizaje. Viven con disfunciones de la integración sensorial.

Disfunción de la integración sensorial

El cerebro crece y se desarrolla gracias a la información que le llega de los sentidos.
Así, al madurar gracias a esa información, será capaz de procesarla correctamente.
Y entonces es cuando podrá emitir una respuesta correcta. Esta respuesta es cómo se mueve un niño, cómo está quieto, cómo presta atención, cómo controla sus emociones y su conducta, cómo aprende en la escuela… ¡Todo!

Cuando las respuestas de un niño no son las que esperamos… es muy probable que su cerebro no pueda procesar bien la información para dar la respuesta adecuada. Y si no procesa bien la información probablemente sea porque no ha madurado en el grado necesario para hacerlo… Y esto ocurre cuando la información que recibe no es la correcta.

La información puede entrar fragmentada, incompleta, distorsionada, incómoda…

Podría decirse que todo, el comportamiento y el aprendizaje de un niño, empieza por aquí: por la información sensorial. Por los sentidos.

Si éstos no realizan su función de forma óptima, puede haber repercusiones en todas las áreas del desarrollo.

En este vídeo te cuento más:

Este tema de la integración sensorial es apasionante. Y cuando lo conoces comienzas a verlo en los niños. Comienzas a intuir cómo están percibiendo la información de su cuerpo y del mundo que les rodea. De esta forma es que comienzas a comprender mejor cómo aprenden y por qué se comportan como lo hacen.

Si te gustaría saber más y conocer cómo formarte en neurodesarrollo, agenda un sesión gratuita conmigo. Hablaremos de este tema y de muchos otros relacionados con el desarrollo infantil. Y te contaré las opciones que puedo ofrecerte en formación en neurodesarrollo.

¡Agenda una sesión conmigo haciendo clic en el botón de abajo! ¡Te espero!

Desarrollo infantil. Formación y asesoramiento.

Autismo (TEA), trastorno generalizado del desarrollo, déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-H), trastornos del lenguaje (TEL), dislexia, síndromes… son, entre otros, diagnósticos que hacen referencia a dificultades en el desarrollo y el aprendizaje de los niños.

El desarrollo de un niño equivale a su desarrollo y maduración cerebrales.

Al fin y al cabo, es el cerebro el que lo hace todo: es el cerebro el que camina, está sentado, presta atención, lee, escribe, se relaciona con los demás… El cerebro utiliza el cuerpo como un instrumento para hacerlo todo en la vida. Y es por esto que hemos de ocuparnos del cerebro de nuestros niños, de asegurarnos de que recibe la estimulación adecuada para su plena maduración y, cuando esto no ha sido posible, ofrecer una estimulación extra que lo ayude a alcanzar esa maduración óptima.

El neurodesarrollo se ocupa del desarrollo natural del cerebro

De esto se ocupa el neurodesarrollo. Una ciencia que se basa en el desarrollo natural del ser humano y en cómo apoyarlo de forma también natural para que sea lo más pleno posible. Todo esto se traduce en un trabajo con el cuerpo, las sensaciones y el movimiento. Un trabajo del cual disfrutan los niños mientras se dirigen directamente a las causas de sus dificultades en lugar de quedarse a trabajar exclusivamente en los síntomas.

Si te interesa el neurodesarrollo, conoce las opciones de formación y asesoramiento que te puedo ofrecer: formación para profesionales que trabajan con niños y asesoramiento individual o grupal para familias de niños con dificultades en su desarrollo.

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¿Niños tercos, maniáticos, tímidos, malos…? Descubre LA VERDAD detrás de su comportamiento.

 

Existe siempre una razón para el comportamiento de los niños.

¿Son tercos, cabezones o tienen manías? ¿Son muy tímidos o movidos? ¿Malos o demasiado buenos?
Estas cosas oímos y decimos de los niños sin tener en cuenta que siempre existe una razón para su comportamiento.
Si nos pusiéramos en su lugar en vez de darles estos “nombres”, comprenderíamos que muchas veces actúan dando respuesta a cómo perciben el mundo y a cómo se sienten dentro del mismo y dentro de sí mismos.
¿Te habías planteado cómo se siente tu hijo, tu hija o tus alumnos? ¿Te habías planteado cómo siente el mundo?
Mira este vídeo y lo entenderás.

También te dejo un artículo por si te apetece conocer mejor el tema:
“CÓMO CONVIVIR CON LA DISTORSIÓN”

LA EMOCIÓN Y SUS IMPLICACIONES EN LA MEMORIA, EL APRENDIZAJE Y LA CONDUCTA

Implicación de la emoción en la memoria, el aprendizaje y la conducta

Las emociones juegan un papel muy importante en nuestro comportamiento, pero también influyen en nuestra memoria y en nuestro aprendizaje.

Las emociones son fenómenos psicológicos complejos que desencadenan procesos fisiológicos (cambios en el ritmo cardíaco, sudoración de la piel, etc.), conductuales y cognitivos.

Su función primera es la ayudar al individuo a adaptarse a las diferentes situaciones, en especial a situaciones relevantes. Así surgen las emociones como reacciones a estímulos externos y también internos (recuerdos y estados de ánimo conscientes).

Lo interesante de los últimos estudios sobre cómo funcionan las emociones es la demostración de que estímulos que no son percibidos conscientemente también producen una reacción emocional. En las pruebas se pudo comprobar cómo se dan reacciones fisiológicas ante estímulos que no eran reconocidos conscientemente por la persona, por lo que ésta no se daba cuenta siquiera de su existencia.

Antes decía que las emociones afectan nuestra memoria. Pero también es cierto que ocurre al revés: que la memoria juega un papel muy importante en nuestras reacciones emocionales.

Dado el funcionamiento y la distribución de funciones de nuestro cerebro, contamos con dos tipos de memoria. La memoria explícita o consciente, la que se denomina también “episódica” y hace referencia a los recuerdos de experiencias de nuestra vida. Y la memoria implícita o inconsciente.

Las estructuras cerebrales clave en estos procesos son el hipocampo y la amígdala.

El hipocampo se ocupa de la memoria explícita reuniendo nuestros recuerdos conscientes. La amígdala activa automáticamente reacciones emocionales ante situaciones de supuesto peligro por vías de recuerdos a los cuales no tenemos acceso consciente. Se ocupa, por lo tanto, de la memoria implícita.

Ambos tipos de memoria trabajan de forma conjunta. El conocimiento implícito actúa como una primera señal de aviso que influye en los procesos racionales y conscientes del conocimiento explícito. Esta combinación da lugar a las respuestas adaptativas de la persona a las diferentes situaciones arriesgadas en las que debe tomar decisiones.

Nuestras elecciones dependen de las dos formas de conocimiento: el consciente y el inconsciente. Sin las evaluaciones primarias de tipo afectivo de la memoria implícita no se puede llegar a los complejos mecanismos conscientes de evaluación y análisis de la situación.

Esta diferenciación entre el conocimiento emocional implícito y explícito nos da la razón de muchas reacciones de ansiedad patológica o miedos irracionales que desconciertan precisamente por no tener una explicación lógica y racional (consciente). Fobias que llevan a reacciones desmesuradas ante estímulos que la persona racionalmente considera inofensivos.

Esta diferenciación también explica la “amnesia infantil”, el hecho de que no dispongamos de recuerdos conscientes de las experiencias de nuestros primeros años de vida.

Como decía antes, es el hipocampo el encargado básicamente de la recopilación y recuperación de la información explícita, de la memoria episódica. Esta estructura madura tardíamente y no es plenamente funcional hasta la edad de tres años. Aquí tenemos la explicación del por qué no tenemos recuerdos de esta edad.

Junto a esto está el factor de que nuestro pensamiento funciona utilizando el lenguaje principalmente. La falta de un lenguaje estructurador, que dé forma a nuestros pensamientos y recuerdos, hace que nos quedemos con la impronta emocional, con sensaciones difusas que hechos importantes dejaron en nuestro sistema nervioso.

Los expertos en neurodesarrollo infantil aseguran que los tres primeros años de vida determinan de forma definitiva toda nuestra persona. Que las experiencias fuertemente negativas en esta edad (e incluso antes, en el útero) pueden llegar a afectar tanto el sistema nervioso que creen bloqueos en el desarrollo del mismo. Manifestándose estos bloqueos más adelante en la forma de trastornos o dificultades de aprendizaje. Y es precisamente el hecho de no poder acceder de forma consciente a estas experiencias traumáticas lo que las hace tan importantes al no poder elaborarlas, evaluarlas ni conocerlas siquiera.

En el caso de experiencias traumáticas infantiles no existirá un acceso deliberado a la información sobre lo que ocurrió, habrá ausencia del recuerdo explícito, lo cual nos deja exclusivamente con la reacción emocional e inconsciente por parte de la amígdala. Por este motivo es muy posible que estos traumas infantiles afecten la conducta emocional del adulto sin que éste sea consciente de los mismos ni pueda modificarlos desde la razón y la consciencia.

Los hechos que dan lugar a una activación afectiva intensa después de los primeros años de vida, favorecen su recuerdo. Las emociones importantes influyen en los recuerdos, haciéndolos especialmente vívidos y resistentes al olvido.

(Información basada en el artículo de L. Aguado titulado “Procesos cognitivos y sistemas cerebrales de la emoción”. Publicado en la Revista de Neurología, 2002:

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