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MUDEZ SELECTIVA: ¡EL SILENCIO NO ESCOGIDO!

Mudez selectivaEste artículo está basado en la información contenida en el libro “Reflejos, aprendizaje y comportamiento” de Sally Goddard.

El término “mudez selectiva” que antes se denominaba “mudez optativa” supone un rechazo voluntario a hablar en ciertas circunstancias o entornos. DSM IV (1995) da la siguiente descripción:

“El rasgo esencial de la mudez selectiva es el fracaso persistente a hablar en situaciones sociales específicas (ej. En la escuela con los compañeros) donde se espera la comunicación oral; mientras en otras situaciones se habla…
Otros rasgos asociados pueden incluir: timidez excesiva, miedo al ridículo social, aislamiento y reclusión social, poca independencia, rasgos compulsivos, rabietas u otros comportamientos de control o de oposición, especialmente en casa.”
 
Sally Goddard pone como ejemplo este caso:
 
“Carolina quería hablar mucho, pero le parecía una tarea imposible. “¿Crees que algún día hablará? Era la pregunta que les hacían con frecuencia a su madre y sus profesores, a lo que respondían “No hay ninguna razón por la que no lo haga. Tiene todo lo necesario. Cuando era pequeña hablaba”.
 
A algunas personas les parecía difícil de creer. Creían que sus padres se deberían estar engañando y que la niña nunca había hablado. Pero sí que había hablado. Ella podía recordar exactamente las veces que le había dicho cosas a su mamá. “¡Mira la luna!” dijo un día, asombrada por la repentina belleza de ésta en el cielo diurno. Entonces tendría unos 6 años, perdida en su miseria, pero todavía respondía a la belleza que venía desprevenidamente de los cielos. Se podía acordar de otros momentos en los que había intentado decir cosas, pero se había sentido atrapada en la red negra de su infelicidad, incapaz de soltar una palabra. Es muy difícil de explicar cómo su miedo retenía sus cuerdas vocales. Era como si unas manos invisibles estuvieran presionando sobre la garganta estrangulándola hasta dejarla sin vida. Un lugar tan pequeño para que pasara el aire y tan poco sitio para que la fuerza misteriosa de la vida pudiera existir. Esta parte de su cuerpo parecía tan vulnerable, tan expuesta, que debería ser protegida a toda costa, incluso al precio del silencio. Parecía que estaba salvando aire para el mismísimo proceso de vida. No había aire que sobrara para el habla eventual, así pues el habla tenía que desaparecer. Nadie se daba cuenta de que este era uno de los miedos detrás del silencio, esta sensación de respiración oprimida que parecía asfixiarla y amenazaba con la extinción de la poca vida que le quedaba. Este era un sentimiento real cuando era una niña pequeña, pero no fue hasta que casi era mayor que encontró la soltura para describirlo. Lo mismo ocurrió con muchos otros sentimientos ahora que era mayor. Podía encontrar una manera de describir las cosas que le habían ocasionado grandes dudas y miedos en su pequeña mente. Ahora tenía las palabras para describir cómo había sido, por eso, sentía que era tan importante escribir un libro para explicarlo. Como su profesora le había dicho, estaba en posición de ayudar a otros. La experiencia real, hábilmente expresada, era más valiosa que una tonelada de suposiciones hechas por expertos bienintencionados. Lo más doloroso era la creencia común apoyada por los estudiantes de psiquiatría, si estaba muda no podías comprender. Pero, ¿cómo sabían que mucha gente silenciada no tenía la cabeza llena de un lenguaje expresivo maravilloso que no podían utilizar, simplemente porque nadie había encontrado la llave de su confianza?”
 

Goddard continúa en su texto dando una posible explicación de el porqué y el cómo ocurre el mutismo selectivo. Ella ha investigado en profundidad los reflejos primitivos y los efectos de éstos cuando no han madurado y no se han integrado de forma adecuada a lo largo del desarrollo del niño. Relaciona el mutismo selectivo con la presencia de dos reflejos concretamente.

El hecho de que dos de estos reflejos primitivos se mantengan activos después de los primeros meses de vida (el reflejo de parálisis por miedo (RPM) y el reflejo de Moro) pueden hacer que la persona tendrá un umbral de miedo y de estrés muy bajo. Ésta sería una persona hipersensible a nivel de los sentidos, especialmente en el tacto y la audición, pero también podría ser en lo visual, el olfato o y posiblemente también el gusto.
 
Muchas personas compensan y sobrellevan estas hipersensibilidades en muchas situaciones, pero esto será siempre a costa de que las respuestas que deberían ser reflejas e instintivas se hagan de forma absolutamente consciente (generadas desde el córtex), lo cual produce un gran cansancio.
 
En situaciones en las cuales la persona se sienta más segura y confiada el control consciente superará las dificultades y las respuestas y reacciones serán racionales y efectivas.
 
Sin embargo, en las situaciones en las cuales exista mayor inseguridad y se active el reflejo de Moro, habrá una respuesta instintiva (no racional) y exagerada. En los momentos en los que los reflejos de miedo paralizador o de retirada sean protagonistas, a la persona le resultará imposible responder. Así explica Goddard cómo la mudez optativa/selectiva puede ser el resultado de esto último.
 
 

“REFLEJOS PRIMITIVOS NO INTEGRADOS”