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El gran PESO del ENTORNO en el desarrollo infantil

El peso del entorno en el desarrollo infantil

El peso del entorno no lo podemos evitar.

Aquí estoy de nuevo insistiendo en el peso que tiene el entorno en el desarrollo de nuestros niños, en su evolución como personitas, en su carácter, su personalidad y en las habilidades y las dificultades que muestran.

No quiero ponerme pesada, pero es un tema que está generando mucha discusión y malosentendidos…

Al parecer hay a quien le molesta pensar en el entorno y que éste pueda influir en el desarrollo de sus hijos… Alegan que lo que «tienen» los niños es genético, es hereditario… y ya está. O que a su hijo o hija lo que le pasa es que su cerebro es neurodivergente… y ya está. O incluso, tal como me han dicho hace unos días, lo que pasa es que a algunos niños «les tocó»… y ya está.

¿Y ya está?

Pero, ¿esto qué quiere decir?

A mí me suena a: «el niño tiene esto, lo tendrá toda la vida y vete haciéndote a la idea. No hay  nada que hacer más que ayudarle a que sea funcional y aprenda con el problema que tiene».

Ésta es una muy triste visión de lo que supone el desarrollo del ser humano. Muestra gran desconocimiento del desarrollo cerebral y de la plasticidad con la que cuenta el cerebro en desarrollo.

Sabemos que el cerebro crece y madura, se conectan neuronas y se crean circuitos neuronales gracias a la estimulación que recibe. Y la estimulación llega toda del entorno, y del propio cuerpo, que aporta también experiencias que podríamos incluir en el entorno. Siendo éste el conjunto de todas las experiencias vividas, todo lo sentido y experimentado por cada niño y niña desde el momento de su concepción.

Entonces, no podemos descartar la incidencia del entorno diciendo que lo que le pasa al niño o la niña es algo genético, hereditario, fruto de un cerebro neurodivergente, o que le «tocó».

Independientemente de la causa primera que pudiera originar las dificultades que muestran los niños, sean genéticas o causadas por factores del entorno, éste tendrá siempre un papel importante en el desarrollo de todos sus cerebros, y por lo tanto, en el desarrollo de las habilidades con las cuales se enfrentarán a los desafíos en el control de su conducta, su relación con los demás y el aprendizaje en la escuela.

Pienso que ocurre que a los adultos, a los profesionales que trabajamos con niños, pero especialmente a los padres,  nos da miedo reconocer que nosotros somos parte del entorno en el cual crecen nuestros pequeños. Da vértigo la responsabilidad que supone.

Y sí, somos parte del entorno. Y esto NO significa que las dificultades que muestran nuestros hijos sean el resultado de algo que hicimos o no hicimos nosotros (su madre o padre)… Muchas veces no sabremos por qué surgen las dificultades, aunque siempre buscaremos aspectos del desarrollo que no estén bien fuertes y que podamos reforzar. No buscaremos culpables, ni situaciones concretas que nunca sabremos con certeza si fueron determinantes o no.

Sabiendo que somos parte del entorno, y aceptando esta responsabilidad, podemos mirar hacia el futuro de nuestros niños desde el mismo día de hoy hacia adelante. Y sabremos, con toda certeza, ahora sí que sí, que tenemos un trabajo importante que realizar.

Madres, padres y profesionales que trabajamos con niños, tenemos parte del desarrollo de nuestros niños en nuestras manos. Es una gran responsabilidad, pero una maravillosa labor: acompañar el desarrollo de los niños desde el mismo comienzo y reforzarlo cuando observemos que existe la necesidad de hacerlo.

¿Suena complicado? No lo es tanto si conoces cómo se produce el desarrollo infantil y lo que necesita para completarse.

No siempre sabremos qué es exactamente lo que necesita un niño o una niña en su desarrollo para solucionar todas sus dificultades, pero prácticamente en todos los casos veremos cosas que podemos trabajar y si no es posible erradicar las dificultades, al menos sí disminuirlas.

Siempre merecerá la pena hacer todo lo posible por lograrlo. Independientemente del diagnóstico, del origen de éste y de la edad del niño.

Y, te aseguro, que no existe una responsabilidad y una labor más satisfactoria en esta vida.

¡Uf! Me he puesto muy filosófica, pero es la pura verdad, tal como la he vivido, la vivo y la siento.

Ya no me enrollo más… Te dejo este vídeo en el que hablo de todo ello y de una prueba fascinante e indiscutible del gran peso del entorno en el desarrollo infantil: los niños ferales. Míralo para saber más:

Y como seguro que ya sabes, si tú quieres aprender más sobre el desarrollo de los niños y cómo trabajar con ellos desde el neurodesarrollo, cuentas con varias opciones de formación y asesoramiento familiar. Tienes información de todas ellas en mi web:

Si trabajas con niños y deseas formarte para poder aplicar técnicas de neurodesarrollo, puedes agendar una sesión gratuita conmigo haciendo clic en el siguiente botón:

Sin más por el momento, recibe un abrazo🤗

Cómo saber si un niñ@ necesita ayuda y cómo actuar

El neurodesarrollo nos enseña a observar a los niños para saber qué está ocurriendo realmente detrás de cada síntoma y para saber cómo ayudarles.

Seguro que me has oído decir un montón de veces que «el cerebro lo hace todo«… 

El cerebro es el que se mueve, el que está quieto, el que habla y el que escucha y presta atención, es el que se relaciona con los demás y el que aprende en la escuela a leer, escribir, las mates…

Es por esto que siempre digo también que cuando observes a un niño o a una niña, piensa que estás observando su cerebro en acción. Su cerebro haciendo «lo que puede» con la madurez que ha alcanzado.

El desarrollo de los niños es igual a su desarrollo cerebral, es la misma cosa en realidad. Y será la maduración alcanzada por cada niñ@ en su desarrollo, la maduración alcanzada por su cerebro, la que determine que los niñ@s tengan o no dificultades en su conducta y aprendizaje.

La gran cuestión es: ¿cómo podemos acompañar ese desarrollo de nuestros niños para que llegue a ser lo más pleno posible? Y, ¿cómo reforzar ese desarrollo cuando vemos que no va del todo como esperamos?

Para esto sería bueno comenzar comprendiendo el gran poder que tiene el entorno en el desarrollo. El entorno son todas las experiencias vividas, toda la información sensorial que llega al cerebro desde el mismo momento de la concepción. Todo lo experimentado por el niño o la niña conectará neuronas y cableará su cerebro, lo hará crecer y madurar.

Parte de lo que somos se lo debemos a nuestros genes, pero sólo una parte. La epigenética nos dice que el entorno (los factores externos) inciden también en muchos de nuestros genes, haciendo que éstos se manifiesten o no, lo hagan con mayor fuerza o no… Así que, podríamos decir que somos, y nuestros niñ@s son, el producto de esos factores externos, del ambiente o entorno en el cual, y gracias al cual, se desarrolló nuestro cerebro, especialmente en los primeros años de vida.

Entonces, si el entorno puede incidir tanto en el desarrollo de nuestros niñ@s hasta el punto de que muchas de sus dificultades sean el resultado del mismo, nosotros también podemos, modificando ese entorno y ofreciendo los mejores estímulos, los más necesarios para el desarrollo cerebral, lograr que este desarrollo se refuerce para ser más óptimo.

Esto es lo que hace el neurodesarrolloretomar el desarrollo de los niñ@s, volver atrás para, con la estimulación adecuada, crear las herramientas que puedan necesitar para aprender y controlar su conducta sin grandes dificultades.

Aplicar técnicas de neurodesarrollo supone volver a repasar cada etapa del desarrollo que pueda haber faltado o que no haya sido bien plena (o que sea necesario retomar porque ha habido una gran regresión, como en el caso del autismo), para acompañar al niño desde ahí hacia adelante, asegurándose de que cuenta con «las herramientas» que precisa para enfrentarse a los retos del día a día.

Por ejemplo, si un niñ@ tiene dificultades para leer o para escribir, habremos de plantearnos por qué razón no llegó a desarrollar las habilidades que necesita para ello, esas herramientas previas a la lectura y escritura que son necesarias y sin las cuales, leer y escribir resultará muy difícil. No nos centraremos exclusivamente en practicar la lectoescritura, sino en trabajar otros logros del desarrollo que son muy anteriores, pero muy necesarios (un buen tono muscular y control de la postura, el control del movimiento que permite a un niñ@ estar quieto, la capacidad de prestar atención, la discriminación auditiva que le permitirá convertir los sonidos de la lengua hablada en signos de la escrita, un buen sistema visual que le brinde la oportunidad de utilizar de forma cómoda y eficaz ambos ojos para poder leer, un buen desarrollo de la motricidad fina de las manos que le faciliten la escritura, la correcta percepción de nociones espaciales como la izquierda y la derecha gracias a haber alcanzado una buena lateralización como diestro o zurdo pleno, etc.).

Y por concretar aún más este ejemplo… Imagínate que a un niño le cuesta leer… Y por más que practicamos la lectura, los avances son pocos, pobres y lentos. En un momento dado, nos damos cuenta de que este niño tiene importantes problemas para diferenciar la derecha y la izquierda a pesar de tener ya 7 años. Pues aquí es donde hemos de plantearnos que no tiene sentido seguir por el camino escogido hasta ahora… porque este niño no está preparado para leer. Y nuestro deber no es obcecarnos en practicar lo que no puede hacer, lo que le resulta difícil, sino asegurarnos de brindarle la oportunidad de desarrollar los requisitos previos para la lectura, entre ellos el tener claros los conceptos espaciales de izquierda y derecha (la lectura, la escritura y las matemáticas sobre el papel se llevan a cabo siguiendo una direccionalidad concreta para la cual hemos de tener estos conceptos espaciales muy asimilados). Si un niño no tiene claros estos conceptos espaciales en sí mismo, no los podrá tener respecto al espacio en 3D que lo rodea y mucho menos… podrá tener claros estos conceptos sobre las dos dimensiones de un papel.

Todo en el desarrollo tiene un orden y una secuencia. Y todo lo que haya de llegar en esa secuencia, depende de todo lo que hubo con anterioridad. Así, con este niño del que hablamos, trabajaremos con el movimiento de los dos lados de su cuerpo de modo que vaya incorporando plenamente los conceptos espaciales que luego habrá de utilizar para leer.

Aprender a observar a los niños para saber qué está ocurriendo realmente detrás de cada síntoma y para saber cómo ayudarles es una responsabilidad y un privilegio de quienes convivimos o trabajamos con ellos. El neurodesarrollo nos enseña cómo hacerlo. Cómo observarles para ver… cómo trabajar para ayudarles a vencer sus dificultades.

Siento que esto sea un texto tan largo… Voy a ir terminando ya, pero por si te apetece, te cuento más en este vídeo:

Si tú quieres aprender a observar a los niños y trabajar con ellos desde el neurodesarrollo, me gustaría que sepas que existen varias opciones de formación. Desde las opciones más completas a otras más sencillas, todas ellas fascinantes como lo es su contenido de neurodesarrollo.

Aquí verás estas diferentes opciones.  Tienes información de todas ellas en mi web:

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Incidencia de las pantallas en la infancia

¿Qué posibles efectos puede tener la sobreexposición a las pantallas en los niños?

¿Sabías que el 84% de los menores de 3 años en nuestro país, pasan más tiempo del recomendado mirando un dispositivo electrónico?

En general, los niños de todas las edades dedican demasiado tiempo a mirar una pantalla.

Nosotros también…, por ello no somos el mejor de los ejemplos para ellos.

Pero en nuestro caso, contamos con un cerebro adulto, ya desarrollado, y ellos, nuestros niños, tienen un cerebro en pleno desarrollo. Un cerebro que está creciendo y madurando gracias a la información que recibe.

Las consecuencias de que un cerebro en desarrollo esté sometido durante horas a la información que recibe de una pantalla en lugar de hacerlo del mundo y las personas que lo rodean, pueden ser muchas, variadas y preocupantes…

Podemos vislumbrar algunas de estas consecuencias con tan sólo observar a un niñ@ ante una pantalla. Especialmente grave es la situación en el caso de los bebés. Por si no has visto un bebé y la relación que establecen la mayoría de ellos con un teléfono móvil, te dejo un vídeo para que veas a qué me refiero:

Los padres del vídeo se ríen, les parece gracioso… La mayoría recurren al teléfono móvil porque resulta un recurso casi «milagroso» para calmar y entretener a los pequeños. Lo hacen de buena fe, por supuesto, por puro desconocimiento de lo que esta acción puede acarrear para el futuro de lo que más quieren y más pretenden cuidar.

Pero, dejando de lado el que pueda parecer graciosa una reacción de este tipo en los bebés, debemos reflexionar seriamente sobre lo observado… ¿Qué has observado tú?

¿Has visto como un teléfono impide a un bebé moverse y explorar su entorno en el momento clave en el cual su cerebro se desarrolla gracias a que se mueve, siente su cuerpo y aprende a utilizarlo, lo toca todo, lo mete en la boca… y aprende cómo es él mismo y el mundo en el que vive?

¿Te has dado cuenta cómo la pantalla del teléfono lo absorbe por completo monopolizando su atención hasta el punto de que deja de existir para él nada ni nadie más a su alrededor? Lo atractiva que resulta la pantalla no tiene competencia con todo lo demás y la atención del niño no está ni se entrena para ninguna otra cosa… Luego nos preguntamos cómo es posible que niños con déficit de atención presten tanta atención a las pantallas y los padres, erróneamente, piensan: «no, si cuando quiere, bien que presta atención porque delante de la TV sí que lo hace»…

¿Y qué te parece la interacción que tiene un niñ@ absorto ante una pantalla? Me refiero a la interacción con otros, con sus padres o cuidadores, algo tan vital para poder relacionarse y comunicarse con los demás. Esta conexión con los demás, la comunicación y el desarrollo del lenguaje pueden verse afectados.

¿Te has fijado en sus ojitos? Primero, llama la atención la luz brillante y dañina para el desarrollo ocular, y por otra parte, son dos ojos que no se mueven, no se entrenan para los correctos movimientos que habrán de realizar luego en la escuela para poder leer y escribir (entre otras muchas funciones visuales). Son ojos que sólo observan el mundo en las 2 dimensiones de la pantalla, dando lugar a un sistema visual que se pierde la oportunidad (al igual que el resto del cuerpo y el cerebro) de tener un desarrollo pleno.

Y por último, aunque no se quedan aquí las consecuencias pues son muchas más, ¿qué ocurre con el control emocional de estos bebés? Si todos los seres humanos hemos de pasar por la etapa de las pataletas y los berrinches para poder aprender a controlar y regular nuestras emociones… ¿qué pasará con estos niños que no han tenido esta oportunidad de hacerlo? Porque han contado siempre con un elemento externo que ha aparecido de repente (al mínimo lloro) y los ha calmado de inmediato. Esto puede ser muy peligroso… mucho…

Crecer con un elemento externo (algo fuera de mí) que me calme ante el menor malestar hará que yo necesite siempre de «algo» que me haga sentirme bien… En el caso del vídeo se trata de un bebé con un teléfono móvil, pero ese bebé crecerá y podría después necesitar algo más para aliviar lo que sienta, ésta es la función que cumplen muchas drogas. Las pantallas actúan como una droga para los cerebros en desarrollo. Algo terrible si pensamos en ello…

Uf… hemos llegado a un punto muy triste, que da mucho miedo, a mí me lo da. Pero bueno, no quiero que nos quedemos aquí, en el extremo de mayor gravedad de todo lo que implica la sobreexposición de nuestros pequeños a las pantallas.

Los dispositivos electrónicos pueden resultar útiles con un buen control de su uso y a partir de ciertas edades. Podríamos hablar mucho más de todo esto, pero creo que este texto está quedando ya muy largo, por lo que vamos a dejarlo por el momento…

Te hablo más de ello en este vídeo:

El gran PODER de los SENTIDOS

Hace unos días celebramos un taller en directo online en el cual hablamos de los sentidos.

Todo el mundo los conoce…

Pero no todo el mundo conoce la importancia que tienen en nuestro desarrollo y funcionamiento como seres humanos.

De hecho, son tan importantes, que podríamos decir que la forma de aprender y de comportarnos, y en especial en el caso de nuestros niños, depende en gran medida de ellos.

Y que el desarrollo infantil comienza justo por ahí: por el desarrollo y el funcionamiento de los sentidos.

Por si no pudiste asistir al taller, o simplemente te interesa este tema (¡que no sólo es interesante… sin apasionante!), te dejo un vídeo en el que te cuento un poco sobre todo ello. Espero que te guste:

¿Qué te ha parecido la importancia y el peso que tienen los sentidos? ¿Conocías esto?

Una vez que eres consciente de ello, no puedes dejar de ver la incidencia de las disfunciones sensoriales en la mayoría de los casos de niños que nos preocupan.

Ser consciente de ello es el primer gran paso para llegar a conocer cómo ayudarles.

El neurodesarrollo nos muestra cómo hacerlo y nos brinda herramientas para ello.

Si tú quieres conocer mejor el neurodesarrollo y formarte para poderlo aplicar, puedes agendar una sesión conmigo y hablaremos de todas las opciones de formación que te puedo ofrecer. ¡Sólo tienes que hacer clic en el botón y nos vemos!

Más información en rosinauriarte.com

El mayor desarrollo infantil es muy temprano👶

Todo el mundo debería conocer el desarrollo infantil y saber que gran parte se produce tempranamente.

Hoy quiero compartir contigo una cuestión con la que me encuentro a menudo y que cada vez me preocupa más…

Y me preocupa porque ingenuamente tiendo a pensar que cada vez hay mayor conocimiento del desarrollo infantil, para en seguida darme cuenta de que no es así.

¡Todo el mundo debería conocer el desarrollo infantil! ¿Por qué?

Pues, porque cuando hablamos de «desarrollo infantil» no estamos hablando solamente de lo que concierne a la infancia, estamos hablado del desarrollo del ser humano, o sea, de todos nosotros.

Seguro que viendo así las cosas, estaremos de acuerdo en que es nuestro deber cuidar de que se cumpla lo más importante, lo más preciado de ese desarrollo de todos nosotros.

La paradoja es que no lo podemos cuidar porque lo desconocemos, lo ignoramos.
Y, tristemente, así nos va…

Pero, no quiero ponerme tan melodramática porque aquí estamos compartiendo el mundo del desarrollo infantil, con la intención de conocerlo para respetarlo, acompañarlo y cuidarlo.

Bueno, vuelvo al principio, donde te decía que hay una cuestión que me encuentro demasiado a menudo todavía: las personas que siguen diciendo que «los bebés tienen que comer y dormir» y que «cuanto más buenos son, mejor». Vamos, que el hecho de que den la menor lata posible es lo deseable y lo deseado.

Y aquí estoy yo para aguarles la fiesta insistiendo en que el cerebro humano no espera a que el niño tenga un año, dos, tres… que vaya al cole… o cualquier otro momento para crecer y desarrollarse. Para madurar y crear el cableado cerebral, las conexiones y circuitos neuronales con los que funcionaremos el resto de nuestras vidas.

No espera… La naturaleza es inteligente y ha dispuesto que el cerebro sirva al pequeño ser humano muy pronto para que éste pueda sobrevivir y aprender, adquirir destrezas y habilidades, para que pueda funcionar de forma eficaz a todos los niveles.

Es verdad que los bebés no han logrado esto aún, pero también es cierto que sus cerebros están ya sentando las bases para que todo ello se pueda cumplir.

No hay un momento en la vida en el cual crezca tan rápidamente la cabeza como durante el primer año. Y la cabeza, el cráneo, crece para dejar espacio al cerebro que también lo hace. Así que, lo que observamos por fuera (esa cabecita que crece tan rápidamente) es también lo que está ocurriendo dentro (el cerebro crece a la misma velocidad).

Fíjate:

El cableado cerebral que se produce en el primer año de vida es enorme, mayor que el que se producirá en posteriores años.

El bebé «bueno», el que está tumbadit@ y sentadit@ todo el día, quizá incluso delante de la televisión o una tablet, ese bebé se lo pierde. Se pierde la mejor oportunidad de la que jamás gozará para desarrollarse y alcanzar todo su potencial e inteligencia.

Más adelante sigue teniendo oportunidades para su desarrollo, sí, pero serán otras diferentes a las del primer año. Digamos que, una vez que se pone a caminar, sigue construyendo los cimientos para su desarrollo, pero ya en otro nivel… la base de esos cimientos ya se crearon.

Y se crearon con las herramientas y materiales «disponibles» en el momento.

El bebé que tiene los estímulos que más necesita (tras una buena gestación, nacer por vía vaginal, contar plenamente con el contacto físico de sus padres, seguridad y amor a raudales, y plena libertad para moverse sobre el suelo sin que nadie lo haya sentado inmovilizándole sobre el mismo) cuenta con mejores herramientas y materiales para construir cimientos más fuertes y estables.

Los cimientos que le permitirán seguir construyendo la más fuerte, estable y bella construcción del desarrollo infantil.

Como dice el fisioterapeuta, experto en neurodesarrollo infantil, Iñaki Pastor: somos lo que hemos sido de bebés, lo que hemos hecho y nos han hecho, cómo nos han tocado, cómo nos han movido, cómo nos han hablado… todo ello tiene una repercusión en el futuro.

El bebé que se mueve arrastrándose y gateando, con total libertad y todo el tiempo posible cada día, está entrenándose para luego poder estar quieto prestando atención, aprender a leer, a escribir, comprender las matemáticas, controlar sus emociones y su conducta…

¡Nada más y nada menos!

Así que, lo peor que podemos pensar es que un bebé es mejor que sea «buen@». Lo peor que podemos hacer es dejarlo tumbadit@ boca arriba, sentadit@ en una hamaca y además de todo esto, darle una pantalla para limitar aún más su desarrollo.

Bueno, con esto pienso que es más que suficiente por hoy. Gracias por leer hasta aquí. Espero que estas reflexiones y «desahogo» por mi parte te resulten interesantes.

Creo que tenemos el deber de hacer todo lo que esté en nuestra mano para que todo el mundo conozca mejor el desarrollo infantil y para que los padres y cuidadores sean conscientes de la gran responsabilidad que tienen al estar en sus manos el permitir o limitar que el desarrollo pleno de l@s niñ@s.

Si te apetece saber más de todo esto o de otras cuestiones sobre neurodesarrollo, podemos hablar de ello. Si te gustaría formarte, cuento con varias opciones para ti, sólo dímelo y nos vemos para que pueda darte información detallada. Podemos hacerlo si agendas una sesión haciendo clic en el botón (así de fácil):

👶ESOS PRECIOSOS PRIMEROS AÑOS o la plasticidad cerebral en los niños pequeños

Estos días me ha tocado reflexionar y hablar sobre la importancia de los primeros años de vida y la gran plasticidad cerebral que los caracteriza.

A menudo me encuentro con padres que siguen convencidos de que los bebés, cuanto más «buenos», mejor… Y de que lo «único» que tienen que hacer es comer y dormir.

También me encuentro con aquellos que se ocupan de los deberes y el aprendizaje del hij@ mayor y dejan al bebé de un año frente a la tele o con una tablet para que «así esté tranquilo» y no dé mucho que hacer… «total, ya le llegará su momento de aprender también cuando vaya a la escuela».

¡Nada podría haber más alejado de la realidad!

Sólo con observar el crecimiento de la cabecita de los bebés, podemos ser testigos en directo de lo rápidamente que crece su cerebro en esta temprana edad.
Y es que, el cráneo se agranda para dejar espacio al cerebro que está creciendo.
Fíjate de qué proporciones estamos hablando:

Este crecimiento no se da gracias al «aprendizaje»… Al menos, no al aprendizaje tal como lo entendemos en la escuela (letras, números, colores, formas geométricas…).
Es otro tipo de aprendizaje que habríamos de llamar «desarrollo» lo que nos llevará al crecimiento cerebral y a esos requisitos y recursos necesarios para luego poder aprender de forma natural y sin dificultades en la escuela.

Para que ese hij@ mayor pueda hacer los deberes sin un sobreesfuerzo, estando sentad@ y prestando la atención adecuada, antes tiene que haberse movido, tocado y experimentado con su cuerpo y con el mundo que lo rodea.

Es el trabajo con el cuerpo en los primeros años lo que nos permite un buen trabajo con la mente después.

Los primeros años de la vida son realmente preciosos.

Ser conscientes de ello nos permite respetarlos y cuidarlos como se merecen.

Por si te apetece, en este vídeo te cuento más:

Si quieres conocer más sobre el desarrollo cerebral, sobre el neurodesarrollo. O incluso te interesa formarte en el tema, paséate por esta web: rosinauriarte.com o agenda una sesión gratuita conmigo y te contaré las diferentes opciones de formación que te puedo ofrecer:

Por qué hay tantos niños INTELIGENTES con tan POCO RENDIMIENTO. Con Pilar Vergara

Es una realidad: son muchos los niños inteligentes que tienen dificultades de aprendizaje. Y es que, no todo depende de la inteligencia, sino más bien de las herramientas desarrolladas que nos permiten funcionar con facilidad en las tareas que nos proponemos hacer.

Pilar Vergara es sin duda la mayor representante de la optometría comportamental de nuestro país. Ella lleva muchos años trabajando y haciendo todo lo posible por difundir esta disciplina.

La optometría comportamental trabaja con la visión en su relación con el desarrollo del niño, su aprendizaje y su conducta. Es una disciplina relativamente nueva y muy desconocida por la mayoría de las familias e incluso, los profesionales que trabajan con niños. Sin embargo, es absolutamente necesaria para poder dar a los pequeños todas las oportunidades de contar con un buen sistema visual dentro de un óptimo desarrollo que les permita aprender y funcionar sin dificultades.

Pilar Vergara ha sido nuestra invitada más reciente en el programa de formación online en neurodesarrollo infantil MIMANDO LAS ESTRELLAS✨

Antes de su sesión en el programa, nos ha dedicado unos minutos para esta interesante charla para YouTube. En ella, Pilar nos cuenta que la optometría comportamental es una manera de trabajar, que supone trabajar con el niño de una forma global. Esto hace que requiera de la colaboración con otros profesionales en un trabajo multidisciplinar.

Es un modelo basado, de forma consciente, en la neurología pues trabaja no sólo con los ojos, sino con el cerebro. Busca así la raíz de las dificultades en lugar de enfocarse solamente en los síntomas, pues esto supondría «parchear», algo que no solucionaría los problemas.

En las revisiones que se realizan convencionalmente a los niños, no se evalúan todas las funciones visuales. Estas evaluaciones se limitan a determinar la nitidez de lejos (la vista), pero no toman en consideración cómo utilizan los niños sus ojos de forma coordinada, cómo los mueven, o cómo mantienen la atención visual al leer, por nombrar tan sólo unas pocas funciones visuales (visión) necesarias para aprender con facilidad en la escuela.

Sin embargo, muchas de estas funciones visuales se pueden evaluar y tratar desde la optometría comportamental.

Pilar termina dejándonos una cifra de lo más interesante: el 75% de los niños con dificultades escolares tienen problemas visuales.

Escúchala a continuación:

pilarvergara.es

https://rosinauriarte.com/mimando-las-estrellas/

🎄El árbol de navidad de nuestro cerebro🧠

Si el cerebro fuese un árbol de navidad, necesitaría brillantes luces en la base para que pudieran brillar las demás. El neurodesarrollo se ocupa de ello…

Ya está muy cerca la navidad y todo nos lo recuerda constantemente🎅.
A mí personalmente me gusta mucho esta época del año… las reuniones familiares, las decoraciones, el árbol… y lo que más me gusta, y echo mucho de menos, es la ilusión de los niños. Y es que no tengo niños cerca en esta etapa de la vida, aunque deseando estoy que lleguen en un futuro no lejano. Con ellos, la navidad, y muchos otros acontecimientos, se viven con mayor alegría y desde luego, con más ilusión aún.

La infancia es una etapa maravillosa que deberían vivir todos los niños sintiéndose felices e ilusionados. Creyéndose valiosos y capaces, convencidos de que aprender es algo interesante y divertido…
Tristemente, ésta no es la realidad para la mayoría de los niños, y lo es mucho menos para aquellos que se esfuerzan cada día por cumplir con lo que se espera de ellos y aprender en condiciones que les resultan muy difíciles😢.

Y, bueno, seguro que ya sabes que te voy a decir que los adultos que convivimos con ellos y les cuidamos y educamos, tenemos la responsabilidad de ayudarles a revertir esta situación. Buscando todos los medios posibles para lograrlo.

Pero no se trata de cambiar o modificar «la situación» que rodea a los niños para facilitarles las cosas. No. Se trata de modificar «la situación» de los niños para hacerles más capaces, para que puedan enfrentarse a lo que se les pide y al aprendizaje en la escuela, sintiéndose hábiles y motivados porque las cosas ya no les resultan tan difíciles.

De esto se ocupa el neurodesarrollo: de ayudar a los niños a madurar en su desarrollo de modo que cuenten con más y mejores herramientas para aprender, para relacionarse, para controlar su conducta y todo lo demás.

Y como seguro que sabes, el neurodesarrollo logra esto trabajando con el cuerpo. No con lo cognitivo (no con las palabras, las letras, los números…). Y esto es así porque en el desarrollo, primero maduran todas las funciones que tienen que ver con el cuerpo, luego la harán las demás. Y cada día de nuestras vidas, toda la información que sube a áreas sofisticadas de nuestro cerebro encargadas de hablar, leer, escribir, las matemáticas, controlar la conducta, etc., ha de pasar primero por áreas cerebrales que se ocupan de lo físico, del cuerpo.

Si el cerebro humano fuese un árbol de navidad, podríamos decir que sin las luces de la base del árbol luciendo a tope, no podrán lucir las que están más arriba, y no lo lucirá la preciosa estrella de la punta…

No dudes en dedicarle tiempo a estimular las áreas de la base del desarrollo en tus niños. No te dediques solamente a la punta, a las áreas más altas y sofisticadas de su cerebro utilizando el lenguaje y trabajando el aprendizaje escolar o el control de la conducta.

Trabaja con el cuerpo. Verás cómo los niños lo agradecerán y estarán mucho más motivados por la labor. Y verás cómo los resultados son mucho mejores y se reflejarán ahí: donde quieres que se produzcan los cambios, en las funciones más elevadas… en la punta del árbol.

Si quieres aprender sobre neurodesarrollo infantil o necesitas información, pásate por mi página web. Serás muy bienvenid@💗:

rosinauriarte.com

¿Qué nos dicen los taxistas de Londres de la plasticidad cerebral?🤔

Los taxistas de Londres… ¿Habías oído que tuvieran algo que ver con nuestro cerebro?
Bueno, lo evidente es que ellos también tienen uno. Pero su particularidad es que ha sido estudiado en un interesante experimento…

Seguro que has escuchado muchas veces decir que los primeros años de vida son incomparables a todos los posteriores en cuanto a crecimiento y desarrollo cerebrales. Esto es verdad. No existe un cerebro tan plástico, tan moldeable y creciendo a toda velocidad como el cerebro de un niño o niña pequeños.

Y es por esto que insistimos tanto en cuidar de los primeros años de vida para ofrecer a los niños las mejores experiencias, los mejores estímulos, sabiendo que serán éstos los que literalmente «cablearán» su cerebro.

Esto genera a veces presión y prisa por aprovechar al máximo esta etapa temprana y muchos padres y profesionales viven con el miedo de que «ya sea demasiado tarde» para estimular a los niños cuando han alcanzado cierta edad.

Bueno, pues aquí es donde entran los taxistas de Londres, a demostrarnos que nunca es «demasiado tarde».

¿No es una maravillosa noticia? 

Mira este vídeo donde te lo cuento todo:

¿Qué te ha parecido? Espero que te haya resultado interesante este experimento, y más aún las conclusiones del mismo porque nos afectan a todos nosotros. Da tranquilidad saber que podemos trabajar por lograr la maduración cerebral a cualquier edad.

Y de ello se ocupa, como bien sabes, el neurodesarrollo.

Y seguro que sabes también que yo estoy aquí deseando hablarte de neurodesarrollo y hacer lo posible para que lo conozcas más y mejor, para que puedas utilizarlo en tu trabajo con los niños y éstos puedan beneficiarse de ello logrando vencer muchas de sus dificultades.

De verdad que no hay una labor más bonita y satisfactoria.

Si quieres conocer mejor el neurodesarrollo y formarte para poderlo aplicar, agenda una sesión conmigo y hablamos de todo ello. Sólo tienes que hacer clic en el botón:

Programa de formación online en neurodesarrollo infantil MIMANDO LAS ESTRELLAS✨

La importancia de la estimulación temprana en el desarrollo del cerebro infantil

La información que recibe el cerebro es lo que lo alimenta, lo hace crecer y madurar. La información que llega al cerebro es siempre sensorial, como lo es la estimulación. De la estimulación recibida en tempranas edades depende el desarrollo cerebral.

¿Sabes cuál es el momento de máximo desarrollo cerebral del ser humano?

¿Sabes que el cerebro se desarrolla gracias a la información que recibe de todo lo que ocurre a su alrededor y de todas las experiencias que vive?

¿Sabes que los adultos que convivimos, cuidamos y educamos a niños pequeños tenemos una gran responsabilidad en su desarrollo cerebral?

Sigue leyendo y te lo cuento…

El máximo desarrollo del cerebro se produce en los primeros años de vida.

Solamente tenemos que observar la evolución del tamaño de la cabeza de nuestros niños para darnos cuenta de ello. La cabecita del recién nacido tiene el 25% del tamaño de la cabeza de un adulto. A los 6 años, la cabeza ya supone el 90%. Teniendo en cuenta que el cráneo crece porque crece el cerebro y ha de proporcionarle el espacio necesario, podemos ver desde fuera cómo crece el cerebro dentro.

El cerebro crece gracias a la información que recibe.

El cerebro necesita oxígeno y nutrientes, pero su principal «alimento» es la información que le llega constantemente. Ésta entra al cerebro desde el cuerpo, a través de los sentidos.

Todo lo que sienten los niños, todo lo que perciben del entorno que les rodea, todo lo que experimentan con su cuerpo y el movimiento… creará nuevas conexiones entre neuronas. Y si las mismas conexiones se repiten una y otra vez, se convertirán en circuitos neuronales que darán lugar a estructuras cerebrales. Creciendo así el cerebro físicamente.

La estimulación recibida a tempranas edades moldea y cablea el cerebro.

«Estimular» significa ofrecer información a través de los sentidos (recordemos que la estimulación es siempre sensorial).

Y «temprana» supone que lo hacemos en los primeros años de vida, los primeros 6 concretamente.

Justo esos son los años en los que se produce el mayor desarrollo del ser humano, esto quiere decir: el mayor desarrollo del cerebro (hasta el 90%, tal como vimos).

De aquí la importancia de la estimulación temprana en el desarrollo del cerebro infantil.

Dado que el cerebro se alimenta, crece y madura gracias a la información que recibe hemos de tener un especial cuidado de brindar a los niños la mejor información posible.

Por «estimulación temprana» puede considerarse cualquier dato, actividad o experiencia que ofrezcamos a los niños menores de 6 años.

Sin embargo, para que se incluya en lo que entendemos realmente por «estimulación temprana», esos datos, actividades o experiencias deben ser de calidad y suponer tiempo de calidad con los niños. Momentos de calidad excelente que se manifiesten con el disfrute de los niños y también de los adultos que los acompañamos.

La estimulación temprana significa pasar tiempo de calidad con los niños sabiendo que con lo que hacemos estamos favoreciendo su desarrollo, su desarrollo cerebral, y por lo tanto, su desempeño en todas las áreas del ser humano.

La estimulación temprana tiene como principal objetivo el desarrollo infantil. Y el desarrollo de los niños es igual al desarrollo de sus cerebros.

Cómo aprender a aplicar la mejor estimulación temprana.

Aprende sobre estimulación temprana, aprende a aplicar técnicas y actividades que gusten a los niños, (y que nos gusten a los adultos), pero que además tengas la seguridad de que están potenciando su desarrollo cerebral.

Estarás haciéndoles un regalo irrepetible. Un regalo que en ningún otro momento de la vida podrás brindarles.

Aprende a pasar ese tiempo de calidad con tus niños sabiendo que estás incidiendo en su desarrollo cerebral de la mejor de las maneras y por lo tanto, estás incidiendo en la personita en la cual llegará a ser.

No hay otro momento mejor para hacer esta labor que los primeros años de vida. Años que debemos aprovechar. Años dorados. Años preciosos que no volverán.

Aprende sobre estimulación temprana con mi libro «Estimulación Temprana. Cómo acompañar el desarrollo de los niños de 0 a 6 años». En él he volcado toda mi experiencia y mi cariño por esta maravillosa labor con los más pequeños.

Niño con libro de estimulación temprana

Y, si quieres ir más allá en tu aprendizaje de cómo aplicar la estimulación temprana, cuentas también con el curso online «Estimulación Temprana. Cómo acompañar el desarrollo de los niños de 0 a 6 años» en la editorial Psimática.