Rosina Uriarte, autor en ROSINA URIARTE - Página 6 de 24

IÑAKI PASTOR, EL FISIOTERAPEUTA QUE BUSCA, VIAJA Y CONSTRUYE PUENTES…

Así es Iñaki Pastor, en su propia definición. Un profesional inquieto que busca cada día aprender y mejorar, investigando y compartiendo sus hallazgos con profesionales de otras disciplinas. Todo esto mientras trabaja directamente con los niños, y también con las familias e instituciones, para que comprendamos lo que les ocurre a nuestros niños y lo que puede hacerse para ayudarles de la forma más eficaz.
 
Como creador de TMPI, la Terapia Manual Pediátrica Integrativa, da un salto de la fisioterapia al neurodesarrollo, creando esos puentes de los que él nos habla, entre unas disciplinas y otras. Para que de este modo, la red de profesionales con diferentes enfoques para el desarrollo infantil, puedan trabajar de forma conjunta por el bien del niño. Porque solamente viendo a éste en su globalidad, podrá dársele las mejores oportunidades de desarrollar todo su potencial.
 
Iñaki Pastor
 
Ayer, día 27 de octubre, nos regaló una estupenda charla, amena e instructiva, en la Casa de Cultura de Cruces, Barakaldo. Bajo el título “Las primeras experiencias programan nuestro cerebro. Claves de un desarrollo infantil óptimo”, expuso con claridad cómo las dificultades que tan a menudo observamos en el aprendizaje escolar de los niños, en su comportamiento o forma de relacionarse, vienen de muy antiguo, de momentos muy tempranos en sus vidas. Cómo las funciones más sofisticadas de nuestros cerebros se asientan sobre funciones mucho más simples y que deberían estar bien automatizadas. Por todo esto, nos dice Iñaki, que debe darse una importancia excepcional al desarrollo del niño durante su gestación, su nacimiento y sus primeros meses.
 
Sin embargo, no todo está perdido una vez pasados estos momentos, muy al contrario, existe la posibilidad de trabajar toda la vida por lograr alcanzar el pleno potencial. Y esto es posible desde numerosos y variados enfoques terapéuticos, muchos de ellos incluidos en TMPI o en la red de disciplinas con las cuales trabaja.
 
Dice Iñaki que cada niño es para él un reto. Y son muchos los retos a los cuales se ha enfrentado ya en su andadura profesional. En su compromiso por lograr mejorar la vida de estos niños nos unimos desde la Asociación Laztana.
 
Gracias Iñaki Pastor por la jornada de ayer, fue de verdad un honor y una oportunidad única tenerte con nosotros.

Rosina Uriarte (presidenta de la Asociación Laztana)
 

«Los fundamentos de un desarrollo infantil sin límites. TMPI, una fisioterapia que lo haga posible»

“LA SALUD DEPENDE DE LA INTERACCIÓN CON EL MEDIO AMBIENTE.” DR. JAVIER AIZPIRI

“LA SALUD DEPENDE DE LA INTERACCIÓN CON EL MEDIO AMBIENTE.” DR. JAVIER AIZPIRI
 
Dr. Javier Aizpiri
 
El doctor Javier Aizpiri es médico especialista en neurología y psiquiatría. Es profesor del Máster de Medicina Antienvejecimiento de la Universidad Autónoma de Barcelona. Y dirige el Instituto Burmuin, en Bilbao.
 
El sábado, día 23 de octubre, dio una interesante charla en el hotel NH Villa de Bilbao sobre Medicina Integrativa.
 
La medicina integrativa o integral es un concepto médico que fusiona los métodos diagnósticos y terapéuticos de la medicina occidental con las medicinas complementarias, considerando la salud con una visión holística. Considerada la medicina del futuro, la medicina integrativa consiste en reunir criterios médicos convencionales y terapias más naturales y alternativas bajo estrictos controles profesionales para que los pacientes prevengan, traten y se recuperen, recibiendo un tratamiento personalizado y adecuado a sus características. Este tipo de visión médica permite, por ejemplo, que los pacientes empiecen por un remedio no agresivo y así estimular los mecanismos autorreguladores del cuerpo. («Pensamientos en torno a una mesa»)
 
Vivimos en un mundo lleno de tóxicos, lidiando con enfermedades que hasta hace unas pocas décadas apenas se conocían y hoy aumentan de forma exponencial. Enfermedades autoinmunes (celiaquía, diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, Crohn, fibromialgia, Alzheimer, Parkinson, intestino irritable y un largo etc.), psiquiátricas, de aprendizaje, cáncer…
 
Como muestra, dejo las siguientes gráficas. No importa cuál de las enfermedades mencionadas representen, en todas ellas se observa claramente la evolución al alza:
 
Gráfica esclerosis múltiple
Gráfica diabetes
Gráfica de autismo
Gráfica del TDA-H
Gráfica depresión
Gráfica cáncer
 
Ante esta terrible evidencia de la escalada de enfermedades con las cuales convivimos, ¿qué puede hacerse para intentar revertir esta tendencia? Aizpiri nos propone prevenir, para lo cual habría que remontarse al mismo comienzo… o incluso antes… Seis meses antes del embarazo, convendría desintoxicarse y suplementar la alimentación materna con productos naturales de forma que se logre un buen equilibrio en el organismo de cara a su próxima gestación del bebé.
 
En la actualidad somos conscientes del peso que tiene el medio ambiente en el desarrollo de la persona. Sabemos que incluso el código genético puede variar, y que efectivamente lo hace, para bien o para mal, activado por el entorno, en especial por los tóxicos y la alimentación. Y es que, como explica Aizpiri, la nutrición es vital para la formación del genoma.
 
Una importante parte de nuestro genoma es el microbioma con el que contamos en nuestro intestino. Cientos de miles de millones de bacterias que forman nuestra flora intestinal y que son indispensables para el metabolismo, la nutrición y la absorción de nutrientes. Estas bacterias cuentan con su propio genoma (microbioma) que interactúa constantemente con el nuestro, activando o inactivando genes y aportando la actividad de otros genes que no poseemos.
 
La principal función de la flora intestinal es protegernos de elementos nocivos que entren en nuestro cuerpo, los tóxicos sin embargo, pueden dañarla severamente. Como consecuencia, la flora intestinal no podrá cumplir su cometido como barrera de protección, permitiendo así que fluyan los tóxicos por nuestro organismo en lugar de eliminarlos.
 
Esta exposición a los tóxicos de la que hablamos comienza muy tempranamente: en el vientre materno. Los efectos los sufrirá la madre al cabo de los años, pero el niño los mostrará de una manera más inmediata en la forma de alergias, asma, intolerancias a alimentos, piel atópica… En casos más severos, y gracias a la progresiva acumulación de nuevos tóxicos tras el nacimiento, pueden aparecer trastornos de la atención con o sin hiperactividad, autismo, etc.
 
Los seres humanos vivimos desde el nacimiento en contacto permanente con los contaminantes. Los niños son más vulnerables que los adultos a las exposiciones ambientales ya que todos los sistemas de su organismo están en desarrollo… Los factores de origen de muchas enfermedades crónicas se acumulan en el organismo desde las primeras etapas de la vida, y todo lo que ocurre en las etapas embrionaria y fetal es de vital importancia. Existe por tanto un número creciente de enfermedades en la infancia asociadas con un entorno contaminado. (INMA Infancia y Medio Ambiente. Proyecto de investigación con el objetivo de estudiar el papel de los contaminantes ambientales durante el embarazo e inicio de la vida, y sus efectos en el crecimiento y desarrollo infantil.)
 
La gestación es un momento muy vulnerable ante el efecto de la toxicidad medioambiental. Pero también entre los niños y las personas adultas, las hay que sufren un mayor riesgo de verse afectadas que otras.
 
“La fortaleza del sistema inmunitario varía enormemente de una persona a otra, habiendo personas con un sistema inmunitario muy débil desde el nacimiento, y algunas pocas con un sistema extraordinariamente fuerte. Lamentablemente, debido a la toxicidad medioambiental y la forma de vida actual, llena de químicos y estrés, nuestro sistema inmunitario parece encontrarse más débil con cada nueva generación. El grado de toxicidad y ensuciamiento celular y sanguíneo repercute directamente en la capacidad de respuesta de nuestras defensas… No se puede hablar sin embargo de un sistema inmunitario debilitado, única y exclusivamente, puesto que esta disfunción siempre va acompañada de alteraciones hormonales y del sistema nervioso.” Dolle, K. y Saavedra V., 2013, p. 249).
 
Como asegura el doctor Aizpiri, una buena salud depende de una buena interacción con el medio ambiente.
 
Para el cuidado de la gestación, la lactancia y todos los períodos de la vida en general, el doctor Aizpiri nos propone la medicina integrativa, una disciplina que no trata enfermedades, sino personas.
Personas con realidades únicas a las que hay que ver y tratar en su conjunto, como la unidad que son. Un todo en el que lo que ocurre a nivel intestinal o en el hígado, afecta y determina lo que pasa en el cerebro.
 
Aizpiri recomienda cuidar el eje cerebro-hígado-intestino. Siguiendo tres principios: la detoxicación, la recuperación intestinal y la recuperación de la función hepática.

Dr. Javier Aizpiri
Los cambios son lentos y por ello se le debe dar el tiempo necesario al tratamiento para notar sus plenos efectos beneficioso para la salud.
 
“Podar, abonar y poner al sol”.
 
Es que soy agricultor y en mis horas libres me dedico a la Fruticultura. Y todo en la naturaleza se reduce a lo mismo. Podar es eliminar todo lo tóxico, abonar es dar nutrientes y poner al sol significa dar tiempo al ser vivo para que el sistema de limpieza y nutritivo haga su trabajo, para que pueda desarrollarse y producir. Es el abecé de la naturaleza y sirve lo mismo para los animales y las plantas que para las personas. Con los pacientes pues hay que hacer lo mismo. Hay que eliminar de su organismo todos los tóxicos así como corregir los hábitos nocivos; todo lo que evita que sus células se desarrollen y estén en plenitud. Obviamente para ello hay que estudiar íntegramente a la persona, valorar la función del sueño, el ejercicio físico, el sistema nutricional, el sistema de excreción y su mundo afectivo y emocional. Después de podar hay que abonar, nutrir la célula, volver a recuperarla si está intoxicada o mal nutrida. Es curioso que en una sociedad del bienestar como la nuestra el mayor porcentaje de enfermos nos lleguen mal nutridos, antropológica y biológicamente. Y finalmente esperar porque el metabolismo de toda persona tarda un tiempo en recuperarse. Asimismo, hay que hacer que el paciente adquiera hábitos nuevos y saludables. Al final lo que habrá es un conjunto de células que vuelven a funcionar al unísono. Dr. Aizpiri.
En general, lo que pretende este enfoque médico es que sea el propio enfermo el protagonista de su recuperación, que se dé cuenta de que merece la pena el esfuerzo para recuperarse. Para lo cual habrá de adquirir adecuados ritmos de sueño y alimentación, cambiar sus hábitos de vida y dejar atrás la idea de que podrá curarse tomando simplemente unas pastillas.
 
Con el compromiso del paciente pueden conseguirse verdaderas maravillas y resultados increíbles, asegura Aizpiri.
 
El doctor terminó su exposición con una frase de Ghandi que me pareció muy acertada y que dejo también como colofón de este artículo: “La tierra es suficiente para toda la humanidad, pero no para la voracidad de los consumidores.”
 
Por Rosina Uriarte
 
Rosina Uriarte con el doctor Javier Aizpiri
Rosina Uriarte con el doctor Javier Aizpiri y su equipo, Olaia y Ot Aizpiri.
 

REGALA A TUS HIJOS SALUD. ESTÁ EN TUS MANOS.

La salud de tus hijos está en tus manos
¿Imaginas poder hacer esto? ¿Regalar salud a tus hijos? ¿Qué padre o madre no lo haría?
 
¿Y si además de salud les estuvieras enseñando a confiar en su cuerpo, a responsabilizarse de su bienestar? ¿Y si todo esto lo haces mientras refuerzas tu vínculo emocional con ellos? ¿No sería maravilloso?
 
Pues resulta que no sólo es maravilloso, sino que es posible… y mucho más sencillo de lo que puedas estar imaginando ahora mismo.
 
Vivimos tan inmersos en la vida moderna actual, rodeados de tecnología y comodidades, que hemos olvidado lo que la naturaleza lleva enseñándonos cientos de miles de años. Nos vamos a lo más complejo y somos ciegos ante lo más sencillo, lo eficaz, lo natural. Apenas conocemos nuestro cuerpo y cómo funciona. Nos asustamos ante el menor desajuste en el de nuestros hijos… Vivimos con miedo a la enfermedad, en lugar de disfrutar más de la salud y protegerla con amor en nuestros niños.
 
Cambiemos pues este paradigma y volvamos a retomar lo que siempre supimos como seres humanos: que nuestro cuerpo es la máquina más sofisticada de todas, un gran milagro de la naturaleza. Y como tal, cuenta con los mecanismos necesarios para adaptarse al medio en el que vive, reaccionar ante la adversidad y reponerse por sus propios medios.
 
¿Sabríamos responder si nos preguntaran por qué tienen nuestros niños mocos, tos, fiebre, inflamación…? Seguramente sí, porque nos lo han enseñado o lo hemos oído muchas veces: son formas que tiene nuestro cuerpo de luchar contra un agente extraño, una infección.
 
Hasta aquí va todo bien, pero luego resulta que ante estos casos no actuamos siguiendo lo que sabemos y que parece más lógico y razonable. ¡Más bien hacemos todo lo contrario! Nos comportamos de forma irracional y vamos en contra de lo que sabemos, alargando los procesos infecciosos de nuestros hijos. ¡Sí, sí, lo hacemos!
 
¿Que cómo es esto posible? Probablemente porque también nos han enseñado a actuar de esta forma irracional, no siempre en favor de la salud. Si sabemos que la tos, los mocos y la fiebre son síntomas de la lucha de nuestro cuerpo contra la enfermedad, ¿por qué los combatimos como si fuesen la enfermedad misma? ¿Por qué intentamos por todos los medios matar a los agentes combatientes de la salud en el cuerpo de nuestros niños, dejando a éstos indefensos ante los invasores externos?
 
Tenemos miedo a lo que vemos y lo queremos erradicar rápidamente, sin tener en cuenta que, lo que observamos, son los síntomas de un proceso de lucha en un cuerpo sano y sabio, que está haciendo lo que tiene que hacer. En realidad, no luchamos contra la enfermedad, y lo peor es que evitamos que el cuerpo de nuestros hijos lo haga. Así, en lugar de ayudar, hacemos todo lo contrario: alargar el proceso y permitir a los patógenos campar a sus anchas. Esto es exactamente lo que hacemos en nuestro irracional empeño en quitarle la fiebre a un niño, por ejemplo.
 
Además, existen estudios actuales que defienden que la fiebre refuerza nuestro sistema inmune (ej. europapress.com). Razón de más para permitir su libre expresión sin agobios y sin correr a por el paracetamol o el ibuprofeno.
 
Salvando los casos de fiebre en bebés pequeños o las fiebres muy altas acompañadas de otros síntomas preocupantes, la mayoría de nuestros hijos pasarán por varios episodios febriles a lo largo de su infancia que no estarán vinculados a enfermedades graves.
 
Así que, relajémonos y busquemos el modo de ayudar al cuerpo de nuestros pequeños a luchar contra la enfermedad favoreciendo sus propios mecanismos para hacerlo. Acompañémosles en estos momentos desde la confianza y el amor.
 
Contamos para ello con una herramienta excepcional: la reflexología podal infantil.
¿Qué es la reflexología podal infantil?
 
Desde épocas muy antiguas, se sabe que en la planta del pie contamos con puntos reflejos que se corresponden con la totalidad del cuerpo y sus órganos. Gracias a ello, a través del masaje y la estimulación por digito-presión, se influye a modo reflejo sobre los correspondientes órganos, glándulas, tejidos y sistemas, mejorando así el estado de salud físico-emocional y ayudando al cuerpo a restablecer su equilibrio natural.
 
La naturaleza, una vez más, en su infinita sabiduría, decidió que activásemos todo nuestro cuerpo con tan sólo caminar descalzos (para lo cual fuimos originariamente diseñados).
 
Reflexología podal infantil
Nosotros, hoy, podemos seguir activando el cuerpo y la salud propia y de nuestros hijos con esta sencilla e inofensiva terapia. Armonizando y equilibrando las alteraciones del organismo, manteniéndolo en un estado óptimo.
 
Y los buenos resultados son tan positivos que hace que, hoy en día, la reflexología podal sea aplicada con más frecuencia y no se discuta su efectividad.
 
Con la reflexología podal infantil puede tratarse cualquier tipo de problema con el que se enfrenten nuestros hijos, especialmente pequeñas cosas con las que nos encontramos a menudo (catarros, gripes, amigdalitis, faringitis, otitis, conjuntivitis, etc.). También puede aportar alivio en enfermedades más serias, aumentando las defensas y activando el poder curativo del cuerpo.
 
Ángeles Hinojosa creó su propio método para aplicar la reflexología podal a los niños. Forma a monitoras que realizan talleres para padres y madres que quieran aplicar esta técnica a sus pequeños. Cada día lo tenemos más fácil los padres para acceder al aprendizaje de esta maravillosa herramienta. Un regalo no sólo para nuestros hijos, sino para toda la familia pues sin duda acabaremos aplicando la reflexología a todos los miembros de la misma.
 
Puedes informarte de la posibilidad de acceder a talleres cerca de tu hogar en la página del método:
Para terminar, me gustaría compartir una reflexión. Os cuento que, cuando mis hijos eran pequeños (de esto hace unos 20 años ya), asistí a una escuela de padres organizada por el municipio en el que vivía. El objetivo final de esta interesante formación era enseñarnos a los padres a evitar, en la medida de lo posible, la drogadicción en nuestros hijos.
 
Una cosa que me quedó grabada (y me impactó porque no me lo había planteado y estaba precisamente haciendo todo lo contrario en ese momento de mi vida) fue la premisa de no tomar nunca medicamentos delante de los niños. La razón: que no crezcan convencidos de que una pastilla puede solucionar cualquier malestar que se nos presente. Éste era el primer paso para evitar que. el día de mañana, ellos recurriesen también a una pastilla para solucionar todos sus males.
 
Tengamos en cuenta que somos el modelo a seguir para nuestros hijos, su mayor ejemplo.
 
Sin embargo, la mayoría de nosotros no seguimos este consejo. No sólo tomamos medicamentos delante de los pequeños, sino que se los administramos a la mínima insinuación que creemos es señal de que las cosas “no van bien”.
 
Pero recuerda: esos síntomas, la mayoría de las veces, significan que todo va estupendamente. Tal como debiera. Y que somos los padres los responsables de permitirlo y de evitar males mayores en un futuro.
 
¡Por un futuro menos tóxico! ¡Disfruta de la salud de tus hijos! ¡Acércate a la reflexología podal infantil! A los niños les encantará la experiencia y a ti también. Te lo aseguro.
 
Rosina Uriarte
(Monitora de Reflexología Podal Infantil, Método Ángeles Hinojosa)

Dentro de la Semana Mundial de la Reflexología (18 al 24 de septiembre de 2017)

“CICATRICES DEL RECUERDO” por Margarita García López

Cicatrices del Recuerdo
CARTA A LA AUTORA.
 
Querida Marga, acabo de conocer, comprender y sentir tus cicatrices… Todas esas que has vivido, y también las que no, las que no quiso la vida regalarte y duelen también. A veces tanto o más que las de verdad…
 
Acabo de dejar un libro que me atrapó desde el mismo comienzo como muy pocos han conseguido hacer.
 
He tenido la suerte de conocerte personalmente y de que me contaras cosas de tu vida y tu lucha. Y cómo no… junto a ti tuve el privilegio de conocer a Vanessa, un ser único, con su incansable buen humor y su determinación por mejorar la situación de otros niños con dificultades. Esa determinación que tan sólo podía heredar de una madre como tú. Leí “Lágrimas de cristal” y os he seguido desde hace años. Todo esto me preparaba para la lectura de un relato que pensé sería algo más o menos conocido, que no me sorprendería. No podía estar más equivocada…
 
Llegados a cierta edad, todos tenemos muchas historias que contar en nuestra biografía. Historias bonitas, buenas, otras malas, increíbles… Historias que nos dan fuerza y alimentan nuestra autoestima, historias limitantes que hacen acto de presencia en la memoria con más frecuencia de la que quisiéramos… Pero al leerte, Marga, me asombro de que existan historias como las tuyas, todas juntas en una sola biografía, la de una mujer que no puedo dejar de preguntarme de dónde saca las fuerzas para no sólo sobrevivir en este mundo, sino para luchar por cambiarlo.
 
Albert Einstein dijo una vez que “los grandes espíritus” encuentran siempre la oposición violenta de los mediocres porque éstos no pueden comprender que no se sometan a los prejuicios heredados ni que usen honesta y valientemente su inteligencia. También dijo que las personas que siguen a la multitud no llegan más allá de donde llega ésta y que son las que caminan solas las que llegan a lugares donde antes no ha estado nadie.
 
Estoy convencida de que eres un espíritu de los grandes. Que por alguna razón pone la vida a determinadas personas en las más complicadas de las situaciones y no pone a otras. Que por esa misma razón las hace caminar solas, contra viento y marea, entrenándolas para enfrentase a lo que la vida les eche, sea lo que sea. Y así sé que tras todo ese entrenamiento al que te has visto sometida, no habrá objetivo que te propongas que se te resista. Y así sé que lograrás que por fin veamos una ley que defienda al más débil y mejore las condiciones de vida de los niños.
 
Espero y deseo que este libro llegue a muchas manos y toque muchos corazones como ha tocado el mío. ¡Mucha suerte Marga! ¡Un gran abrazo para ti y para Vanessa!
 
Rosina Uriarte
 

PRINCIPIOS BÁSICOS DE NEURODESARROLLO INFANTIL

Principios básicos de neurodesarrollo infantil
 
 
Una vez más, María Jesús López Juez vuelve a regalarnos sus conocimientos sobre el neurodesarrollo infantil y lo hace como ella bien sabe: con sencillez y claridad. De forma que todos podamos comprender cuestiones tan cercanas, y tan complejas a la vez, como es el funcionamiento cerebral.
 
Principios Básicos de Neurodesarrollo Infantil” se suma a la lista de “los imprescindibles” para quienes tengamos interés en conocer cómo se desarrollan nuestros niños y cómo y por qué funcionan como lo hacen.
Si buscas formarte en neurodesarrollo infantil o necesitas asesoramiento, infórmate aquí de lo que te puedo ofrecer:

NADA EN LA VIDA DEL BEBÉ RECIÉN NACIDO TIENE SENTIDO, SI NO ES DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL CUERPO DE LA MADRE

El bebé recién nacido y el cuerpo de la madre. Nada hay más importante para el niño que hallarse pegado al cuerpo materno después de haber habitado dentro del mismo.

El martes asistí a un seminario con el doctor Nils Bergman, experto en neurociencia perinatal. Fue en Erandio, en el centro Maternaly.

Aprovecho para dejaros una foto que tuve la suerte de tomar con Nils Bergman, ¡todo un orgullo!

Rosina Uriarte con Nils Bergman
Nils Bergman con Rosina Uriarte

Y un vídeo en el que habla brevemente de la importancia del momento del nacimiento y de que el bebé recién nacido pueda estar con su madre. En el vídeo también participan Ibone Olza y Carmela Baeza. Son poquitos minutos con un gran contenido:

Si quieres formarte en todo lo relacionado con el desarrollo del niño en su gestación, nacimiento y primer año de vida, infórmate del curso del Método BEBÉ Y YO👶

CUIDADOS BÁSICOS DE LOS NIÑOS CON LESIONES NEUROLÓGICAS

Xavier Uriarte

 

CUIDADOS BÁSICOS DE LOS NIÑOS CON LESIONES NEUROLÓGICAS, por el doctor XAVIER URIARTE.
 
El pasado sábado, día 29, tuvimos el gusto y el honor de contar con el doctor Xavier Uriarte en el centro BANOA en Bilbao.
 
En el taller organizado por y para la Asociación LAZTANA, Xavier nos habló de cuidados básicos en la infancia ante la existencia de lesiones neurológicas.

De una manera lógica, sencilla y muy cercana, nos comunicó importantes ideas sobre la salud de los niños y sobre la nuestra propia. La clave de su exposición fue la idea de que prácticamente todos los problemas neurológicos (y aquí se incluyen parálisis, esclerosis, párkinson, epilepsia, demencia, TDAH, autismo…) se deben a una causa de tipo medioambiental.

Y que, mientras la sociedad y los profesionales sigan creyendo erróneamente que estos trastornos tienen un origen genético o psicológico, la terapéutica será siempre más débil que la causa de dichos trastornos. Esto será así mientras el paciente no cambie las condiciones medioambientales en las que vive (lo que come, lo que respira, los medicamentos o productos químicos que ingiere, el ejercicio que realiza, etc.).

 
“De una vez por todas se aportan datos que nos hacen ver que las razones genéticas y psicológicas no son las que generan los trastornos neuroevolutivos.”
 
No es que los genes no tengan su protagonismo, que lo tienen, pero están determinados por factores externos, surgiendo así la ciencia llamada “epigenética”, que nos lleva de nuevo a condicionantes medioambientales.
 
Éstos condicionantes son muchos y variados: plaguicidas o insecticidas, metales pesados, campos ionizantes y electromagnéticos, dioxinas, hidrocarburos, fármacos, aditivos en los alimentos, gases, productos de limpieza, cosmética, el síndrome del “edificio enfermo” …
 
“Existen ya suficientes conocimientos para relacionar estos tipos de trastornos con el contacto permanente y constante a diversos tóxicos medioambientales, aún incluso en cantidades bajísimas, a lo largo del tiempo.
Se ha estimado que el 50% de la exposición a los contaminantes a lo largo de la vida tiene lugar en los 5 primeros años del niño.”
 
Xavier nos hace ver cómo entran los tóxicos en la célula (o neurona en estos casos) afectándola, y cómo es necesario, por un lado, reducir la exposición al tóxico y por otro, activar la recuperación con un proceso de depuración.
 
A pesar de lo lógico que pueda parecer esta afirmación, que lo es… estaríamos hablando de un proceso que hoy por hoy no se considera científico, sino “pseudocientífico”.
 
Y aquí tenemos una buena explicación del por qué pocas enfermedades se curan realmente: porque los tratamientos no van dirigidos a la causa que las provoca, sino a eliminar los síntomas solamente. Ni los fármacos ni la cirugía tienen la misión de reducir la exposición a un tóxico y, luego, depurar las células eliminando los restos del mismo, para que éstas puedan recobrar correctamente sus funciones.
 
La depuración, detoxicación, eliminación o quelación, son procesos que no se contemplan desde la medicina convencional, siendo sin embargo la base de la curación.
 
Poca importancia y cuidados brindamos normalmente a nuestra flora o microbiota, el conjunto de microorganismos que nos protege de los tóxicos haciendo de barrera y limpiando nuestro organismo de los mismos. Alojados en nuestra piel, cavidades, intestino… llegan a expulsar un 90% de tóxicos. Ocurre que, cuando ya no pueden realizar esta función, es porque el nivel de toxicidad es muy alto. En estos casos crecen los parásitos, los hongos, las bacterias nocivas… Así la microbiota acaba alimentándose del propio tóxico, transformándose en una microbiota patógena.
 
Las neuronas necesitan antioxidantes para protegerse de las agresiones medioambientales. Necesitan vitaminas y minerales, que acaban agotándose cuando la toxicidad es elevada. Esto, junto al desequilibrio en la microbiota, es lo que ocurre en casos como el autismo, produciéndose un fracaso del sistema de eliminación.
 
“La Encefalitis (lesión neurológica) Tóxica es el cuadro madre desde donde surgen las diferentes alteraciones neurológicas. La exposición permanente a estos contaminantes puede empeorar los trastornos neurológicos iniciales.”
 
“No creo en la genética, sí en la epigenética. No creo en la maldad de los microorganismos, sí en sus beneficios. No creo en el componente casi único de las infecciones, sí en las repercusiones de la contaminación ambiental.”
 
Siendo actualmente las cifras de 1 de cada 60-100 niños los que reciben un diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista y elevadas las cifras que corresponden a otros muchos diagnósticos, ha llegado el momento en el que toda persona que dedique un solo minuto a reflexionar sobre este tema, considere esta perspectiva sobre las posibles causas de los trastornos en nuestros niños y en todos nosotros en general.
 
¿Qué podemos hacer los padres para evitarlo y ayudar a nuestros niños? Xavier propone un cambio de valores que proteja por ejemplo la lactancia materna prolongada, el juego en espacios de naturaleza viva, que evite los edificios enfermos (muchas escuelas lo son), los espacios de fuerte exposición a radiaciones, los fármacos innecesarios… Y nos ofrece una propuesta de Dieta Neurológica con una selección de alimentos que protegen la función neuronal: alimentos ecológicos, vegetales, sin gluten, libres de lactosa, caseína o lactoglobulinas, con almidón predigerido, sin poliaminas (histamina), sin aditivos, prebióticos y probióticos, con fitonutrientes, ricos en sales minerales, detoxicantes, depurativos y quelantes, sin aceites fritos…
 
También propone remedios populares para trastornos frecuentes como la gripe o el resfriado, la fiebre, mucosidad, problemas digestivos, irritaciones, infecciones, pérdida de memoria…
 
¡Gracias Xavier! El taller fue muy instructivo. Deseando estamos, desde Laztana, de volver a colaborar contigo.
 
Rosina Uriarte (presidenta de la Asociación Laztana para el Desarrollo y la Estimulación Infantil).

Rosina Uriarte con el doctor Xavier Uriarte

 

Dr. Xavier Uriarte con Rosina Uriarte (no somos familia, que sepamos…).

EL PRIMER AÑO DE VIDA: MOMENTO CLAVE EN EL DESARROLLO.

El primer año es una etapa única dentro del desarrollo del ser humano.

Todas las etapas del bebé son maravillosas. Cada nuevo logro supone una celebración de alegría por parte de todos. Y no es para menos pues estos avances nos muestran la maduración que va alcanzando el niño, algo que damos demasiadas veces por sentado que se producirá de forma natural, pero que no siempre es así.

De todas las etapas del desarrollo de la vida de un bebé y de una persona en general, son las del primer año de vida las que tendrán una mayor importancia pues sentarán las bases de todos los logros que habrán de llegar después. Determinando así el grado de desarrollo que alcanzará la persona y por tanto, sus habilidades y destrezas.

Durante este primer año de vida, el bebé atraviesa etapas que valoramos poco como succionar con fuerza y meterse los objetos en la boca…Otras, también las interpretamos erróneamente como “poco importantes” porque son, como las anteriormente mencionadas, etapas intermedias o transitorias: como el arrastre y el gateo, previas a caminar. Sin embargo, no debemos dejarnos llevar por esta impresión de que sentarse, caminar y hablar son las funciones que únicamente cuentan realmente. Estos tres logros no se darán en las mismas condiciones sin los logros que los preceden y que preparan al cerebro del niño para alcanzar la maestría en los mismos. En realidad, ninguna función o habilidad, como pueda ser prestar atención en clase o leer y escribir (entre todas las demás) está desconectada de estas etapas previas e intermedias por las que pasa el bebé en su primer año de vida. Sino más bien lo contrario: dependen directamente de ellas.
Los doctores Quirós y Schrager, expertos en psicomotridad entre otros muchos aspectos del desarrollo infantil, lo explican así: “Un principio general que debemos aceptar es que cualquier omisión en una etapa temprana del desarrollo se traduce luego en deficiencias en la adquisición del aprendizaje.” (Quirós y Schrager, 1980, p.205).
En este primer año, los grandes logros son principalmente físicos. También los hay emocionales y sociales como el contacto visual, la sonrisa, las primeras vocalizaciones… ¡Todos importantísimos y muy significativos en el desarrollo! Sin embargo, no podemos dejar de centrarnos en la importancia que tienen los avances que el niño logra con su cuerpo, pues en gran parte este desarrollo físico precede y determina a su vez el desarrollo emocional y social que alcanzará el niño.
Hay una razón añadida por la cual insistimos en el desarrollo físico a esta temprana edad: por el gran desconocimiento que se tiene del mismo y que lleva a que muchos niños se pierdan estas etapas tan preciadas.
El doctor Jorge Ferré, especialista en medicina del desarrollo, nos dice lo siguiente: “El bebé recién nacido parte de un punto muy primitivo y debe llegar muy lejos. Debe recorrer este camino sin prisa, pero sin pausa y, sobre todo, sin saltarse ninguna etapa.” (Ferré, 2005, p.17).
Por todo lo dicho hasta ahora, sabemos que debemos prestar una especial atención a que el niño levante la cabecita estando boca abajo (sobre los dos meses), gire hacia un lado y hacia el otro (sobre los cinco), se arrastrarse (en torno a los siete), llegue a sentarse solito (en algún momento entre el arrastre y ponerse sobre las manos y las rodillas), y finalmente gatee para terminar poniéndose de pie y caminar

Estos estadios del desarrollo motriz en el primer año se producen principalmente gracias a la colocación del niño en el suelo. Debe tenerse especial cuidado de no mantener al bebé en la misma postura boca arriba o sentado en una cuna, hamaca o sillita pues esto sería un grave impedimento a su desarrollo. 

Dadas las recomendaciones de la OMS de no dejar al bebé boca abajo sin supervisión, conviene vigilarle cuando se encuentre dormido en esta posición. Pero esto no significa permitir que el bebé pase todo el tiempo boca arriba pues correría el riesgo de sufrir un aplanamiento de su cráneo y se perdería oportunidades para completar su desarrollo.
Y si bien es cierto, tal como nos enseña la conocida pediatra Emmi Pikler (Pikler, 2009, p.14-15, 19, 11), que lo mejor es no intervenir en las posturas del bebé, sino permitirle que él mismo las elija según vaya avanzando en su maduración física, es evidente que mientras el bebé no pueda elegir por sí mismo (los primeros cuatro o cinco meses aproximadamente), somos los adultos quienes debemos hacerlo. Es nuestra responsabilidad acostumbrar al bebé a diferentes posturas para que se encuentre cómodo y pueda beneficiarse de las ventajas de cada una de ellas.
Así que todo comienza por ofrecer al bebé la oportunidad de poder desarrollarse plenamente. Y esta oportunidad se llama “movimiento” y se apellida “suelo”. Una rica experiencia motriz dará lugar a un adecuado control postural y a la automatización de las funciones más básicas para que el cerebro pueda dedicar su energía a funciones más elaboradas (necesarias para el aprendizaje escolar).
El control del cuerpo y del movimiento no puede lograrse plenamente sin haber completado satisfactoriamente los grandes hitos motores del primer año de vida. Y sólo cuando un niño ha logrado este control del movimiento corporal, podrá dedicar a éste el mínimo de energía y el máximo a las exigencias intelectuales de cada tarea que se proponga realizar.
Marc Giner, psicólogo y logopeda, añade: “La etapa del suelo resulta clave tanto para su desarrollo psicomotor como para su desarrollo cognitivo y, de forma secundaria, también resultará importante para su desarrollo emocional ya que el niño podrá asumir mayor seguridad en su movimiento al haberlo integrado de manera conveniente a través de las diferentes etapas.” (Giner, 2010, p.15). 
La óptica-optometrista, Alicia Gómez Martínez, asegura que “Moverse de forma apropiada es un signo de desarrollo.”(opticlinica.es/tag/desarrollo-visual/).  Y Melodie de Jager, experta en neurodesarrollo infantil, nos recuerda que todo lo que puede hacer una persona a nivel emocional, social o intelectual, ha tenido que hacerlo a un nivel físico primero para lograr el “cableado” (conexiones neurológicas) necesario entre su cerebro y su cuerpo. (De Jager, 2011, p.210).
“Todo lo que obstruye el desarrollo motor del niño y obstaculiza sus movimientos repercutirá en el desarrollo del cerebro.” Doctor Harald Blomberg (Blomberg, 2011, p.32).
Gracias a esta información con la cual contamos hoy, tenemos la posibilidad (junto a nuestra responsabilidad) de cambiar una situación por desgracia demasiado común, y asegurar que ningún bebé vea su desarrollo obstruido.

Rosina Uriarte
  
BEBÉ Y YO informa y forma a padres y profesionales sobre el desarrollo infantil, desde la concepción hasta que el niño camina. Ofrece un modelo de acompañamiento al beb a lo largo de este período, desde el máximo respeto a su desarrollo natural. Para permitir que éste se produzca sin obstáculos y favorecer que sea lo más pleno posible. Dándole lo mejor, invirtiendo en un mejor futuro.
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UN DIAMANTE EN BRUTO. Una historia de éxito gracias al NEURODESARROLLO.

Historia de éxito gracias al neurodesarrollo

Existen muchas historias de éxito gracias al trabajo del neurodesarrollo con los niños. Ésta es una de ellas.

Un diamante en bruto

Fatima Amezkua, responsable de comunicación de la Asociación Laztana, julio 2016

Un diamante en bruto no parece gran cosa a simple vista. Solo quienes los conocen bien saben reconocerlos, valorarlos y transformarlos en algo hermoso y muy valioso. El caso que voy a relatar es precisamente la historia de uno de esos diamantes, una historia de lucha y superación, de valor y constancia con final feliz.

Lucía (nombre ficticio) fue un bebe aparentemente normal. Hacia el año de edad pasó de arrastrarse sentada a empezar a caminar, nunca gateó. Pronto empezó a mostrar reacciones exageradas frente a la frustración o frente a cualquier cambio en su entorno que escapara de su control.  Entre los 2 y los 5 años cualquier hecho inesperado que la contrariase desataba una rabieta extrema que podía durar hasta 2 horas. Nunca era por un capricho sino algo externo que la desconcertaba y perdía el control hasta el punto de volverse agresiva con sus propios padres. Cuando el berrinche terminaba se sentía mal y no comprendía porque se había comportado así con quien más quería.

Otras cosas que llamaron la atención de sus padres es que no parecía sentir dolor ni tampoco frío o calor, o al menos no en el grado que sería de esperar. No se le daban bien los juegos de pelota, pero patinaba muy bien y andaba en bici. Tenía problemas de pronunciación por lo que estuvo yendo al logopeda de los 5 a los 7 años sin lograr avances significativos. En infantil no conseguía aprender el nombre de los niños y niñas de su clase, le costó mucho asociar cada color con el nombre que lo designa (azul, rojo, verde…), escribía letras y números en espejo, pero…  cada niño tiene su ritmo decía su profesora.

Todo el que la conocía decía que era una niña muy lista y resuelta, sin embargo, al empezar la Primaria llegaron los problemas en el cole. Ya en primer y segundo curso parecía no rendir lo suficiente, le costaba muchísimo la lecto-escritura aunque tenía buena comprensión lectora, no conseguía identificar fonema y grafema, cometía omisiones, sustituciones, inversiones, escritura en espejo incluso copiando un texto…

Le costó mucho aprender el nombre de los números (no así su manejo conceptual), no conseguía aprender series como los días de la semana o los meses, ni tampoco su fecha de cumpleaños, teléfono de casa, etc.  Se distraía frecuentemente y parecía estar atenta a todo a la vez, pero sin concentrarse en nada. Con 8 años aún no se ubicaba en el tiempo, no sabía en qué momento del día estaba, palabras como “mañana, el próximo martes, o ayer” no eran significativas para ella. La profesora consideraba que era vaga y no se esforzaba.

Sus padres, sin embargo, la conocían bien. Sabían de su curiosidad constante acerca del mundo que le rodeaba, sus libros favoritos -que leían para ella- trataban sobre el porqué de las cosas, sobre las ciencias de la naturaleza, le encantaba aprender cosas, observar, desmontar mecanismos, comprender cómo funcionaban y volverlos a montar, creaba pequeños artilugios que inventaba con materiales de reciclaje, dibujaba muy bien para su edad y tenía una enorme creatividad. No es el perfil de una niña “vaga”, es más, no creo que a esa edad haya niños o niñas vagos porque en su naturaleza está aprender y disfrutar haciéndolo. Y no me refiero solo a los aprendizajes escolares sino también a aprender a controlar sus emociones, su comportamiento, su forma de relacionarse con los demás, etc. Pero para eso deben disponer de un cerebro y sistema nervioso suficientemente maduro y desarrollado como para poder responder a los retos que la escuela y la vida les presentan.

Por otra parte, Lucía era cada vez más consciente de su lentitud para hacer cualquier ejercicio en clase, su torpeza al leer (saltaba de línea, leía palabras de atrás a adelante, inventaba el final de las palabras…), los deberes eran una tortura, no conseguía memorizar las tablas de multiplicar… y algunos de sus compañeros empezaron a tildarla de “tonta” cosa que llegó a creerse. Su autoestima se vino abajo y sus padres luchaban día a día por sacarle una sonrisa e intentar que al menos en casa se sintiese segura y valorada.

A los 8 años llevaron a Lucía a un centro para que le hiciesen un reconocimiento lo más integral posible para detectar qué problemas tenía y cómo podían ayudarla. Cuando llegó el primer diagnóstico se sintieron desbordados: gran déficit de atención con alta impulsividad, dislexia fonético-fonológica, problemas con la memoria de trabajo, muy baja velocidad de procesamiento mental, lateralidad cruzada ojo-mano, problemas de discriminación auditiva con hiperacusia en unas frecuencias e hipoacusia en otras (resultó que no pronunciaba bien no por problemas de articulación sino porque no distinguía auditivamente algunos fonemas), agudeza visual normal pero con  muchos problemas de visión (de convergencia, acomodación, visión binocular ineficaz, problemas con los movimientos sacádicos y de re-seguimiento, …), también tenía problemas de coordinación motora y de integración sensorial, así como un alto grado de ansiedad y baja autoestima.

Complementando el estudio con otra especialista se detectó también que tenía todos los reflejos primitivos sin integrar y muy activos[1] lo que impedía la correcta maduración de muchas áreas de su cerebro y la adecuada conexión entre las mismas (cerebelo, ganglios basales, sistema límbico, córtex prefrontal). Por otro lado, otra doctora especializada en déficit de atención y trastornos de la lateralidad, diagnosticó que su cerebro se encontraba aun en una etapa pre-lateral del desarrollo funcionado como homolateral alternante, no tenía desarrollado del patrón contralateral y la actividad de su cuerpo calloso era escasa, sus hemisferios cerebrales no se comunicaban adecuadamente. Había mucho sobre lo que trabajar. La buena noticia es que todo era consecuencia de un solo problema: un desarrollo incorrecto del sistema neuro-senso-psico-motriz y, afortunadamente, existen terapias de estimulación neurológica que, junto con algunos tratamientos biológicos, corrigen o minimizan estos problemas sin hacer uso de fármacos. Se requiere constancia y disciplina, pero los resultados merecen la pena.

Muchos niños y niñas afrontan diariamente sus vidas con este tipo de “mochila” a cuestas y la mayoría ni si quiera están diagnosticados. Hay múltiples causas que pueden provocar alteraciones en el desarrollo neurológico infantil. Se sabe, por ejemplo, que los niños adoptados tienen una mayor probabilidad de sufrirlas -aunque no siempre sea así- como consecuencia de las carencias físicas y emocionales, falta de estímulos sensoriales y motrices o por intoxicaciones de sustancias que pasan al bebe desde la madre biológica vía placenta (metales pesados, alcohol, drogas, radiaciones…).

En el caso de otros niños, los problemas pueden deberse a que no haya hecho el suficiente ejercicio de suelo para lograr una buena maduración cerebral, o que su cuerpo no sea capaz de eliminar correctamente los cientos de tóxicos a los que estamos expuestos, o consecuencia de alguna infección vírica durante el embarazo. Otras veces la causa es desconocida. En cualquier caso, los problemas que se originan son muy semejantes y sólo tratando su causa (y no solo los síntomas que provoca) podremos ayudar a estas criaturas y sus familias a superar sus problemas y brindarles las oportunidades que merecen.

En esta situación, contar con la ayuda de alguna asociación especializada que sirva de guía en el proceso es fundamental para sentirse acompañado y respaldado por la experiencia de otras familias. En palabras de la familia de Lucía, “el apoyo y orientación que nos ha brindado la asociación Laztana[2] durante estos años ha sido fundamental para recorrer este camino, para comprender a nuestra hija y saber ayudarla. Siempre le estaremos agradecidos y por eso prestamos este testimonio para poner un poco de luz y esperanza en tantas familias que seguro están pasando por situaciones similares. Queremos compartir nuestra alegría y contribuir a dar a conocer estas terapias tan eficaces para superar este tipo de problemas y ofrecer a nuestros hijos e hijas una vida mejor y más feliz”.

Volviendo al caso de Lucía, la mayor parte de las terapias que realizó fueron en paralelo con los cursos de 3º y 4º de Primaria que resultaron duros y con unos resultados escolares muy ajustados. Como relata la familia, fueron años agotadores con casi una hora de trabajo diario en casa para aplicar las distintas terapias, más el colegio y los deberes que seguían ocupando mucho tiempo y esfuerzo.

A lo largo de poco más de dos años realizó las siguientes terapias: ejercicios diarios de reorganización neurológica para integrar el patrón contra-lateral, lograr la sincronización de sus hemisferios cerebrales incrementando la actividad de su cuerpo calloso y mejorar su lateralidad (diario, 2 años); terapia BRMT o TMR[3] de integración de reflejos primitivos (diario, 2 años); terapia visual[4] (diario, 8 meses); terapia reeducación auditiva Berard[5] (2 sesiones de 15 días cada una, una al inicio y otra año y medio después); terapia psicológica (1 sesión semanal durante año y medio). Aproximadamente a los 8 meses de iniciar las terapias se le aconsejó empezar una dieta libre de gluten y caseína lo que mejoró sustancialmente el rendimiento de las otras terapias.

Tras unos 6 u 8 meses de trabajo empezaron a notarse los resultados. La niña estaba mucho más relajada y con mayor capacidad de atención, su nivel lector también mejoró mucho. Al año de iniciar las terapias se le diagnosticó también una intoxicación severa por metales pesados (mercurio, plomo, cadmio, aluminio y plata) que su cuerpo no era capaz de eliminar y que afectaban a su funcionamiento neurológico. Inició un tratamiento con quelantes para ir eliminando progresivamente esos metales de su cuerpo junto con suplementos de vitaminas y minerales de los que tenía carencias.

Después de dos años de terapias era otra niña en todos los sentidos, o más bien, era la niña que siempre estuvo ahí pero que no podía florecer. Las terapias acabaron en el primer trimestre de quinto curso de Primaria y, después de haber terminado, la niña continuó mejorando pues el proceso de maduración cerebral ya estaba desencadenado y sin trabas, caminaba por sí solo. Terminó el curso con todo notables y algún sobresaliente, siendo una de las niñas más atentas, trabajadoras e incluso rápidas de la clase para sorpresa del profesorado que dos años atrás no hubiera creído posible esta evolución.

Sigue siendo disléxica pero incluso muchos síntomas que Lucía tenía, que se asocian a la dislexia y que hacen de ésta una condición aún más compleja, desaparecieron. La dislexia es también un don y, posiblemente gracias a ella, Lucía tiene una creatividad impresionante, alta capacidad de visión espacial, gran habilidad para resolver problemas analizando la situación desde diferentes ángulos de una forma integral, es capaz de ver lo que a otros se nos pasa por alto, tiene grandes dotes artísticas y un futuro prometedor.

Lucia es una niña responsable y trabajadora y ha aprendido una lección más valiosa para la vida que cualquiera de las que aparecen en los libros de texto. Lucía sabe lo que significa el esfuerzo y sabe valorar lo que ha logrado. Es una niña feliz que a menudo grita “¡Soy la mejor!” y tiene razón.  Llegará donde se proponga porque alguien creyó en ella y supo descubrir ese diamante en bruto y encontrar a quienes podían enseñarles las herramientas para pulirlo y dejarla, por fin, brillar.


[1] Qué son los Reflejos Primitivos: http://www.blombergrmt.es/reflejos-primitivos/
[2] Asociación LAZTANA: http://www.asociacionlaztana.org 
[3] BRMT o TMR (Terapia de Movimiento Rítmico del Dr. Bloomberg):http://www.blombergrmt.es/brmt/
[5] En qué consiste el método Berard de reeducación auditiva:http://www.es.berardaitwebsite.com/metodo-berard/por-que-hacer-ait-de-berard/

EL DESARROLLO MOTRIZ ALCANZADO DETERMINA EL DESARROLLO EMOCIONAL, SOCIAL Y COGNITIVO

El desarrollo físico determina el desarrollo emocional, social y cognitivo

El desarrollo motriz determina el desarrollo infantil

Cuántas veces nos hemos planteado por qué un niño es más tímido, más miedoso, más torpe que sus hermanos o que sus compañeros de colegio. Tendemos a explicarlo con la idea de que “le tocó” esa combinación de genes que nos hace ser como somos. Y lo justificamos deciendo: “es su carácter”.

Pero esta teoría está quedando de lo más obsoleta y es hora de que cambiemos los conceptos que tenemos sobre cómo se produce el desarrollo de la personalidad de un niño.

Hasta hace muy poco era la genética la que daba respuesta a todas estas cuestiones y creíamos firmemente que nuestra forma de ser estaba determinada por una selección de genes de la cual no teníamos escapatoria.

Hoy sabemos, sin embargo, que los genes no lo deciden todo como creíamos, sino que son el entorno que nos rodea y las experiencias vividas las que determinarán y conformarán al ser humano resultante.

Por un lado, la epigenética nos habla de cómo son factores externos ambientales los que hacen que un gen se manifieste en un grado u otro. Por otro lado, la neurociencia nos explica cómo se desarrolla el cerebro desde abajo hacia arriba, desde áreas más primitivas y básicas que se ocupan del cuerpo a nivel físico, hacia áreas más sofisticadas que se ocupan de funciones mucho más complejas como las cognitivas. Es precisamente en estas áreas cerebrales más primitivas donde dejan huella las experiencias vividas más tempranamente. Huellas a la que no tenemos acceso desde la consciencia y por ello, no podemos manejar desde la razón o la lógica, permitiéndoles vía libre para que condicionen muchos de nuestros comportamientos a lo largo de la vida.

Con todo lo anterior, vemos que las primeras experiencias y el movimiento son piezas clave en el comienzo del desarrollo de una persona, y por lo tanto, de su personalidad.

Piaget nos habló de periodo sensoriomotor en el niño pequeño. Un periodo en el cual los sentidos están a pleno rendimiento absorbiendo toda la información a través del cuerpo y éste, respondiendo a esa información que le rodea gracias al movimiento.

Alguien dijo alguna vez que “un niño pequeño es un cuerpo moviéndose en el espacio”. Y esta es una gran verdad en lo que al desarrollo infantil se refiere.

El niño tiene la necesidad de moverse porque es el movimiento un factor vital para el desarrollo de su cerebro. Busca lo que necesita, lo hace de forma instintiva. La naturaleza lo ha programado así, para asegurar que se produzca un desarrollo adecuado.

Dice el refrán que “nadie aprende en cabeza ajena”. La experimentación de un hecho hace que éste se grabe en nuestra memoria de una manera mucho más sólida que si solamente lo hubiésemos visto, leído o hubiésemos oído hablar de ello. Y para “experimentar” algo, necesitamos del cuerpo.

Los niños pequeños tienen una gran necesidad de moverse y lo hacen casi constantemente en su afán por conocer el mundo, pero primero, por conocer su propio cuerpo, por dominarlo y usarlo a la perfección.

Sin embargo, debe puntualizarse que no se trata simplemente del movimiento por el movimiento. Cada etapa del desarrollo requiere de unos logros determinados y en el bebé y el niño muy pequeño, gran parte de estos logros tienen que ver con su cuerpo y con cómo lo utiliza. Lograr destrezas motrices en el momento adecuado será lo que dé lugar a la creación o fortalecimiento de estructuras y conexiones cerebrales que facilitarán después otras funciones y que llevarán al niño a un buen control de su cuerpo. El niño necesita moverse en las primeras etapas de su vida para llegar a controlar el movimiento más adelante. El “control” y el “saber parar” son la máxima expresión del dominio del movimiento corporal.

Cuando esto no se ha logrado plenamente, siempre se puede trabajar repasando de nuevo los movimientos y etapas motrices que no se lograron con éxito en su momento. De esta forma estaríamos permitiendo al cerebro tener una segunda oportunidad para su pleno desarrollo.

Es sabio permitir a los niños moverse. Permitir que experimenten con su cuerpo, que adquieran destreza y eficacia con el mismo pues cuanto más hábiles se sientan dentro de su cuerpo y utilizándolo en sus experiencias en la vida, más confiados se sentirán consigo mismos. Esto afectará directamente a su autoestima y a su personalidad. Y como decíamos, sentará las bases de destrezas que aparentemente nada tienen que ver con el movimiento y que serán muy necesarias en el aprendizaje escolar y en muchas situaciones de la vida.

Es por esto que decimos que el desarrollo físico precede e influye directamente en todo el desarrollo posterior, incluyendo el desarrollo emocional, social y cognitivo.

Rosina Uriarte

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MIMANDO LAS ESTRELLAS