La importancia del gateo es grande dentro del desarrollo infantil. En realidad, es una etapa cuyos beneficios determinarán en gran parte cómo funcionamos en muchos aspectos a lo largo de nuestras vidas.
Los hitos del desarrollo infantil
Los llamados “hitos del desarrollo” son destrezas y conductas que aparecen en los niños sanos indicándonos con su aparición que su desarrollo se está produciendo adecuadamente.
Es importante que todos los niños atraviesen las mismas etapas y alcancen estos hitos del desarrollo.
Suele decirse que cada niño “lleva su ritmo” al alcanzar estos hitos, lo cual es cierto, pero también lo es que el niño que no alcanza alguno de ellos, puede sufrir las consecuencias en la forma de dificultades para llevar a cabo tareas que realizan con poco esfuerzo sus compañeros.
Es menos importante el momento o la edad exacta a la cual un niño llega a cada hito, que el hecho de que llegue al mismo. Cada etapa del desarrollo surge gracias a lo logrado en la etapa anterior y por lo tanto, depende directamente de ésta. Y a su vez, cada etapa determinará que el niño alcance fácil y plenamente la siguiente. Existe un orden y una secuencia en el desarrollo que resultan de vital importancia para el mismo.
Podemos considerar muchos logros como hitos del desarrollo en los niños, y éstos abarcan todas las áreas del desarrollo como el movimiento (grueso y fino), la visión, la audición, el habla, la lectura, la escritura, la relación con el entorno y los demás…
Sin embargo, son los hitos del movimiento del primer año los que pondrán las bases para que todos los demás sean posibles. Estos movimientos son los que darán lugar a todos los movimientos posteriores. Pero también dependerán de ellos no sólo las funciones motrices, sino también las intelectuales (recordemos que sobre el desarrollo motriz se asienta el desarrollo emocional, social y cognitivo).
Cada estadio es un requisito previo del siguiente y todos ellos sientan las bases del desarrollo posterior de la persona. De la misma manera en la que los cimientos y pilares básicos de una casa sujetan toda la construcción posterior y garantizan su fortaleza y estabilidad.
El gateo es uno de los más importantes hitos del desarrollo
De entre todos los hitos motrices, el gateo es uno de los más importantes por todos los beneficios que aporta al desarrollo global.
El gateo es un momento evolutivo muy importante, pues supone una adquisición de autonomía frente a los padres y una oportunidad de descubrir y experimentar el entorno, que el niño no había tenido hasta entonces. Cuando comience a caminar estará mucho más preocupado por mantener el equilibrio y será más dependiente de los adultos, dejará a su vez durante algún tiempo de explorar el medio en favor del disfrute y perfeccionamiento de su nuevo logro.
Los niños que gatean adquieren información y experiencias directas sobre lo relacionado con el espacio y el tiempo, con la profundidad, las distancias, la velocidad… Esto favorecerá muchos aspectos de su aprendizaje futuro en todas las áreas.
Además, en esta etapa del desarrollo motor se producen cambios físicos importantes también. Se fortalece la musculatura del cuello, hombros, brazos, espalda, cadera, piernas… Mejora la estructura ósea y el tono muscular general, que junto a lo anterior, prepara al niño para una correcta deambulación y control postural.
Sólo si el niño pasa por todas las fases del suelo en estos primeros doce meses, logrando activar y luego inhibir los reflejos primitivos, podrá contar con los requisitos previos para todo lo que ha de lograr después del primer año de vida. Los reflejos posturales avanzados que surgen de esta maduración neurológica, tienen la función de “cablear” mecanismos cerebrales más sofisticados, indispensables para el aprendizaje escolar.
Según estudios realizados, es una vez que el niño gatea cuando comienza a desarrollar su percepción visual de la profundidad. Las funciones visuales más complejas se desarrollan a la par que el desarrollo motor en el niño.
Mientras dura la fase del gateo, el niño aprenderá a calcular distancias en el espacio y se acostumbrará a observar objetos a una distancia de unos 30 cm., que será precisamente la distancia de enfoque que utilizará más tarde para sus labores de lectoescritura. Y mientras gatea, el niño cambiará a menudo su enfoque acomodando su visión de cercana a lejana, una habilidad que necesitará en un futuro en clase (cuaderno-pizarra).
También, mientras gatea, el niño mira sus manos siguiendo sus movimientos mientras avanzan. Así los ojos aprenden a cruzar la línea media corporal (esa línea imaginaria que divide el lado derecho del izquierdo del cuerpo, cuando el niño es capaz de cruzarla supone un grado importante de maduración), moviéndose y enfocando de un lado al otro, un paso importante en la coordinación óculo-manual.
Como vemos, el gateo supone una fase fundamental para el desarrollo del niño. Al ser un ejercicio en el que ambos lados del cuerpo se ven obligados a trabajar de forma conjunta y coordinada, fortalece las rutas neurológicas por las que viaja la información entre los dos hemisferios cerebrales. Estas rutas de comunicación interhemisférica (que forman el Cuerpo Calloso) no sólo son necesarias para funciones motrices, sino que resultan imprescindibles para funciones cognitivas, facilitando requisitos escolares como la lectura, la escritura o las matemáticas.
Cuando observamos a un niño gatear con un patrón contralateral perfecto (se mueven a la vez el brazo derecho con la pierna izquierda y el brazo izquierdo con la pierna derecha), vemos que ambos lados del cuerpo funcionan juntos y coordinados (también lo hacen la parte superior e inferior). El hecho de que los dos lados del cuerpo tengan una buena comunicación y funcionen en colaboración supone que así están funcionando también ambos hemisferios cerebrales. Una buena comunicación interhemisférica será necesaria para poder leer fluidamente y con comprensión, por ejemplo.
Pero hay más… el hecho de que ambos lados del cuerpo trabajen en equipo sienta las bases para que los dos ojos lo hagan también. Y los dos oídos, cuya colaboración es absolutamente necesaria para un correcto desarrollo del lenguaje y para poder leer, pues al fin y al cabo, la lectura es la transcripción de sonidos que el oído ha de percibir con calidad para que el niño pueda llegar a decodificarlos con facilidad.
Al gatear el niño sigue visualmente sus manos al avanzar y esto favorece la coordinación óculo-manual. Durante el gateo, el niño utiliza también la pinza del dedo pulgar y el índice pues el estímulo que le produce el roce de la palma de su mano contra las diferentes superficies del suelo inhibe el reflejo de agarre que tienen los bebés y le permite pasar a la pinza y recoger pequeños objetos del suelo. Esta pinza será la que necesite utilizar más adelante para escribir de forma cómoda y eficaz.