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TMR: TERAPIA DE MOVIMIENTOS RÍTMICOS

TMR: TERAPIA DE MOVIMIENTOS RÍTMICOS para la inhibición de reflejos primitivos.

 
Rosina Uriarte
 
Harald Blomberg, médico sueco, es el creador de esta terapia de movimientos rítmicos que está demostrando ser un gran éxito especialmente en casos de TDA-H (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad), también esquizofrenia, parálisis cerebral y otros trastornos.
 
Es una terapia fácil de llevar a cabo y habitualmente resulta agradable para la mayoría de los pacientes. Se trata de la realización repetitiva de movimientos rítmicos que implican todo el cuerpo. Se llevan a cabo sobre el suelo y se basan principalmente en la imitación de los movimientos propios realizados por los bebés de forma natural durante su crecimiento y desarrollo. Bastarán de 10 a 15 minutos diarios para comenzar a notar los beneficios en pocas semanas. Sin embargo, reconstruir el cerebro de esta manera lleva tiempo por lo que la terapia deberá llevarse a cabo de forma contínua y diaria durante normalmente un año para resolver los problemas de atención y las dificultades de aprendizaje.
 
Estos movimientos suponen una insistente estimulación de varios sentidos y órganos del cuerpo. Esta estimulación hace que madure el sistema nervioso, al igual que madura y se desarrolla el cerebro del bebé que los realiza de manera espontánea. Esto consigue que la atención y la concentración aumenten y la impulsividad y la hiperactividad disminuyan. También logran un mejor tono muscular, junto con una mejoría en la postura, la respiración y la resistencia. Todo esto, a su vez, influye positivamente en la capacidad de atención.

Harald Blomberg es doctor en medicina y especialista en psiquiatría. Tiene más de quince años de experiencia y ha ayudado a muchos niños y adultos con problemas locomotores, TDA-H, problemas de aprendizaje y autismo. Podéis encontrar más información sobre esta terapia en su página web y en Reflejos Primitivos y TMR.
 

*TMR se llama ahora BRMT (Blomberg Rhythmic Movement Training)

¿Y LOS «NO HIPERACTIVOS»?

Niña hipoactiva

La hipoactividad de los no hiperactivos

Hablamos a menudo de los niños hiperactivos cuando pensamos en la falta de atención y los problemas de relación social y de comportamiento… pero hay otros muchos niños, y en especial niñas, que no muestran hiperactividad y sufren también de todos los demás problemas asociados a ella.
Recordemos que el movimiento excesivo es solamente un síntoma entre otros de un problema de inmadurez del sistema nervioso, que generalmente deriva en una dificultad a la hora de integrar la gran cantidad de estímulos sensoriales que nos bombardean constantemente.
Estos niños no hiperactivos, pero con problemas de integración sensorial, pueden verse abrumados por la estimulación vestibular, entre otras, siendo hipersensibles a sus efectos. Mostrándose como niños miedosos, patosos, a los que no les gustan los columpios o los toboganes, que se marean con facilidad y tienden a la hipoactividad.
No debemos olvidarnos de ellos, porque al no tener una movilidad llamativa muchas veces pasan desapercibidos. Normalmente no damos tanta importancia al hecho de que un niño, y sobre todo una niña, sea muy «tranquilo», o miedoso y no corra o se desenvuelva en su entorno con la misma facilidad que otros compañeros. Es importante estar alerta pues a menudo no se ven los problemas en estos casos hasta que no comienza el fracaso escolar. Es entonces cuando empieza a percibirse algo más que «tranquilidad», normalmente en forma de falta de atención, problemas de relación y de personalidad o autoestima.
Estos niños también se beneficiarán de las terapias de estimulación vestibular mencionadas en mi anterior entrada: «El sistema vestibular y la hiperactividad».

EL SISTEMA VESTIBULAR Y LA HIPERACTIVIDAD

Estimulación vestibular

Cuando el sistema vestibular no funciona como es debido pueden surgir problemas en el rendimiento escolar y el comportamiento de los niños.

El sistema vestibular es el que nos enseña a mantener constantemente el equilibrio y a regular nuestra postura. Todas las sensaciones que tenemos pasan a través del mecanismo vestibular, por lo que todos los demás sentidos: lo que oímos, lo que vemos, lo que sentimos… se percibirán de una forma cómoda y tendrán significado solamente si el sistema vestibular funciona como es debido.
Cuando esto no es así surgen problemas en el rendimiento escolar y el comportamiento de los niños.

Los estímulos vestibulares pueden resultar tranquilizantes o alarmantes. Un movimiento suave, un balanceo o un mecimiento, pueden provocar el sueño. Un estímulo más vigoroso como el de una montaña rusa puede tener un efecto de excitación.

Los niños con problemas para integrar la información sensorial pueden tener respuestas hiper o hipo a los estímulos vestibulares diarios. Esto puede hacer que se muestren como exageradamente miedosos o afectados por el movimiento o, todo lo contrario, que esta estimulación no les llegue con la suficiente claridad por lo que necesitan más de lo que sus actividades diarias les ofrecen. Estos son los niños que no paran quietos, que saltan, corren y escalan o se revuelcan y giran por el suelo a todas horas.

El estado más maduro del sistema nervioso en cuanto al movimiento es la capacidad de mantenerse totalmente quieto y el equilibrio perfecto es el no movimiento. Los niños que tienen dificultad para estar quietos, a menudo tienen un control inmaduro sobre el equilibrio. Estos niños con frecuencia se concentrarán mejor en clase, si se les permite levantarse durante unos minutos. El movimiento es como un alimento para su cerebro que necesitan y buscan constantemente.

Se ha comprobado que si se les permite a los niños hiperactivos dar vueltas durante 30 segundos en ambas direcciones (para evitar mareos, debe cambiarse de dirección al cabo de pocas vueltas), éstos muestran un aumento en su atención de hasta 30 minutos después del ejercicio (Sally Goddard en «Reflejos, aprendizaje y comportamiento«). Esto sugiere una vez más que estos niños hiperactivos necesitan la estimulación vestibular para poner su cerebro «en marcha». Es una actividad sencilla y a la vez divertida que puede merecer la pena llevar a cabo. Es muy importante que se den unas poquitas vueltas en cada dirección cada vez, y la misma cantidad en un sentido que en el otro, para evitar el mareo y que la estimulación de ambos hemisferios cerebrales sea la misma.

Estimulación vestibular

«ESTIMULACIÓN VESTIBULAR. LA ESTIMULACIÓN DEL MOVIMIENTO»