¿Le HABLAS solamente AL CÓRTEX de tus niños? Debes aprender OTRO LENGUAJE.

¿LE HABLAS SOLAMENTE AL CÓRTEX DE TUS
NIÑOS?
DEBES APRENDER OTRO LENGUAJE.

El córtex es la parte de nuestro cerebro que piensa. Es la parte que entiende el lenguaje y es la que utilizan principalmente nuestros niños para aprender en la escuela. También la necesitan para regular sus emociones y su conducta, controlar su cuerpo y la necesidad de moverse, y para poder prestar atención.


Córtex cerebral

El córtex madura tardíamente. Por esto, en los primeros años de vida no está plenamente activo y los niños funcionan con áreas más básicas de su cerebro, con pleno protagonismo de las emociones y las funciones y necesidades del cuerpo y de la supervivencia.

 La capacidad de razonamiento, la planificación, el medir las consecuencias de sus actos o el control del comportamiento entre otras funciones, no se han desarrollado aún.
 
El lenguaje, tanto hablado como escrito, también pertenece a estas áreas más sofisticadas de nuestro cerebro que forman el córtex. Pero, a pesar de que un niño o niña pueda comenzar a entender y utilizar el lenguaje hablado a temprana edad, éste no será su vía de comunicación predominante aún puesto que su córtex no está bien conectado como lo están áreas inferiores de su cerebro.
 
Ten esto en cuenta que cuando te dirijas a los niños con palabras, con ejercicios de lectura, escritura, matemáticas o fichas para entrenar su atención. Piensa que, de esta forma estarás dirigiéndote a su córtex cerebral. A la parte su cerebro que puede no haber madurado aún lo suficiente para que obtengas de ellos los resultados esperados.
 
Si decides jugar con tu peque con puzles, colores o formas geométricas, considera que es su córtex también lo que estás entrenado. ¡Y es bueno hacerlo! Sin embargo, demasiadas veces creemos que con este trabajo lograremos una maduración en el desarrollo de nuestros hijos y alumnos… ¿Y no es así?
 
Bueno, sí porque le estamos enseñando y entrenando para tener esos conocimientos, también estamos trabajando su visión, su psicomotricidad fina y otras cosas más… PERO…
 
… Cuando un niño muestra dificultades en su comportamiento o su aprendizaje, cuando no habla como sería de esperar para su edad, no aprende a leer o escribir como los demás, no comprende las matemáticas, o tiene problemas para relacionarse y controlar su conducta… la raíz o causa de estas dificultades no estarán en esas áreas cerebrales a las que te diriges intentando solucionar los síntomas que ves. Estos síntomas sí salen del córtex (no habla, no lee o escribe, no se relaciona o se comporta como desearíamos…), pero los problemas reales, no los síntomas, sino las causas de éstos, son mucho más profundas. Están en áreas cerebrales más primitivas, esas a las que no puedes llegar realizando un
trabajo cognitivo o conductual.
 
Recuerda que si el córtex no está haciendo bien su labor es porque no ha madurado lo suficiente. Y no puede madurar hasta que no lo hayan hecho áreas más primarias que están debajo y lo sostienen. Éstas tienen que estar bien activas y conectadas para a su vez conectar y activar el córtex.
 
La cuestión es que los fallos en el desarrollo de los niños, esas dificultades que ves y que más te preocupan, suelen estar ahí: en esas áreas inferiores (“inferiores” porque están debajo, no porque sean menos importantes, ¡ojo!).
 
Y estas áreas cerebrales que se ocupan de sobrevivir, de hacer que el control del cuerpo se vuelva fácil y automático, que logran que nos sintamos cómodos y confiados emocionalmente dentro de nosotros mismos y dentro del mundo que nos rodea, NO entienden el lenguaje, no entienden las matemáticas, tampoco pueden aplicar razonamientos que llevan al control de la conducta… A ellas no llegamos
hablando con nuestros niños, ni tampoco jugando con los colores, o enseñándoles a leer…
 
Estás áreas de nuestro cerebro, dónde debemos actuar cuando el desarrollo y el aprendizaje no se estén produciendo como deseamos, sólo entienden un tipo de “lenguaje”. Y este es el que debemos utilizar para llegar a ellas: el lenguaje de los sentidos.
 
¿Qué significa esto?
 
Que hemos de dirigirnos a estas áreas más primitivas a través de los sentidos, a través del cuerpo. Ofreciendo un trabajo sensorial, con el tacto y la propiocepción (tacto profundo), con el movimiento y el ritmo, la audición y la visión, incluso el olfato y el gusto también.
 
Sólo el trabajo con el cuerpo, con los sentidos, llevará a una madurez cognitiva real. A una buena maduración del córtex. Es la forma que tenemos de poder incidir de verdad en el desarrollo del niño y ver los resultados positivos. Los veremos en todas las áreas: en su comportamiento, en lo emocional, en lo social y, por último, en su aprendizaje.
 
Igual que una casa no se empieza a construir por el tejado, sino por los cimientos, lo mismo ocurre con el cerebro humano: que crece de abajo hacia arriba. Y como pasa en la casa que, si no fuera estable o sufriera grietas, habríamos de bajar a restaurar los cimientos y no quedarnos a cambiar las tejas del tejado… con el cerebro pasa también que debemos bajar a áreas de base que sostienen las áreas
donde vemos los fallos (el córtex) porque ahora sabemos que las raíces de esas dificultades son más profundas.
 
Trabaja con tus niños utilizando su cuerpo y no solo con su mente, verás resultados definitivos, para toda la vida.
 
Y si necesitas saber cómo hacerlo, infórmate sobre el neurodesarrollo.
 
Tanto si eres padre, madre o profesional de la educación o cuidado infantil, puedo ofrecerte asesoramiento y formación. Acompañándote en este fascinante camino de ayuda a nuestros niños.

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