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Cómo ayudar a niños con dificultades desde el neurodesarrollo
Poder ayudar realmente a los niños con dificultades supone aprender a observarlos desde una nueva mirada. Para así ver más allá de lo que asoma, para dejar de mirar solamente los síntomas que muestran y comenzar a ver las causas, menos visibles, que los están provocando.
Cuando conocemos cómo se produce el desarrollo infantil y lo que resulta necesario para que se logre de forma plena, comenzamos a ver posibles «fallos» que, en muchos casos, derivan en las dificultades que nos preocupan en nuestros niños y que deseamos paliar.
Aprende a ver más allá, a conocer tan bien el desarrollo de los niños que puedas identificar fácilmente si se está produciendo en las mejores de las condiciones, si hay aspectos que se pueden mejorar y cómo actuar para darles a nuestros peques todas las herramientas y oportunidades que necesitan y se merecen para vencer sus dificultades y tener éxito en su aprendizaje y el control de su conducta.
El neurodesarrollo te muestra cómo hacerlo. Y verás cómo lograrlo te resultará sencillo, lógico y natural.
“Es la pieza que me faltaba en mi trabajo con los niños.” “Me ha abierto los ojos a un mundo nuevo que desconocía y me sorprendió no haber conocido antes.” Esto es lo que repiten una y otra vez muchas de las personas que ya se han formado en neurodesarrollo infantil.
Somos cada día más quienes trabajamos con técnicas de neurodesarrollo, obteniendo resultados con los que antes solamente soñábamos. Anímate a formar parte de nuestro grupo formándote tú también. ¡Te esperamos!
Tienes información en rosinauriarte.com
Herramientas para la prevención y la estimulación del desarrollo, con Jorge Moliner
Conoce y DESCARGA el programa HERRAMIENTAS PARA LA PREVENCIÓN Y ESTIMULACIÓN DEL DESARROLLO MOTOR Y SENSORIAL
Dentro del programa de formación online en neurodesarrollo infantil MIMANDO LAS ESTRELLAS✨ contamos cada mes con la participación de un experto en desarrollo infantil invitado. En esta ocasión, se trata de Jorge Moliner.
Jorge es orientador educativo, y gracias a sus conocimientos, formación y experiencia en neurodesarrollo, trabaja en con el objetivo de implementar programas de base neurosensoriales, centrados en el desarrollo motriz y las funciones sensoriales necesarias para el aprendizaje escolar en las escuelas y centros de formación.
En esta pequeña charla hace hincapié en la disarmonía existente entre el desarrollo evolutivo de los alumnos y la respuesta curricular ofrecida por los centros. De aquí la importancia de aplicar programas de prevención e intervención respetuosos con el desarrollo de los niños.
Conoce y DESCARGA el programa HERRAMIENTAS PARA LA PREVENCIÓN Y ESTIMULACIÓN DEL DESARROLLO MOTOR Y SENSORIAL:
https://sites.google.com/view/prevencionmotorysensorial/inicio
Programa de formación online en neurodesarrollo infantil MIMANDO LAS ESTRELLAS✨:
La historia de Aitana o el poder de la propiocepción

El poder de la propiocepción. Aitana, no prestaba atención, no participaba ni seguía normas, no tenía empatía. Todo por no sentir su cuerpo.
Aitana es hoy una adolescente. Hace años, fue una de mis alumnas, cuando tenía entre el año y los tres años de edad. La recordaré siempre porque fue de las alumnas más difíciles que pasaron por nuestro centro. Nos tenía totalmente desconcertadas y frustradas pues no sabíamos qué hacer con ella.
Aitana era una niña preciosa, con unos ojos enormes y bonitos rizos rubios. Era la imagen de lo angelical, sin embargo, ella distaba mucho de serlo. Golpeaba y mordía a sus compañeros y no prestaba atención ni participaba en ninguna de las actividades que realizábamos en el aula.
Era una niña muy poco empática, no le preocupaba que llorase un compañero o que nos enfadásemos con ella por no seguir una sola norma y dañar a los demás.
Un día la aparté del grupo y le dije que no podría seguir dentro del grupo de niños porque les hacía daño, que tendría que salir del aula. Pensando que se asustaría por la idea de irse solita del aula, pero Aitana solamente se rió, se miró los pies y me dijo “no tengo zapatos” (siempre estábamos descalzos en el aula). No le preocupó lo más mínimo salir ella sola… Todo parecía darle igual.
Recuerdo que solía ensayar en casa mi más seria cara de enfado para ver si podía afectarle de alguna manera a Aitana, pero ante las reprimendas o al ver el dolor en sus compañeros, Aitana solamente se reía. Se reía todo el día.
Aitana era feliz, pero los demás que estaban a su alrededor no lo éramos tanto.
En casa, sus padres nos describían una situación parecida en la cual eran incapaces de lograr que Aitana adquiriera hábitos o les obedeciese en lo más mínimo.
Yo llevaba años trabajando la estimulación temprana y terapéutica con mi hijo y con mis pequeños alumnos, pero Aitana me tenía realmente desconcertada pues no era capaz de lograr que participase en las actividades que yo creía que eran beneficiosas para ella. Sentía que necesitaba encontrar una manera de ayudarla, pero todos los conocimientos y mi experiencia previa parecían no ser suficientes en este caso. Intenté aplicar con Aitana todo lo que sabía, pero ella no colaboraba, no me permitía trabajar con ella… Nada parecía funcionar y la situación del día a día con Aitana en el aula se hacía más y más difícil de llevar.
Un día vino una experta en neurodesarrollo sudafricana, Melodie de Jager, y visitó nuestro centro. Allí conoció a Aitana y a los pocos minutos de observarla, nos dio unos consejos valiosísimos.
Primero nos explicó que Aitana no tenía la suficiente sensibilidad no sólo a nivel emocional, sino a nivel físico. Y que lo anterior (su falta de empatía y sus pocas reacciones emocionales) se debía precisamente al hecho de no sentir su cuerpo. Aitana, era cierto, no se hacía daño con casi nada, ningún golpe o caída la hacía llorar o siquiera quejarse.
También nos explicó que al no sentir su cuerpo, sufría una gran desconexión con el mismo, lo cual hacía que la niña no supiera dónde estaba ni dónde estaban los demás. No era consciente de sí misma y por ello, no podía serlo de los demás o de sus necesidades o su dolor (ella no sentía el propio). Nos dijo que era como si el GPS de Aitana estuviera estropeado y buscando constantemente una señal.. Esto hacía que la niña se moviese constantemente, sin un propósito, y no pudiese centrarse para prestar atención a ninguna actividad.
Por todo esto, nos pidió que intentásemos que Aitana conectase más consigo misma, con su cuerpo. Que teníamos que lograr que conectara y sintiera más su cuerpo para así poder tener una mayor sensibilidad a nivel físico y a nivel emocional. Para poder ser consciente de lo que le ocurría a ella misma primero, y a los demás después. Para que pudiese empatizar y ser consciente de lo que ocurría a su alrededor. Para que pudiese prestar atención.
Para ello nos dio unos sencillos consejos que debíamos aplicar en la forma de masaje con presión por todo el cuerpo de Aitana. Esto debíamos hacerlo a diario.
Así que hablamos con los padres para que ellos colaborasen e hiciesen estos ejercicios en casa los fines de semana. Trabajamos de esta manera durante un mes aproximadamente hasta que llegaron las vacaciones de verano. Durante los meses de julio y agosto, y hasta la vuelta de la niña en septiembre, los padres hicieron también los ejercicios de masaje con presión por todo el cuerpo de Aitana todos los días.
Al cabo de estos pocos meses de trabajo pudimos ver claramente los beneficios…
Al volver a nuestro centro tras el verano, Aitana era otra niña. Seguía siendo preciosa, pero ahora tenía una expresión más serena. Empezó a participar en todas las actividades que hacíamos, sonreía a los compañeros y se preocupaba por ellos si se hacían daño o lloraban por cualquier motivo. Ella misma empezó a quejarse cuando algo le molestaba. Obedecía las normas del grupo y prestaba atención a los cuentos y todas las demás actividades. ¡Nos parecía algo increíble!
Realmente, ¡Aitana se convirtió en una de nuestras mejores alumnas!
Este caso supuso un gran cambio en mi labor con los niños. Yo ya conocía y tenía formación en neurodesarrollo, pero no lo aplicaba de esta manera tan sencilla. El caso de Aitana me abrió los ojos y me hizo comprender lo fácil que puede resultar trabajar con los niños haciéndoles sentir su cuerpo como gran requisito para lograr todo lo demás. Desde entonces siempre observo cómo siente el niño su cuerpo, intento ponerme en su piel para comprender por qué se comporta y aprende cómo lo hace. Y prácticamente siempre, trabajo con la estimulación propioceptiva para luego seguir avanzando en otras áreas.
Son tan fantásticos los resultados que he obtenido y he visto obtener por parte de otros profesionales que trabajan con el neurodesarrollo, que tengo una gran necesidad de comunicarlo, de modo que muchas más personas lo conozcan y muchos más niños se beneficien de ello.
AYUDA para TU HIJO

Necesitamos saber qué necesita un niño o una niña para tener un comportamiento y aprendizaje sin dificultades.
Siempre me he sentido afortunada y como madre lo he sido muchísimo, he sido muy afortunada.
Pasé muchísimo tiempo, años, agobiada por las dificultades que mostraba mi hijo. Dificultades que hacían que nuestra vida fuese, en muchas ocasiones, frustrante, complicada.
Como cuento en el vídeo, yo no podía quitarle los zapatos cuando estaba dormido. Si se los quitaba, se despertaba y ya no había manera de que volviera a dormir… Y dormía muy poco, lo cual se había convertido en un verdadero problema.
Muchas otras cosas del día a día eran igual de difíciles: comer en la mesa, bañarle, vestirle, llevarle al colegio, pasear con él, asistir a cualquier lugar público… Su comportamiento y aprendizaje escolar me tenían realmente preocupada.
Per, como decía al principio, siempre he sido afortunada. Y esto hizo que encontrara, casi por casualidad, a quien me orientó y me guió por el camino correcto para poder encontrar la ayuda que necesitaba.
En ese camino aprendí a observar a mi hijo y a mirarlo con otros ojos. A comprender qué es lo que estaba ocurriendo en el fondo, no en la superficie (en lo que yo veía que eran problemas de conducta y de aprendizaje). Empecé a intuir qué estaba ocurriendo «dentro», a poder, de alguna manera, «meterme en su piel», sentir lo que él sentía y saber, aunque fuese mínimamente, porque él reaccionaba y funcionaba como lo hacía.
Para lograr esto es necesario conocer el desarrollo infantil, ser consciente de cómo se produce y qué es importante para que se dé en las mejores de las condiciones.
Necesitamos saber qué necesita un niño o una niña para tener un comportamiento y aprendizaje sin dificultades.
El neurodesarrollo nos explica donde pueden estar los fallos que se manifiestan en en la forma de dificultades de aprendizaje de comportamiento. Para así dirigirnos a ellas, pero no desde la superficie, sino yendo a la raíz donde se generan. Con el objetivo de conocer y trabajar esos aspectos que están fallando en el desarrollo y que nos indican que los niños con dificultades no cuentan con las herramientas necesarias para vencerlas.
¿Qué es la estimulación temprana?

La estimulación temprana no es «necesaria», es un regalo extra que ofrecemos a nuestros niños en un momento de disfrute que ha de convertirse en el mejor y mayor tiempo de calidad que pasamos con los pequeños.
Existen muchas dudas en torno a la estimulación temprana: por qué han de tratarse de actividades organizadas y repetidas o si pueden llevar a la sobreestimulación. Si quitan a los niños de jugar o si es una práctica necesaria dentro del desarrollo infantil.
Pues, empezando por el final, podemos asegurar que la estimulación temprana no es una práctica necesaria. Ningún niño o niña la precisa para desarrollarse. Sin embargo, como nos dice el gran difusor de la estimulación temprana, Glenn Doman, ésta es un regalo. Un regalo es algo «extra» que ofrecemos, sin pedir nada a cambio. No le pedimos al niños que nos responda, que realice una actividad con precisión, que hagan nada que no quieran hacer.
Como regalo que es, apoya y refuerza el desarrollo de los niños, haciendo que éste sea más pleno en todas sus áreas.
Por otra parte, la estimulación temprana se lleva a cabo de forma sistemática y dirigida pues se buscan estímulos ricos (no se espera que los niños se enriquezcan con los estímulos que se vayan encontrando «por ahí»…) y se busca repetir estos estímulos de manera sistemática. Esto obedece a que el cerebro solamente crea cambios para lo que considera importante, esto es: para aquello que repetimos lo suficiente. Los estímulos que se ofrecen de forma aleatoria y «de vez en cuando» no tendrán el mismo efecto en el desarrollo de los niños.
La estimulación temprana no ha de quitar jamás a los niños de jugar. Todo lo contrario: las actividades de estimulación temprana deben ser un juego, debemos llevarlas a cabo de modo que supongan un momento de disfrute con los pequeños.
Y la sobreestimulación supondría hacer las cosas mal… No existe sobreestimulación cuando disfrutas con tu niño o niña de actividades que le atraen, le divierten mientras disfrutas tú también.
Mira este vídeo y te cuento más:
Si te apetece conocer más sobre estimulación temprana, encontrarás muchos artículos en este mismo blog. Y si deseas formarte, ¡sería genial si es así!, pásate por este enlace para tener toda la información:
El gran PESO del ENTORNO en el desarrollo infantil

El peso del entorno no lo podemos evitar.
Aquí estoy de nuevo insistiendo en el peso que tiene el entorno en el desarrollo de nuestros niños, en su evolución como personitas, en su carácter, su personalidad y en las habilidades y las dificultades que muestran.
No quiero ponerme pesada, pero es un tema que está generando mucha discusión y malosentendidos…
Al parecer hay a quien le molesta pensar en el entorno y que éste pueda influir en el desarrollo de sus hijos… Alegan que lo que «tienen» los niños es genético, es hereditario… y ya está. O que a su hijo o hija lo que le pasa es que su cerebro es neurodivergente… y ya está. O incluso, tal como me han dicho hace unos días, lo que pasa es que a algunos niños «les tocó»… y ya está.
¿Y ya está?
Pero, ¿esto qué quiere decir?
A mí me suena a: «el niño tiene esto, lo tendrá toda la vida y vete haciéndote a la idea. No hay nada que hacer más que ayudarle a que sea funcional y aprenda con el problema que tiene».
Ésta es una muy triste visión de lo que supone el desarrollo del ser humano. Muestra gran desconocimiento del desarrollo cerebral y de la plasticidad con la que cuenta el cerebro en desarrollo.
Sabemos que el cerebro crece y madura, se conectan neuronas y se crean circuitos neuronales gracias a la estimulación que recibe. Y la estimulación llega toda del entorno, y del propio cuerpo, que aporta también experiencias que podríamos incluir en el entorno. Siendo éste el conjunto de todas las experiencias vividas, todo lo sentido y experimentado por cada niño y niña desde el momento de su concepción.
Entonces, no podemos descartar la incidencia del entorno diciendo que lo que le pasa al niño o la niña es algo genético, hereditario, fruto de un cerebro neurodivergente, o que le «tocó».
Independientemente de la causa primera que pudiera originar las dificultades que muestran los niños, sean genéticas o causadas por factores del entorno, éste tendrá siempre un papel importante en el desarrollo de todos sus cerebros, y por lo tanto, en el desarrollo de las habilidades con las cuales se enfrentarán a los desafíos en el control de su conducta, su relación con los demás y el aprendizaje en la escuela.
Pienso que ocurre que a los adultos, a los profesionales que trabajamos con niños, pero especialmente a los padres, nos da miedo reconocer que nosotros somos parte del entorno en el cual crecen nuestros pequeños. Da vértigo la responsabilidad que supone.
Y sí, somos parte del entorno. Y esto NO significa que las dificultades que muestran nuestros hijos sean el resultado de algo que hicimos o no hicimos nosotros (su madre o padre)… Muchas veces no sabremos por qué surgen las dificultades, aunque siempre buscaremos aspectos del desarrollo que no estén bien fuertes y que podamos reforzar. No buscaremos culpables, ni situaciones concretas que nunca sabremos con certeza si fueron determinantes o no.
Sabiendo que somos parte del entorno, y aceptando esta responsabilidad, podemos mirar hacia el futuro de nuestros niños desde el mismo día de hoy hacia adelante. Y sabremos, con toda certeza, ahora sí que sí, que tenemos un trabajo importante que realizar.
Madres, padres y profesionales que trabajamos con niños, tenemos parte del desarrollo de nuestros niños en nuestras manos. Es una gran responsabilidad, pero una maravillosa labor: acompañar el desarrollo de los niños desde el mismo comienzo y reforzarlo cuando observemos que existe la necesidad de hacerlo.
¿Suena complicado? No lo es tanto si conoces cómo se produce el desarrollo infantil y lo que necesita para completarse.
No siempre sabremos qué es exactamente lo que necesita un niño o una niña en su desarrollo para solucionar todas sus dificultades, pero prácticamente en todos los casos veremos cosas que podemos trabajar y si no es posible erradicar las dificultades, al menos sí disminuirlas.
Siempre merecerá la pena hacer todo lo posible por lograrlo. Independientemente del diagnóstico, del origen de éste y de la edad del niño.
Y, te aseguro, que no existe una responsabilidad y una labor más satisfactoria en esta vida.
¡Uf! Me he puesto muy filosófica, pero es la pura verdad, tal como la he vivido, la vivo y la siento.
Ya no me enrollo más… Te dejo este vídeo en el que hablo de todo ello y de una prueba fascinante e indiscutible del gran peso del entorno en el desarrollo infantil: los niños ferales. Míralo para saber más:
Y como seguro que ya sabes, si tú quieres aprender más sobre el desarrollo de los niños y cómo trabajar con ellos desde el neurodesarrollo, cuentas con varias opciones de formación y asesoramiento familiar. Tienes información de todas ellas en mi web:
Si trabajas con niños y deseas formarte para poder aplicar técnicas de neurodesarrollo, puedes agendar una sesión gratuita conmigo haciendo clic en el siguiente botón:
Sin más por el momento, recibe un abrazo🤗
Cómo saber si un niñ@ necesita ayuda y cómo actuar
El neurodesarrollo nos enseña a observar a los niños para saber qué está ocurriendo realmente detrás de cada síntoma y para saber cómo ayudarles.
Seguro que me has oído decir un montón de veces que «el cerebro lo hace todo«…
El cerebro es el que se mueve, el que está quieto, el que habla y el que escucha y presta atención, es el que se relaciona con los demás y el que aprende en la escuela a leer, escribir, las mates…
Es por esto que siempre digo también que cuando observes a un niño o a una niña, piensa que estás observando su cerebro en acción. Su cerebro haciendo «lo que puede» con la madurez que ha alcanzado.
El desarrollo de los niños es igual a su desarrollo cerebral, es la misma cosa en realidad. Y será la maduración alcanzada por cada niñ@ en su desarrollo, la maduración alcanzada por su cerebro, la que determine que los niñ@s tengan o no dificultades en su conducta y aprendizaje.
La gran cuestión es: ¿cómo podemos acompañar ese desarrollo de nuestros niños para que llegue a ser lo más pleno posible? Y, ¿cómo reforzar ese desarrollo cuando vemos que no va del todo como esperamos?
Para esto sería bueno comenzar comprendiendo el gran poder que tiene el entorno en el desarrollo. El entorno son todas las experiencias vividas, toda la información sensorial que llega al cerebro desde el mismo momento de la concepción. Todo lo experimentado por el niño o la niña conectará neuronas y cableará su cerebro, lo hará crecer y madurar.
Parte de lo que somos se lo debemos a nuestros genes, pero sólo una parte. La epigenética nos dice que el entorno (los factores externos) inciden también en muchos de nuestros genes, haciendo que éstos se manifiesten o no, lo hagan con mayor fuerza o no… Así que, podríamos decir que somos, y nuestros niñ@s son, el producto de esos factores externos, del ambiente o entorno en el cual, y gracias al cual, se desarrolló nuestro cerebro, especialmente en los primeros años de vida.
Entonces, si el entorno puede incidir tanto en el desarrollo de nuestros niñ@s hasta el punto de que muchas de sus dificultades sean el resultado del mismo, nosotros también podemos, modificando ese entorno y ofreciendo los mejores estímulos, los más necesarios para el desarrollo cerebral, lograr que este desarrollo se refuerce para ser más óptimo.
Esto es lo que hace el neurodesarrollo: retomar el desarrollo de los niñ@s, volver atrás para, con la estimulación adecuada, crear las herramientas que puedan necesitar para aprender y controlar su conducta sin grandes dificultades.
Aplicar técnicas de neurodesarrollo supone volver a repasar cada etapa del desarrollo que pueda haber faltado o que no haya sido bien plena (o que sea necesario retomar porque ha habido una gran regresión, como en el caso del autismo), para acompañar al niño desde ahí hacia adelante, asegurándose de que cuenta con «las herramientas» que precisa para enfrentarse a los retos del día a día.
Por ejemplo, si un niñ@ tiene dificultades para leer o para escribir, habremos de plantearnos por qué razón no llegó a desarrollar las habilidades que necesita para ello, esas herramientas previas a la lectura y escritura que son necesarias y sin las cuales, leer y escribir resultará muy difícil. No nos centraremos exclusivamente en practicar la lectoescritura, sino en trabajar otros logros del desarrollo que son muy anteriores, pero muy necesarios (un buen tono muscular y control de la postura, el control del movimiento que permite a un niñ@ estar quieto, la capacidad de prestar atención, la discriminación auditiva que le permitirá convertir los sonidos de la lengua hablada en signos de la escrita, un buen sistema visual que le brinde la oportunidad de utilizar de forma cómoda y eficaz ambos ojos para poder leer, un buen desarrollo de la motricidad fina de las manos que le faciliten la escritura, la correcta percepción de nociones espaciales como la izquierda y la derecha gracias a haber alcanzado una buena lateralización como diestro o zurdo pleno, etc.).
Y por concretar aún más este ejemplo… Imagínate que a un niño le cuesta leer… Y por más que practicamos la lectura, los avances son pocos, pobres y lentos. En un momento dado, nos damos cuenta de que este niño tiene importantes problemas para diferenciar la derecha y la izquierda a pesar de tener ya 7 años. Pues aquí es donde hemos de plantearnos que no tiene sentido seguir por el camino escogido hasta ahora… porque este niño no está preparado para leer. Y nuestro deber no es obcecarnos en practicar lo que no puede hacer, lo que le resulta difícil, sino asegurarnos de brindarle la oportunidad de desarrollar los requisitos previos para la lectura, entre ellos el tener claros los conceptos espaciales de izquierda y derecha (la lectura, la escritura y las matemáticas sobre el papel se llevan a cabo siguiendo una direccionalidad concreta para la cual hemos de tener estos conceptos espaciales muy asimilados). Si un niño no tiene claros estos conceptos espaciales en sí mismo, no los podrá tener respecto al espacio en 3D que lo rodea y mucho menos… podrá tener claros estos conceptos sobre las dos dimensiones de un papel.
Todo en el desarrollo tiene un orden y una secuencia. Y todo lo que haya de llegar en esa secuencia, depende de todo lo que hubo con anterioridad. Así, con este niño del que hablamos, trabajaremos con el movimiento de los dos lados de su cuerpo de modo que vaya incorporando plenamente los conceptos espaciales que luego habrá de utilizar para leer.
Aprender a observar a los niños para saber qué está ocurriendo realmente detrás de cada síntoma y para saber cómo ayudarles es una responsabilidad y un privilegio de quienes convivimos o trabajamos con ellos. El neurodesarrollo nos enseña cómo hacerlo. Cómo observarles para ver… cómo trabajar para ayudarles a vencer sus dificultades.
Siento que esto sea un texto tan largo… Voy a ir terminando ya, pero por si te apetece, te cuento más en este vídeo:
Si tú quieres aprender a observar a los niños y trabajar con ellos desde el neurodesarrollo, me gustaría que sepas que existen varias opciones de formación. Desde las opciones más completas a otras más sencillas, todas ellas fascinantes como lo es su contenido de neurodesarrollo.
Aquí verás estas diferentes opciones. Tienes información de todas ellas en mi web:
Si es tu deseo conocer mejor el neurodesarrollo y formarte para poderlo aplicar, puedes agendar una sesión conmigo y hablaremos de qué opción es la más adecuada para ti. Sólo tienes que hacer clic en el botón:
Buscar las CAUSAS para solucionar los SÍNTOMAS🎯 Clase gratuita sobre NEURODESARROLLO INFANTIL
Buscar las causas de los síntomas en los niños.
Aprende a observar a los niños con otros ojos, para así ver mucho más allá… para ver las causas de los síntomas que son más visibles. Solamente llegando a la causa de esos síntomas es que podremos solucionarlos o paliarlos hasta donde sea posible.
Te cuento más en mi masterclass gratuita. Está grabada y podrás verla cuando tú quieras, además, por verla, te llevarás un pequeño regalo que podrás descargar al final de la clase. Sólo tienes que hacer clic en el botón para inscribirte:
¡Espero verte en la clase! Un abrazo💜
Incidencia de las pantallas en la infancia
¿Qué posibles efectos puede tener la sobreexposición a las pantallas en los niños?
¿Sabías que el 84% de los menores de 3 años en nuestro país, pasan más tiempo del recomendado mirando un dispositivo electrónico?
En general, los niños de todas las edades dedican demasiado tiempo a mirar una pantalla.
Nosotros también…, por ello no somos el mejor de los ejemplos para ellos.
Pero en nuestro caso, contamos con un cerebro adulto, ya desarrollado, y ellos, nuestros niños, tienen un cerebro en pleno desarrollo. Un cerebro que está creciendo y madurando gracias a la información que recibe.
Las consecuencias de que un cerebro en desarrollo esté sometido durante horas a la información que recibe de una pantalla en lugar de hacerlo del mundo y las personas que lo rodean, pueden ser muchas, variadas y preocupantes…
Podemos vislumbrar algunas de estas consecuencias con tan sólo observar a un niñ@ ante una pantalla. Especialmente grave es la situación en el caso de los bebés. Por si no has visto un bebé y la relación que establecen la mayoría de ellos con un teléfono móvil, te dejo un vídeo para que veas a qué me refiero:
Los padres del vídeo se ríen, les parece gracioso… La mayoría recurren al teléfono móvil porque resulta un recurso casi «milagroso» para calmar y entretener a los pequeños. Lo hacen de buena fe, por supuesto, por puro desconocimiento de lo que esta acción puede acarrear para el futuro de lo que más quieren y más pretenden cuidar.
Pero, dejando de lado el que pueda parecer graciosa una reacción de este tipo en los bebés, debemos reflexionar seriamente sobre lo observado… ¿Qué has observado tú?
¿Has visto como un teléfono impide a un bebé moverse y explorar su entorno en el momento clave en el cual su cerebro se desarrolla gracias a que se mueve, siente su cuerpo y aprende a utilizarlo, lo toca todo, lo mete en la boca… y aprende cómo es él mismo y el mundo en el que vive?
¿Te has dado cuenta cómo la pantalla del teléfono lo absorbe por completo monopolizando su atención hasta el punto de que deja de existir para él nada ni nadie más a su alrededor? Lo atractiva que resulta la pantalla no tiene competencia con todo lo demás y la atención del niño no está ni se entrena para ninguna otra cosa… Luego nos preguntamos cómo es posible que niños con déficit de atención presten tanta atención a las pantallas y los padres, erróneamente, piensan: «no, si cuando quiere, bien que presta atención porque delante de la TV sí que lo hace»…
¿Y qué te parece la interacción que tiene un niñ@ absorto ante una pantalla? Me refiero a la interacción con otros, con sus padres o cuidadores, algo tan vital para poder relacionarse y comunicarse con los demás. Esta conexión con los demás, la comunicación y el desarrollo del lenguaje pueden verse afectados.
¿Te has fijado en sus ojitos? Primero, llama la atención la luz brillante y dañina para el desarrollo ocular, y por otra parte, son dos ojos que no se mueven, no se entrenan para los correctos movimientos que habrán de realizar luego en la escuela para poder leer y escribir (entre otras muchas funciones visuales). Son ojos que sólo observan el mundo en las 2 dimensiones de la pantalla, dando lugar a un sistema visual que se pierde la oportunidad (al igual que el resto del cuerpo y el cerebro) de tener un desarrollo pleno.
Y por último, aunque no se quedan aquí las consecuencias pues son muchas más, ¿qué ocurre con el control emocional de estos bebés? Si todos los seres humanos hemos de pasar por la etapa de las pataletas y los berrinches para poder aprender a controlar y regular nuestras emociones… ¿qué pasará con estos niños que no han tenido esta oportunidad de hacerlo? Porque han contado siempre con un elemento externo que ha aparecido de repente (al mínimo lloro) y los ha calmado de inmediato. Esto puede ser muy peligroso… mucho…
Crecer con un elemento externo (algo fuera de mí) que me calme ante el menor malestar hará que yo necesite siempre de «algo» que me haga sentirme bien… En el caso del vídeo se trata de un bebé con un teléfono móvil, pero ese bebé crecerá y podría después necesitar algo más para aliviar lo que sienta, ésta es la función que cumplen muchas drogas. Las pantallas actúan como una droga para los cerebros en desarrollo. Algo terrible si pensamos en ello…
Uf… hemos llegado a un punto muy triste, que da mucho miedo, a mí me lo da. Pero bueno, no quiero que nos quedemos aquí, en el extremo de mayor gravedad de todo lo que implica la sobreexposición de nuestros pequeños a las pantallas.
Los dispositivos electrónicos pueden resultar útiles con un buen control de su uso y a partir de ciertas edades. Podríamos hablar mucho más de todo esto, pero creo que este texto está quedando ya muy largo, por lo que vamos a dejarlo por el momento…
Te hablo más de ello en este vídeo:


