plasticidad cerebral archivos - ROSINA URIARTE

¿Qué nos dicen los taxistas de Londres de la plasticidad cerebral?🤔

Los taxistas de Londres… ¿Habías oído que tuvieran algo que ver con nuestro cerebro?
Bueno, lo evidente es que ellos también tienen uno. Pero su particularidad es que ha sido estudiado en un interesante experimento…

Seguro que has escuchado muchas veces decir que los primeros años de vida son incomparables a todos los posteriores en cuanto a crecimiento y desarrollo cerebrales. Esto es verdad. No existe un cerebro tan plástico, tan moldeable y creciendo a toda velocidad como el cerebro de un niño o niña pequeños.

Y es por esto que insistimos tanto en cuidar de los primeros años de vida para ofrecer a los niños las mejores experiencias, los mejores estímulos, sabiendo que serán éstos los que literalmente “cablearán” su cerebro.

Esto genera a veces presión y prisa por aprovechar al máximo esta etapa temprana y muchos padres y profesionales viven con el miedo de que “ya sea demasiado tarde” para estimular a los niños cuando han alcanzado cierta edad.

Bueno, pues aquí es donde entran los taxistas de Londres, a demostrarnos que nunca es “demasiado tarde”.

¿No es una maravillosa noticia? 

Mira este vídeo donde te lo cuento todo:

¿Qué te ha parecido? Espero que te haya resultado interesante este experimento, y más aún las conclusiones del mismo porque nos afectan a todos nosotros. Da tranquilidad saber que podemos trabajar por lograr la maduración cerebral a cualquier edad.

Y de ello se ocupa, como bien sabes, el neurodesarrollo.

Y seguro que sabes también que yo estoy aquí deseando hablarte de neurodesarrollo y hacer lo posible para que lo conozcas más y mejor, para que puedas utilizarlo en tu trabajo con los niños y éstos puedan beneficiarse de ello logrando vencer muchas de sus dificultades.

De verdad que no hay una labor más bonita y satisfactoria.

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Qué nos dicen los NIÑOS FERALES de la PLASTICIDAD CEREBRAL

 

Es interesante ver qué nos dicen los niños ferales de la plasticidad cerebral, pues nos sirven como ejemplo claro de cómo crece y se desarrolla el cerebro humano.

La plasticidad cerebral es la capacidad que tiene cerebro, especialmente el cerebro joven en el niño pequeño, de moldearse para adaptarse a cualquier circunstancia que se encuentre. Crea herramientas neurológicas en esos primeros años para que podamos funcionar después el resto de nuestra vida. Por esto son tan importantes las etapas tempranas en el desarrollo.

La naturaleza es inteligente y ha hecho que nuestro cerebro esté preparado para amoldarse y para crear esas conexiones, esos circuitos neuronales, esas herramientas neurológicas, muy tempranamente. No espera que el niño tenga 12 años para crear patrones de funcionamiento. Sino que, desde el mismo comienzo, el cerebro está abierto a toda la estimulación que recibe del entorno y creará maneras de funcionar para lo que el niño esté viviendo en cada momento.

La estimulación que recibe el niño del ambiente tiene un gran peso en su desarrollo cerebral

Sabemos que la estimulación que recibe el niño del ambiente tiene un gran peso en su desarrollo cerebral, incluso más que la propia genética. Esto lo sabemos por muchos estudios realizados, pero también gracias a los niños ferales.

No está permitido hacer experimentación con los niños de modo que les aislemos de estímulos para ver qué pasa. La naturaleza a lo largo de la historia, sin embargo, ha hecho sus propios experimentos en los niños ferales. Niños del “experimento prohibido”, niños que se criaron sin estimulación humana, sin la estimulación que consideramos más básica y necesaria para que una persona se convierta en un ser humano pleno.

Estos niños se criaron con animales en el bosque o la selva, o incluso dentro del propio hogar (donde fueron alimentados mínimamente para mantenerse con vida, pero no recibieron los estímulos suficientes por parte de sus cuidadores).

Gracias a estas terribles experiencias hemos podido comprobar los resultados de la falta de estimulación en el cerebro humano en esos primeros momentos de la vida.

Hay casos muy conocidos, algunos bastante recientes y bien documentados.

Varios fueron niños criados por lobos, cabras o perros… Todos ellos se comportaban como los animales que los habían cuidado y con los que habían convivido. Dándonos así muestras de lo increíble que resulta la plasticidad del cerebro humano joven.

Esto es solamente posible en el cerebro del ser humano, pues el de un animal no tiene esta capacidad. Un perro, por ejemplo, por mucho que conviva con personas, nunca podrá comportarse como ellas. Sin embargo, un niño sí es capaz de adaptarse perfectamente a las circunstancias en las que vive, aunque se alejen bastante de lo que consideramos “humanas”.

Como decíamos, otros casos se han dado dentro del entorno de las personas y no de los animales. En los años 70 supimos del más conocido de todos: Genie. Genie era una niña que fue encerrada en una habitación oscura por su padre. Se pasaba las horas sentada y atada a un orinal. Genie se crió prácticamente sin ninguna estimulación durante los 13 años que tardó en ser descubierta. Apenas podía caminar y no hablaba.

Genie fue un caso muy seguido y al cual se dedicó mucho esfuerzo (quizá no de la manera más adecuada para ella), sin embargo, no lograron que Genie utilizase adecuadamente el lenguaje ni otras muchas cuestiones como relacionarse o adaptarse a las normas sociales como lo harían la mayoría de las personas. Se consiguió que aprendiese palabras sueltas que correspondían a los objetos que ella conocía, pero nunca lograron que realizase frases o que llegase a poder mantener una conversación.

Hay un momento para determinados aprendizajes en la vida

Lo que nos muestran los casos como Genie y otros como el del niño del bosque de Aveyron, Daniel el niño cabra, Oxana Malaya criada con perros… es que hay un momento para determinados aprendizajes en la vida. Momentos clave o períodos sensibles para adquirir determinadas funciones, habilidades o destrezas y que llamamos “ventanas de oportunidad”. Son momentos en los cuales el cerebro está abierto para esos aprendizajes concretos y puede crear conexiones y circuitos neuronales para los mismos.

Genie Wiley: la niña salvaje que fue atada y encerrada durante 13 años
Genie
Víctor de Aveyron
Niño de Aveyron
Niño cabra
Daniel, niño cabra
Oxana Malaya, la niña perro
Oxana Malaya

Necesitamos de la estimulación adecuada para poder adquirir esas destrezas y esta estimulación debe darse en el momento adecuado. No vale cualquier momento.

Se ha comprobado que estos niños ferales tenían más probabilidades de poder llegar a caminar erectos o de hablar si se les descubría siendo aún muy jóvenes. A cierta edad se hacía más difícil. Cuanto más se alejaban estos niños de la edad en la que los niños normalmente aprenden a caminar y a hablar, más difícil era que lo lograsen.

Lo curioso es que todos nacemos con áreas cerebrales específicamente destinadas a la función del lenguaje, por ejemplo. Sin embargo, si un niño no recibe los estímulos adecuados mientras está creciendo y desarrollándose en esos momentos del periodo sensible para el lenguaje, no lo desarrollará a pesar de contar con estas áreas cerebrales.

Es importantísimo que cuidemos del desarrollo de nuestros niños desde la misma concepción. Ofreciéndoles un entorno rico en estímulos adecuados, entre ellos el amor y los cuidados que todos merecen y tanto necesitan para crecer como seres humanos equilibrados y con una buena autoestima. Sintiéndose felices y capaces. No hay nada que nos fortalezca tanto como personas que sentirnos capaces. Y ahora sabemos que nuestras capacidades dependen en gran medida del desarrollo alcanzado a muy tempranas edades.

 
 

Neuroplasticidad toda la vida

“¡Ya madurará!” El PEOR CONSEJO del mundo.


“¡Ya madurará!” “Cada niño tiene su ritmo.” “No te preocupes, todo se solucionará.”
Cuando una niña o un niño no ha madurado como nos gustaría a determinada edad, no hay nada que nos haga pensar que puedan lograr esa maduración por sí solos después.
Hay niños que, afortunadamente, encuentran la forma de vencer sus dificultades a base de esfuerzo y compensaciones. Pero muchos otros, no.
La maduración no se produce a saltos. Cada niño tiene su ritmo, pero el camino hacia la maduración es parecido para todos. Todos han de seguir unos pasos previos para llegar a donde queremos que lleguen.
Todos han de recorrer el mismo camino, aunque lo hagan de diferentes maneras y a su propio ritmo.
Cuando un niño o una niña se encuentra lejos de sus compañeros de edad en este camino del desarrollo, hemos de ponernos en guardia y plantearnos qué cosas están pasando en ese camino para que se encuentre lejos de donde están los demás. Esperar a que dé un “sprint final” para llegar a donde consideramos que debería estar no es una buena idea.
Los niños van avanzando y esto nos consuela a los padres, pero debemos tener en cuenta que todos los niños avanzan en su camino del desarrollo, no sólo avanza nuestra hija, nuestro hijo, también los hacen el resto. Por lo que si se encuentra a cierta distancia del resto, va a ser difícil que logre alcanzarles como nos gustaría.
Esperar a que la maduración deseada ocurra por sí sola, cuando no ha sido así hasta el momento, supone perder un tiempo precioso en el cual podríamos estar logrando esa maduración ayudando al niño, a la niña, en el proceso.
“Esperar” es la peor idea y el peor consejo del mundo.
Actuar cuanto antes puede suponer lograr resultados mayores y más rápidamente, ya que cuanto más jóvenes son los niños, más oportunidades tenemos de lograr esa maduración con un pequeño “empujón” que les demos.
Hoy tu hijo, tu hija, es más joven que mañana.
Por esto, HOY es el mejor de los días para actuar. Y si quieres, yo te puedo ayudar: Puedes ponerte en contacto conmigo si buscas asesoramiento, orientación o consejos sobre cualquier tema relacionado con el desarrollo de tu hijo/a:

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646207929 Te espero 💗

“Plasticidad cerebral en el niño”

“CUT” O “CAT”. ¿POR QUÉ CUESTA TANTO LA PRONUNCIACIÓN EN INGLÉS?

La pronunciación en inglés, ¿por qué cuesta tanto? 

La pronunciación puede suponer un verdadero dolor para muchas personas que aprenden un segundo idioma, especialmente si éste es el inglés.
Según el doctor Tomatis, experto en audición, no podemos reproducir lo que no percibimos. Quiere decir que no podemos pronunciar sonidos para los cuales somos literalmente sordos.

No podemos reproducir lo que no percibimos. Los niños pequeños aún están a tiempo.

Esta incapacidad para manejar sonidos que no nos son familiares se debe a que el cerebro registra los sonidos a los que está expuesto durante los primeros años de vida. Ya desde el útero materno, el cerebro del niño va creando estructuras dedicadas a las frecuencias que escucha y que serán necesarias para que pueda después comunicarse en su lengua materna. Además de cualquier otra lengua que escuche junto a su idioma materno.
Esto hace que un niño pequeño pueda aprender cualquier idioma y varios a la vez. Y lo hace sin esfuerzo, sin ser consciente de estar llevando a cabo un aprendizaje, como lo hace todo en estos primeros años: viviendo, experimentando, disfrutando, aprendiendo…
Con la edad vamos perdiendo plasticidad y la ventana de la oportunidad para los idiomas se va cerrando según nos vamos alejando de este momento ideal que establece la vida para que podamos aprender nuestra lengua materna.
El momento para aprender el idioma materno es el mismo para aprender cualquier otro. Es el tiempo en el cual el cerebro está preparado para registrar sonidos.
Una vez pasado este tiempo, habremos de arreglárnoslas con los sonidos que nuestro cerebro haya guardado, para los cuales haya creado estructuras para manejarlos.
Es por esto que cuesta tanto aprender un idioma extranjero de adulto. Y de aquí que lo hagamos con “acento”. Este acento viene de utilizar un idioma diferente con los sonidos del nuestro propio.
Por todo esto es importante exponer a los niños pequeños a los sonidos de idiomas extranjeros, como el inglés, por ejemplo. Y no pensar que, como son pequeños, total da igual que la profe o el profe de inglés que tengan no domine del todo el idioma, luego más adelante necesitarán un nativo…
¡No! El profe nativo lo necesitan cuanto antes. Luego ya no será tan importante pues ya no podrán registrar ni reproducir esos sonidos que no le son familiares.
Expongamos a nuestros niños a un segundo idioma, con cuentos, canciones, juegos… Y nosotros, los adultos, animémonos a hablar otro idioma, aunque sea con acento. O más bien: ¡sí! ¡Con acento! Porque esos sonidos que utilizamos hablan de nosotros y dicen quiénes somos.
No somos menos hábiles o inteligentes por hablar con acento, simplemente somos nosotros.
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PLASTICIDAD CEREBRAL EN EL NIÑO



 

Cuanto más joven es el niño, mayor es su plasticidad cerebral. Lo que supone que su cerebro es más maleable e influenciable por todo lo que vive en las etapas más tempranas.
La gestación, el nacimiento y los primeros años son momentos clave que determinarán el desarrollo cerebral y nuestro funcionamiento en la vida.
Y es que, estos tempranas etapas son las que suponen el mayor crecimiento cerebral y cuando el cerebro crea muchos de los patrones con los que funcionaremos más adelante. Debemos tener esto en cuenta para cuidar al máximo las experiencias que ofrezcamos a los niños desde su concepción. Y para actuar cuanto antes cuando veamos que exista alguna necesidad.
Porque es la plasticidad cerebral la que nos brinda la oportunidad de poder ayudar realmente al niño.
Cuanto más joven es el niño con quien trabajamos en apoyo de su desarrollo, mejores serán los resultados, con menos esfuerzo y en menos tiempo.
Esto no quiere decir que no merezca la pena trabajar con un niño mayor o un adulto, pues hoy sabemos que existe cierta plasticidad cerebral toda la vida. Así que siempre se debe trabajar en apoyo del desarrollo de una persona. Pero no dejemos el tiempo pasar gratuitamente, diciéndonos a nosotros mismos que “ya madurará”.
Si quieres trabajar con un niño, de cualquier edad, y necesitas saber cómo hacerlo, puedo ofrecerte la orientación y guía que necesitas.
Ponte en contacto conmigo en:
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IMITAR LO QUE ES NATURAL NOS PERMITE AVANZAR

Padre con su hija
Este texto ha sido enviado por un padre de una niña con lesión cerebral. Tras haber investigado y haber acudido a varios profesionales que buscan reorganizar el sistema nervioso de su hija, el autor nos deja estas sabias reflexiones fruto del trabajo diario durante años con su pequeña.
Pide que se le mantenga en el anonimato, pero agradecemos enormemente su aportación.
¡Gracias!

Nuestros hijos, como cualquier otra persona, tienen una identidad genéticamente establecida. Por tanto, esta identidad, es invulnerable e indestructible. En ella están definidos todos los procesos de desarrollo del ser humano. Guiando la etapa de gestación, el propio parto y todo lo que posteriormente realizamos y tal como lo realizamos. Nuestro desarrollo, sigue unas etapas genéticamente definidas y una lesión cerebral o cualquier otra situación que dificulte o bloquee parte de este desarrollo, nunca podrá llegar a afectar ni alterar nuestra identidad genética ni nuestra inteligencia. Estas son invulnerables. Puede incidir en la capacidad de demostrar ciertas habilidades pero no la potencialidad para adquirirlas.

Nuestra sociedad, ha consolidado con el paso de los años, muchos razonamientos que han marcado criterios para afrontar las situaciones de la vida. Estos los ha establecido, el hombre. Personas a priori muy preparadas, pero esto no quita que otra persona, y más si es una madre o un padre, tenga que dar por bueno, cualquiera de estos razonamientos, sistemas de tratamiento de enfermedades,…., sin hacer un análisis personal; y más tratándose de un hijo.

Toda madre, padre o persona en general, sea cual sea el vínculo o parentesco, puede a partir de la vivencia personal, adquiriendo la capacidad de análisis y así poder ir decidiendo lo que más conviene. Es un proceso seguro que requiere unos tiempos. Cada uno necesitará su tiempo. Esto no es importante. Todo lo que previamente habremos hecho o no hecho, habrá sido necesario para a partir de aquellas vivencias, seguir evolucionando y enriqueciendo nuestro entorno y nosotros mismos.

Se habla de la plasticidad neuronal. Esta permite adaptarnos a las situaciones cambiantes de la vida. Cuando un sistema nervioso goza de muy buena salud, pudiendo disponer de la totalidad de sus recursos, la plasticidad fluye sin darnos cuenta. Las habilidades evolucionan en función de las actividades que practicamos y los estímulos que recibimos en cada instante.

Cuando nuestro sistema nervioso, está lesionado o por la razón que sea, no puede disponer de toda su composición para hacernos funcionales, la plasticidad neuronal no puede fluir de igual forma. Las oportunidades que todos necesitamos para navegar como un velero sin sobrepasar la línea de flotación, adaptándonos en cada instante a las situaciones cambiantes de nuestro entorno, posiblemente, no serán suficientes para nuestro hijo.

La voluntad de que su sistema nervioso evolucione , madure , crezca , buscando abrir todas las puertas para que sea únicamente él , quien con el paso de los años , nos pueda mostrar, hasta donde ha podido llegar en la conquista de las diferentes habilidades ; requerirá un mayor implicación específica y constante . Personalmente pienso que todo hay que hacerlo de manera progresiva. Haciendo un trabajo específico de media hora a una hora diaria, para empezar ya sería suficiente.

Nuestro hijo seguramente necesitará más oportunidades para que su sistema nervioso pueda reorganizarse haciendo uso de la plasticidad neuronal. Estas oportunidades se sucederán en la misma medida que la familia crea en su conveniencia.

El camino es largo. Todos lo son. Para afrontarlo con esta implicación tan cercana donde seguramente, nuestras manos empezarán a interactuar con su cuerpo, detectando su comportamiento corporal de una manera más profunda y real; hay que estar muy convencido de que vale la pena incorporar en este ayudar a crecer a un hijo, estos ratos con unas oportunidades de crecimiento diferentes a las que se han producido hasta ahora y complementarias a éstas. Habrá que buscar el suelo como lugar de ocio, juego y trabajo.

Se habla de que la plasticidad neuronal, no es la misma según sea la edad cronológica de la persona. Yo pienso que es posible que algo de cierto haya en esta afirmación. De todas formas, es algo que a mí no me preocupa. Apostar por un trabajo de oportunidades que puedan dar pie a una evolución del sistema nervioso, requiere la implicación y convencimiento de las personas requeridas.

La colaboración de nuestro hijo, puede aportar mucho de positivo o puede llegar a dificultar mucho su práctica. Por lo tanto lo más importante será la implicación y convencimiento de todos; padres e hijo (si es el caso). Si el hijo todavía no es consciente de la propuesta de trabajo; habrá que buscar un concepto de juego. Habrá que buscar su motivación a partir de la complicidad en la convivencia y el afecto creando un escenario de juego.

Conozco personas que con una edad por encima de los 60 años, han estudiado la carrera de derecho, o han aprendido a nadar o ir en bicicleta. ¿Si su sistema nervioso hubiera perdido su plasticidad, hubieran podido hacer tal proeza?

La fuerza de voluntad mueve montañas y esta aparece sin buscarla conscientemente, con el convencimiento de lo que queremos que forme parte a diario, durante un rato, del día a día de nuestro hijo.

Si te estiras en el suelo boca arriba y empiezas a reproducir con tu propio cuerpo, lo que hace un niño durante el primer año de vida, comenzarás para traerte manos y pies en la cara y / o boca, realizarás la transición del supino a prono mediante el volteo, dirigiendo la mirada y girando la cabeza hacia un lado levantando el brazo y doblando la pierna del lado contrario, para acabar haciendo el giro de 90 a 180 º.

Posteriormente, adoptarás una posición de arrastrar tipo militar o similar con una tendencia a lateralizar un lado de tu cuerpo de forma homolateral. Es decir, pierna y brazo de un lado los flexionarás mientras la otra pierna estará estirada y el otro brazo, apoyado en el suelo dándote una posición estática estable de control. Alternando entre un lado y otro como si la cabeza dirigiera con su movimiento, el resto del cuerpo, conseguirás que todo el cuerpo cambie de posicionamiento y así puedes iniciar el reptado.

Posteriormente, superando la presión de la gravedad, te pondrás a cuatro patas y gatearás, podrás sentarte en el suelo. Mientras, habrás estado trabajando la convergencia ocular a la distancia de la lectura y escritura, habrás integrado reflejos primitivos, sustituyéndolos por reflejos motores que hoy te permiten tener la movilidad que tienes y una serie de elementos madurativos intrínsecos.

Finalmente te pondrás de pie y aunque entonces sólo dispondrás de los pies para mantener el cuerpo en armonía, habrás durante este tiempo, aprendido todo lo que necesitas para hacerlo y por lo tanto, podrás ponerte derecho solo sin ayuda.

Siguiendo la secuencia genética, posteriormente, dado que ya habrás aprendido a comer sólido, llegará el habla, el pensamiento irá evolucionando y te harás grande tal y como lo has hecho.

Bueno, con todo esto, el sistema nervioso durante este tiempo, habrá madurado conjuntamente con este desarrollo funcional y éste se habrá producido gracias a la maduración neuronal correspondiente. Por tanto es un proceso sucesivo retro-alimentario. Como una especia de diálogo entre el cuerpo y la mente. Este es un proceso que la genética ha diseñado así y por lo tanto es inalterable e invulnerable.

Cada vez que cualquiera de nosotros hacemos esta secuencia, estamos haciendo un gimnasio para el cerebro. Estamos reforzando una estructura neuronal ya creada que nos permite ser funcionales y por lo tanto es como si fuéramos a reseguir con un color más grueso, cada una de las trazas neuronales que se activan con nuestra funcionalidad.

Si por la razón que sea, alguno de estos movimientos lo hacemos de manera imperfecta, es porque nuestro sistema nervioso no ha madurado con la precisión necesaria para hacer el movimiento perfecto. El cuerpo se articula con estados tensionales diferentes para cada parte del cuerpo, generando complejas cadenas musculares que nos permiten ser funcionales y estas cadenas, fácilmente pueden tender a simplificarse si la madurez neuronal no acaba de alcanzar los niveles precisos.

Como ya he expresado, todo ello no tiene nada que ver con la inteligencia. Esta también es invulnerable. En todo caso puede tener algo que ver con la capacidad de demostrarla.

Por lo tanto, hacer esta mesa de gimnasio, sería hacer un gimnasio para el cerebro abrazando la genética humana.

Me parece muy importante aportar esta visión de la condición humana ya que la plasticidad neuronal que permite adquirir habilidades o perderlas en función del uso que hacemos de nuestro cuerpo, deportes que practicamos en cada momento, o estímulos sensoriales que recibimos; permite también modificar y por lo tanto mejorar habilidades incumplidas.

Como si de un castillo humano se tratara, nuestro desarrollo se produce por etapas y cada etapa, es la base de la siguiente. Como en una escalera, cada escalón que subimos, nos permite afrontar el siguiente.

Es posible que esta escala se haga larga y a veces difícil de subir. Los años pasarán de todas formas y de producirse cambios por pequeños que puedan parecer, aportarán una mejor funcionalidad ya sea interna (digestiva, pulmonar, ….) o externa (sensorial o motora). Por lo tanto estos justificarán el esfuerzo realizado.

Pienso que todo ello son conceptos de la naturaleza. No hablo de cosas extrañas. La reproducción en cautividad de peces, moluscos o los invernaderos, buscan reproducir las condiciones naturales de un hábitat, conocedores de que imitando la naturaleza, las cosas se sucederán tal y como deseamos. No podemos ir en contra de la naturaleza.

Dado que nuestro desarrollo está genéticamente definido antes de nacer y tenemos la capacidad plástica de nuestro organismo para hacerlo efectivo, personalmente, no conozco ningún otro planteamiento en este ayudar a crecer un hijo mejor que el descrito; que complemente la tarea de hacer de madre o hacer de padre. Esta es mi opinión.

Pienso que si nuestro organismo, es capaz de hacer frente desde una perspectiva de auto curación a las heridas de la piel, fracturas óseas, los efectos de los resfriados, disfunciones digestivas,….. Activando mecanismos de defensa como la propia fiebre, entre otros tantísimos, ¿por qué nuestro organismo no debe poder activar estrategias reparadoras para nuestro sistema nervioso? Quizá tan sólo haya que ofrecer un entorno donde las oportunidades se puedan suceder.

Todo lo que he escrito, es fruto de la interpretación personal que hago de nuestra vivencia y de todo lo que he leído, así como de todo lo que nos han aportado aquellos profesionales que nos han acompañado y siguen acompañándonos en este trayecto.

NEUROPLASTICIDAD TODA LA VIDA

Neuroplasticidad

Acabo de leer una presentación muy interesante que viene a colación con el último artículo que publiqué en este blog.
En el mismo se postulaba la idea de que el cerebro del bebé debe usar sus capacidades y herramientas o las perderá para siempre. Si bien muchas de las “herramientas” cerebrales que usaremos toda la vida se crean y desarrollan en los primeros años de vida, otras son innatas o están programadas para determinados momentos, con lo que su desaprovechamiento supone su pérdida definitiva. Es lo que llamábamos la “ventana de la oportunidad”. Estas ventanas se van cerrando y nos quedamos con las habilidades y funciones conseguidas en ese período de gran plasticidad cerebral.
Sin embargo, la buena noticia es que podemos después, a lo largo de toda nuestra vida, seguir desarrollando las habilidades ya conseguidas, porque el cerebro no deja de ser moldeable a pesar de no ser tan plástico como el de un bebé. Es por esto que la estimulación, ya no “temprana”, podemos seguir practicándola a lo largo de los años.
Es interesante la presentación creada por Carlos Rangel. En ella podremos leer las afirmaciones del neurólogo de la Universidad de New York y director del Instituto de Neuropsicología y Funcionamiento Cognitivo, Elkhonon Goldberg. Entre ellas esta la que nos dice cómo la neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro de moldearse a través de la actividad.
Puedes ver la presentación aquí.

PLASTICIDAD NEURONAL, LA IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN TEMPRANA

Plasticidad neuronal

El artículo que publico a continuación forma parte de la REVISTA DE NEUROLOGÍA de 2004. Me interesa pues demuestra científicamente y desde el punto de vista de la neurología más concretamente, la importancia vital de la atención temprana (entendida como estimulación intensiva de niños con problemas de desarrollo, no debemos confundirla con la estimulación temprana de niños sanos).
 
Los métodos de desarrollo cerebral como Doman o Filadelfia, Padovan, la Integración Sensorial, la reeducación auditiva de los métodos Berard y Tomatis, la reeducación ocular por optometristas comportamentales, o la TMR (terapia de movimiento rítmico), buscan estimular el cerebro a través de diferentes ejercicios motores, vestibulares, de estimulación táctil o auditiva para hacer que el sistema nervioso madure y se acerque así, en niños con dificultades, a lo que sería su estado de madurez ideal acorde a la edad del niño. Buscan paliar lesiones y salvar retrasos…
 
Ninguna de estas terapias está aceptada hoy por la medicina, ni está científicamente avalada. Existe además un gran descrédito hacia las mismas por parte de los profesionales de la medicina. Pero leyendo este artículo, del cual publico solamente la introducción, vemos que todas estas terapias alternativas o “pseudocientíficas” como se tiende a denominarlas, buscan exactamente lo mismo que la atención temprana, y que los métodos utilizados para lograr los mismos objetivos son parecidos o similares…
 
Entonces yo me pregunto: ¿por qué tanta discusión sobre el método a utilizar? ¿Por qué tanto descrédito y tanta crítica de unos hacia otros? ¿Hasta cuando van a seguir confundiendo a los padres desaconsejando terapias que pueden ser beneficiosas? ¿Cómo puede alguien desaconsejar algo que no conoce siquiera? ¿Hasta cuándo seguirán siendo terapias desconocidas y no aceptadas?
 
Sólo quien conoce algo puede hablar de ello… Y yo dejo paso a los neurólogos para que os hablen de la plasticidad neuronal y de la función de la atención temprana en la madurez del sistema nervioso y de cómo así pueden evitarse muchos problemas futuros en los niños con necesidades especiales en su desarrollo. Espero os parezca interesante…
 
 
INTRODUCCIÓN: ENTENDIENDO LA ATENCIÓN
PRECOZ EN NIÑOS CON NECESIDADES ESPECIALES
 

La atención temprana es un término general que describe los programas de intervención terapéutica y educativa, a distintos niveles, dirigidos a niños de 0 a 6 años con problemas en su desarrollo, sus familias y entorno, destinados a prevenir o minimizar las posibles alteraciones o deficiencias ya existentes.

Surge en sus orígenes de la evidencia de que, a través de la generación de un ambiente rico en estímulos de diverso tipo, podemos intervenir positivamente en la adquisición de funciones o capacidades que se han visto mermadas por problemas acaecidos a lo largo del desarrollo o en problemas surgidos a lo largo de la maduración de las mismas.

Desde la neurología, el Dr. Katona (Instituto Pediátrico de Budapest) fundamenta lo que denomina ‘neurohabilitación’ o ‘rehabilitación temprana’ en la plasticidad del cerebro en los primeros meses de vida, en base a la activación y aprovechamiento funcional de todas las estructuras del sistema nervioso central (SNC), que conserven su funcionalidad normal e incluso de aquellas que presentan funciones incompletas en relación con el daño cerebral.

Los estímulos a utilizar (input) son diversos, y en la generación de las respuestas (output) se consigue establecer o reforzar circuitos neuronales que facilitan la adquisición de funciones cerebrales dificultadas por diversas lesiones o problemas. Las lesiones tempranas de las estructuras nerviosas o la privación de la estimulación sensorial procedente del ambiente pueden afectar la maduración neuropsicológica, por lo que aprovechar la plasticidad neuronal en estadios precoces es decisivo para optimizar el desarrollo posterior.

Así, la eficacia de los programas de atención temprana se basa, por una parte, en la precocidad de la intervención, y por otra, en la consecución de un diagnóstico precoz de los problemas o patologías que van a derivar en patología de neurodesarrollo posterior, y cuya presencia define las poblaciones de riesgo subsidiarias de aplicación de programas de atención temprana.

El diagnóstico precoz permite iniciar un trabajo de forma temprana y por tanto más eficaz, puesto que la capacidad de asimilar e integrar nuevas experiencias es mucho mayor en etapas precoces del desarrollo, gracias a la posibilidad de aumentar las interconexiones neuronales, en respuesta a ambientes enriquecidos con estímulos debidamente programados.

Por ello, la aplicación de los programas de trabajo con el niño de riesgo no es arbitraria, sino que cumple dos condiciones: es sistemática, en cuanto a la adecuación del programa a su edad de desarrollo y a las expectativas reales que determinemos para cada niño en particular, y es secuencial, puesto que cada etapa superada es punto de apoyo necesario para iniciar la siguiente.

Los mecanismos por los cuales la intervención temprana ejerce su efecto, y las orientaciones teóricas que sustentan su aplicación práctica, han venido clarificándose a través de las neurociencias y son recogidas por lo que se denomina ‘neurología evolutiva’.

Su comprensión pasa por conocer la anatomía funcional del cerebro, su organización, la relación entre las diversas áreas y niveles, y la naturaleza intrínseca de las respuestas generadas y cómo éstas, siguiendo un programa de trabajo y estimulación secuencial, son capaces de establecer cambios estables en la organización cerebral que permiten la adquisición de funciones no desarrolladas o la maduración de las mismas.

En los últimos años, las líneas experimentales de las neurociencias, tanto en animales como en humanos, se han encaminado a desvelar los mecanismos por los cuales el cerebro se va construyendo en un continuo en el tiempo, acomodándose a las diferentes etapas de desarrollo, permitiendo el aprendizaje y la recuperación funcional tras lesiones de distinta naturaleza.

El análisis de todos estos mecanismos de neuroplasticidad y restauración funcional como base neurobiológica que apoya y justifica la intervención temprana, constituye el objetivo del presente tema. Se ha demostrado ampliamente la eficacia de la intervención temprana en niños con necesidades especiales en diversos ámbitos: motor, lingüístico, cognitivo, sensorial…

En general, y básicamente, los mecanismos responsables de los fenómenos plásticos para las diferentes funciones y en las distintas áreas del córtex motor, somestésico y las redes relacionadas con la cognición y el lenguaje, son los mismos. Sin embargo, existen investigaciones al respecto que inducen a pensar que el fenómeno de plasticidad neuronal y reorganización funcional es mucho más complejo y muestra particularidades según el área y función interesada.

Para más información: “Plasticidad cerebral en el niño”