Todos hemos oído hablar de la Estimulación Temprana y tenemos al menos una idea de qué es. Pero, es que es en gran parte desconocida por la mayoría de las personas y esto provoca que circulen mitos, errores y malosentendidos sobre qué es, cómo y porqué se lleva a cabo, si es eficaz o para qué sirve…
Empecemos pues, por decir que la Estimulación Temprana es una forma de jugar y disfrutar con nuestros hijos y alumnos mientras realizamos actividades que sabemos que favorecen su desarrollo. Lo hacemos con la intención de lograr que el niño alcance el máximo de su potencial en todas las áreas: físicas, emocionales y cognitivas.
Para ello llevamos a cabo actividades que involucran el cuerpo y el movimiento, las sensaciones táctiles y propioceptivas, olfativas, gustativas, auditivas y visuales… abarcando todas las áreas del saber como puedan ser la música, las matemáticas, la ciencia o las artes, un segundo idioma, los deportes o cualquier interés del que disfrutemos los adultos y queramos compartir con nuestros pequeños.
En esta larga descripción cabe prácticamente cualquier actividad que hagamos con los niños. Y efectivamente, es así, cualquier cosa podría ser considerada como un estímulo adecuado dentro de la Estimulación Temprana, siempre que cumpla con unos requisitos.
Cualquier cosa podría ser considerada como un estímulo adecuado dentro de la Estimulación Temprana, siempre que cumpla con unos requisitos.
El primero de ellos es el disfrute. No sólo del niño, sino también del adulo que lo acompaña. Si no se disfruta, si no es un juego divertido, no es Estimulación Temprana.
Otro de los requisitos es que las actividades han de ser adecuadas a la edad y la madurez alcanzada por parte de cada niño. Si se le propone hacer algo difícil o para lo cual no está preparado, y de lo cual no disfrutará, no podemos considerarlo Estimulación Temprana.
Las actividades han de ser atractivas y breves. Si como ya se ha dicho, los niños han de disfrutar de algo adecuado a su edad, no hay que alargarse en el tiempo pues se correría el riesgo de perder su atención. Y si no se cuenta con la atención e interacción de los pequeños, entonces tampoco es Estimulación Temprana.
Los estímulos deben ser novedosos pues esto atraerá la atención de los niños y de este modo, la Estimulación Temprana tiene la oportunidad de dar algo nuevo que no ofrece normalmente su entorno en el hogar o el aula. Es por este motivo que no enseñamos a los niños lo que es un plátano o un árbol, un perro o una silla… Sino que trabajamos con cosas que puedan parecer algo extrañas dada las edades de los niños, pero que suponen una estimulación totalmente diferente a la que ya tienen. Así no veremos lo que es un árbol, sino lo que es un roble, un castaño o un olmo. No veremos lo que es un perro, pero sí cómo es un dálmata, un pastor alemán o un golden retriever, por ejemplo.
De esta forma, mostraremos también a nuestros niños una realidad que está físicamente alejada de su entorno y a la que no pueden acceder personalmente, viendo lo que es un hipopótamo o la torre de Pisa, el monte Everest o la gran muralla china.
Las actividades que se realizan en la Estimulación Temprana deben repetirse y mantenerse constantes, esto supone jugar a lo mismo todos los días durante un tiempo. Repetir es necesario para lograr la creación de conexiones neuronales fuertes y permanentes. Y es que, es gracias a la repetición que el cerebro decide guardar las conexiones producidas por un estímulo. El cerebro interpreta que lo que hacemos a menudo, todos los días, es algo importante, por lo que guarda las conexiones creadas para que las podamos utilizar más adelante. Así va desarrollándose y creciendo el cerebro.
Si las actividades de estimulación no se repiten, preferiblemente a diario, no deberían considerarse Estimulación Temprana.
La creación de nuevas conexiones y circuitos neuronales permanentes es el primero y principal objetivo de la Estimulación Temprana.
Precisamente, la creación de nuevas conexiones y circuitos neuronales permanentes es el primero y principal objetivo de la Estimulación Temprana. Y ésta se realiza en la etapa de la vida del ser humano en la cual esto es más fácil: los primeros seis años.
Es por esto que la estimulación se llama “temprana”.
Nadie puede dudar de la importancia de estos primeros años pues en ellos se produce el 90% del crecimiento cerebral y para comprobar esto, basta con observar cómo crece la cabecita de los niños en estas tempranas edades.
El cráneo crece porque lo hace el cerebro, literalmente se expande para permitirle disponer del sitio que necesita. El cerebro crece porque recibe estimulación del entorno en el cual vive el niño. La estimulación del entorno es siempre sensorial, entra a través de los sentidos. No solamente de los cinco sentidos bien conocidos por todo el mundo, sino también por los sentidos internos que nos hacen sentir y conocer nuestro cuerpo para poder mover y utilizarlo con comodidad y eficacia.
Pues, como decíamos, en los primeros seis años se producen la mayor cantidad de circuitos neuronales, las herramientas con las que habremos de funcionar a lo largo de nuestra vida.
El cerebro del niño de seis años ya tiene el peso, volumen y tamaño del 90% del cerebro adulto.

Es en estos años que se aplica la Estimulación Temprana, aprovechando la mayor plasticidad cerebral para, como decíamos, llegar al máximo potencial de cada niño.
Por concluir, podemos decir que cualquier actividad que se realice en los primeros años y que sea adecuada, se haga de forma lúdica y atractiva, sea breve, repetida y continuada en el tiempo, podemos considerarla Estimulación Temprana.
Ahora que hemos planteado todo esto sobre la Estimulación Temprana, comprenderemos mejor qué creencias son mitos o simples errores producto del desconocimiento sobre el tema. Veamos algunos ejemplos…
Mitos y errores sobre la Estimulación Temprana.
ERROR 1: La Estimulación Temprana es para niños con dificultades. Esto no es cierto, pues como hemos dicho, en realidad se lleva a cabo con todos los niños para favorecer su desarrollo y ayudarles a alcanzar su pleno potencial.
ERROR 2: La Estimulación Temprana es lo mismo que la Atención Temprana. Ésta última sí que va dirigida a niños con dificultades y necesidades concretas que hay que cubrir. La Atención Temprana se dedica precisamente a esto. Y aunque bien podría decirse que su labor también es una estimulación temprana, el trabajo realizado en un campo y el otro no es el mismo, por lo que no siempre Estimulación y Atención Temprana son términos intercambiables, no son lo mismo.
ERROR 3: La Estimulación Temprana pretende que los niños aprendan cosas. El aprendizaje no es un objetivo de la Estimulación Temprana. Muchas personas se plantean para qué necesita un niño pequeño conocer la Torre de Pisa. Y la verdad es que ningún niño necesita aprender o conocer esto. Si les mostramos una imagen de este monumento es para cumplir el objetivo de crear nuevos circuitos neuronales ofreciendo al niño estímulos diferentes a los que ya tiene normalmente y activando a su vez, sus vías visuales y auditivas y sus mecanismos para prestar atención.
Por muy extraño que pueda parecer tratar ciertos temas con los niños, resulta que estos primeros años son los más indicados para crear nuevos intereses sobre cualquier área puesto que los pequeños muestran interés y disfrutan de todo lo que nosotros les presentemos con ilusión y ganas. Los primeros años son el tiempo ideal para crear un amplio abanico de intereses en los niños, nunca será tan fácil después.
ERROR 4: La Estimulación Temprana pretende adelantar etapas. Esta idea es muy común, pero ya quedó claro que los estímulos han de ser adecuados, acordes a la edad y el desarrollo alcanzado. Es importante conocer el desarrollo infantil para no precipitarnos, para no pedir al niño algo para lo cual aún no esté preparado (por cierto, en la Estimulación Temprana no pedimos nada a los niños, solamente intentamos captar su atención y sus ganas de participar).
ERROR 5: La Estimulación Temprana quita a los niños de jugar. Esta idea surge por la utilización de actividades organizadas y estructuradas, repetidas en el tiempo. Pero no puede estar más lejos de la verdad. La Estimulación Temprana debe ser un juego en sí misma. Sólo así será realmente efectiva. Al niño pequeño le gusta repetir lo mismo una y otra vez y si hay disfrute, para él será como un juego.
ERROR 6: La Estimulación Temprana impide al niño explorar libremente con su cuerpo y aprender por sí mismo gracias a la experimentación. Esto sería una barbaridad pues los niños necesitan explorar y experimentar con su cuerpo, con el movimiento y con su entorno. Las actividades de Estimulación Temprana, que, si bien están organizadas, estructuradas y dirigidas por el adulto, no pueden ni deben sustituir otros enfoques educativos ni deben evitar que el niño aprenda por sí mismo de forma libre y espontánea.
La Estimulación Temprana ha de verse como un juego más que se introduce en el día a día de los pequeños, bien sea en casa o en la escuela.
ERROR 7: Mejor no aplicar la Estimulación Temprana, los niños de hoy en día están ya demasiado estimulados. Bueno, esto en parte es cierto, pero la realidad es que están “mal estimulados”. Por el estrés, por el ritmo de vida que llevamos, porque tienen poco tiempo de disfrute, apenas juegan, porque la estimulación que reciben frente a una pantalla no es la más adecuada en estas tempranas edades. Pero todo esto, nada tiene que ver con la Estimulación Temprana.
ERROR 8: La Estimulación Temprana puede llevar a la sobreestimulación. Sobreestimular supone cansar a un niño, ponerle nervioso, estresarle, exigirle, obligarle, excitarle o en el mejor de los casos, aburrirle… Ninguna de estas cosas deben ser consecuencia de aplicar la Estimulación Temprana. No lo serán si hacemos bien las cosas. Y serán los niños quienes nos digan si lo estamos haciendo bien pues si ellos se muestran contentos y felices con las actividades que les proponemos, todo va bien.
ERROR 9: La Estimulación Temprana no es necesaria en el bebé pues éste lo que necesita es estar tranquilo y dormir mucho. Es cierto que los bebés han de dormir muchas horas, la mayor parte del tiempo, especialmente durante los primeros meses de vida. Sin embargo, tras los primeros dos meses han de ir estando más y más activos cada día, experimentando con su cuerpo, moviéndolo para aprender sobre el espacio y explorar el mundo que les rodea. El primer año de vida es un período clave dentro del desarrollo cerebral.
Por esto hemos de tener mucho cuidado con los bebés que son “demasiado buenos” pues muchos de ellos duermen más de lo esperado y se mueven mucho menos de lo que es deseable para un buen desarrollo. Y la razón puede ser que sean niños aburridos en un entorno escasamente estimulante.
ERROR 10: La Estimulación Temprana pretende crear genios. Esta es una idea absurda que realmente no merece la pena rebatir siquiera. Sería una locura pensar que pudiera existir una fórmula con la que contásemos para convertir a los niños en genios.
La Estimulación Temprana pretende dar al niño todas las oportunidades posibles para que logre un pleno desarrollo y alcanzar así todo su potencial, pero no podríamos plantearnos ir “más allá”. Simplemente no sería posible.
ERROR 11: La Estimulación Temprana es suficiente con aplicarla dos veces por semana. Esto ya sabemos que es una concepción errónea porque cuando los estímulos no son suficientemente intensos y repetidos no son considerados importantes por el cerebro, por lo que no crea con ellos circuitos neuronales fuertes.
Lo que no se repite, preferiblemente a diario, no es tan eficaz para lograr la maduración cerebral y, por lo tanto, el mayor grado de desarrollo en los niños.
ERROR 12: La Estimulación Temprana requiere de materiales costosos. En realidad, gracias a la flexibilidad de la Estimulación Temprana que nos permite hacer cualquier cosa de la que disfrutemos con nuestros niños, siempre que lo hagamos empleando estímulos adecuados, nuevos y repetidos, podemos utilizar una gran variedad de objetos y recursos para llevarla a cabo. No es necesario contar con material caro o difícil de fabricar.
ERROR 13: Se necesitan muchos conocimientos para aplicar la Estimulación Temprana. Como ya se dijo, lo que necesitamos realmente son ganas e ilusión. También conocer un poco el desarrollo del niño y los requisitos mencionados para asegurarnos de que estamos haciendo algo que es eficaz y beneficioso para los niños.
Recordemos que son ellos, los niños, quienes nos harán saber si lo estamos haciendo bien.
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