Ferré nos dice que todos los problemas de funcionamiento visual siempre interfieren en el desarrollo de la atención…
“Cuando observamos que un niño no adapta bien el movimiento al espacio que le rodea, sufre con frecuencia pequeños accidentes, golpes, caídas que hacen pensar que no calcula las distancias, le lloran los ojos, le molesta la luz, cierra un poco los párpados cuando mira lejos o cuando, simplemente, se trata de un niño que ni se arrastró ni gateó, no es necesario que haya organizado un cuadro de T.D.A. para que acuda a un especialista en optometría funcional (o comportamental) para que realice una valoración de cómo está desarrollando las capacidades y las habilidades visuales.”
Aclara cómo, en general, el oculista es el médico del sistema visual, mientras que el optómetra es el especialista en función visual.
Cuando se habla de problemas visuales en la infancia que inciden en un déficit de atención y dificultades escolares, se hace referencia a problemas funcionales de la visión.
Muchos niños con el diagnóstico de T.D.A. tienen problemas de función visual, aunque el oculista o el oftalmólogo haya descartado patología importante. Es por esta razón que Ferré recomienda a los padres una visita a un profesional de la optometría comportamental.