El movimiento enciende el cerebro. Activa el aprendizaje.
¿Has estudiado alguna vez caminando por el pasillo?
Si lo has hecho, seguramente te haya servido para seguir atento y retener mejor la información. Y es que, el movimiento actúa como una dinamo para nuestro cerebro: ¡lo enciende!
Activar el cuerpo activa el cerebro.
Debemos permitir a nuestros niños que se muevan antes de hacer las tareas escolares, que puedan realizar descansos para moverse un o que lo hagan mientras están estudiando.
El movimiento, especialmente si va unido a un ritmo, es excelente para ayudar a nuestros niños a prestar atención y a rendir mejor en sus tareas cognitivas.
Girar unas pocas veces en una dirección y luego en la otra (siempre en ambas direcciones por igual) es un buen ejercicio. Pueden hacerlo estando de pie, tumbados sobre el suelo (haciendo “croquetas”) o sentados en una silla giratoria. Con cuidado de evitar el mareo o sensaciones que puedan impresionar. No se trata de hacerlo deprisa ni muchas veces seguidas, sino unas pocas (3 veces por ejemplo) en una dirección para cambiar y hacer otras pocas en la otra.
Mecerse sobre una hamaca, mecedora, columpio o pelota de pilates.
Saltar o botar, dentro de las posibilidades que nos ofrezca el hogar. Una pelota de pilates permitirá al niño botar sentado sobre la misma. Podrá sentarse o tumbarse boca abajo o incluso, boca arriba si le gusta. Y en estas posiciones, mecerse rítmicamente hacia adelante y atrás, hacia los lados… o botar hacia arriba y hacia abajo.
Un minuto antes de empezar a trabajar y otro en los descansos será suficiente.
Y por supuesto, si puede moverse mientras estudia, esto será estupendo pues le ayudará a seguir prestando atención y a aprender mejor los contenidos. Así que permite a tu hijo o hija que se sienta sobre una pelota de pilates y/o una silla giratoria, que camine mientras estudia y repite en voz alta los contenidos que ha de aprender.
Que haga la “marcha cruzada” mientras repasa algo es muy buena idea: habrá de tocarse la rodilla derecha con su mano o codo izquierdo y luego, la rodilla izquierda con la mano o el codo derecho. Y esto lo puede hacer estando quieto en el sitio o desplazándose.
Sólo cuando se hayan movido lo suficiente, podrán los niños controlar la necesidad que tienen de moverse y así poderse estar quietos. El movimiento dará a sus cerebros la energía que necesitan para poder aprender.
¿Has estudiado alguna vez caminando por el pasillo?
Si lo has hecho, seguramente te haya servido para seguir atento y retener mejor la información. Y es que, el movimiento actúa como una dinamo para nuestro cerebro: ¡lo enciende!
Activar el cuerpo activa el cerebro.
Debemos permitir a nuestros niños que se muevan antes de hacer las tareas escolares, que puedan realizar descansos para moverse un o que lo hagan mientras están estudiando.
El movimiento, especialmente si va unido a un ritmo, es excelente para ayudar a nuestros niños a prestar atención y a rendir mejor en sus tareas cognitivas.
Girar unas pocas veces en una dirección y luego en la otra (siempre en ambas direcciones por igual) es un buen ejercicio. Pueden hacerlo estando de pie, tumbados sobre el suelo (haciendo “croquetas”) o sentados en una silla giratoria. Con cuidado de evitar el mareo o sensaciones que puedan impresionar. No se trata de hacerlo deprisa ni muchas veces seguidas, sino unas pocas (3 veces por ejemplo) en una dirección para cambiar y hacer otras pocas en la otra.
Mecerse sobre una hamaca, mecedora, columpio o pelota de pilates.
Saltar o botar, dentro de las posibilidades que nos ofrezca el hogar. Una pelota de pilates permitirá al niño botar sentado sobre la misma. Podrá sentarse o tumbarse boca abajo o incluso, boca arriba si le gusta. Y en estas posiciones, mecerse rítmicamente hacia adelante y atrás, hacia los lados… o botar hacia arriba y hacia abajo.
Un minuto antes de empezar a trabajar y otro en los descansos será suficiente.
Y por supuesto, si puede moverse mientras estudia, esto será estupendo pues le ayudará a seguir prestando atención y a aprender mejor los contenidos. Así que permite a tu hijo o hija que se sienta sobre una pelota de pilates y/o una silla giratoria, que camine mientras estudia y repite en voz alta los contenidos que ha de aprender.
Que haga la “marcha cruzada” mientras repasa algo es muy buena idea: habrá de tocarse la rodilla derecha con su mano o codo izquierdo y luego, la rodilla izquierda con la mano o el codo derecho. Y esto lo puede hacer estando quieto en el sitio o desplazándose.
Sólo cuando se hayan movido lo suficiente, podrán los niños controlar la necesidad que tienen de moverse y así poderse estar quietos. El movimiento dará a sus cerebros la energía que necesitan para poder aprender.
Si te ha gustado el vídeo, por favor pásate por mi canal de YouTube y dale al “like”
Y suscríbete si aun no lo has hecho. ¡Que hay muchos más! ¡Gracias! 💗
“Estimulación vestibular. La estimulación del movimiento”
“¡No puede parar! Poder estar quieto pasa por haberse movido mucho y bien”