El cuerpo humano se diseñó para moverse. Son las experiencias tempranas con el movimiento las que habrán de colocar los cimientos de todo lo que ha de venir después.
El movimiento es absolutamente necesario para el desarrollo cerebral y tiene prioridad dentro de la estimulación temprana en el primer año de vida.
“El bebé recién nacido parte de un punto muy primitivo y debe llegar muy lejos. Debe recorrer este camino sin prisa, pero sin pausa y, sobre todo, sin saltarse ninguna etapa.” (Ferré, 2005, p.17).
Para que los bebés puedan pasar por todas las etapas tempranas, es importante brindarles la oportunidad de que su desarrollo sea lo más completo y se produzca de la forma más natural posible. Esta oportunidad pasa por permitir que el niño esté sobre el suelo.
“El suelo es el mejor campo atlético del niño” Arnold Gesell.
“El suelo es el gran maestro del movimiento del niño-a…”, CEMEDETE (Centro Médico de Diagnóstico y Tratamiento Educativo).
Solamente sobre el suelo podrán los bebés iniciar los movimientos que los llevarán al desplazamiento y a logros tan importantes como el volteo, el arrastre y el gateo.
Estos logros tienen un gran peso en el desarrollo y maduración cerebrales y ocurren en el momento de la vida en el cual se produce un mayor crecimiento cerebral.
Son fases que preparan a los bebés para caminar en las mejores condiciones, además de prepararles para todo lo demás, no solamente para posteriores hitos motrices, sino también para logros a niveles emocional, social y cognitivo. Pudiendo tener una importante incidencia en habilidades tan aparentemente lejanas como las necesarias para poder aprender en la escuela.
Las fases motrices que se producen durante la etapa de suelo son excepcionales en todos los sentidos: son esenciales para completar un buen desarrollo y son fases únicas que ya no volverán una vez pasado su momento, una vez que los bebés se pongan por fin a caminar.
Así es cómo la etapa de suelo ofrece a los bebés el poder construir unos fuertes cimientos sobre los que erigir el desarrollo que está por llegar. Los hitos motrices que se producen en el primer año de vida forman parte del desarrollo motriz, el cual sostendrá, al igual que lo hacen los cimientos de cualquier edificación, el posterior desarrollo emocional, social y cognitivo.
Algunos expertos aseguran que conviene colocar a los bebés en el suelo desde los primeros días de vida. Otros recomiendan esperar unos tres o cuatro meses para hacerlo. La realidad es que el suelo es un lugar seguro, del cual no pueden caerse los bebés. Además, hemos de asegurarnos de convertirlo en un lugar cálido y confortable. Y también atractivo para los pequeños.
No hay nada que atraiga más la atención de los bebés, ni cuya compañía busquen con mayor insistencia, que la de los adultos que los cuidamos y amamos. Necesitan de nuestra atención y presencia. Por ello, el mejor consejo para unos padres o cuidadores cuyos bebés estén en la etapa de suelo, es que ellos también bajen ahí, al suelo, para poder acompañar plenamente a los niños en este momento tan importante de su desarrollo.
La etapa de suelo para los bebés debe ser la etapa de suelo para todos en casa.
Si te apetece conocer más sobre el desarrollo de los bebés y cómo cuidarlo y reforzarlo, infórmate sobre el curso BEBÉ Y YO👶:
Curso online BEBÉ Y YO acompañando al bebé durante su gestación y primer año de vida