Cómo ofrecer la mejor estimulación sensorial para el desarrollo infantil.
Hace un par de días hablé con unos papás que me decían que los médicos les habían recomendado estimular a su bebé pues había tenido problemas al nacer. Ellos me aseguraban que ya lo estaban haciendo, que estaban estimulando a su peque hablándole mucho, cantándole canciones, poniéndole música, mostrándole objetos de colores vivos que se movían delante de sus ojitos y también tocando su piel con diferentes texturas.
Me preguntaban si había «algo más» que pudieran hacer…
Cuando hablamos de estimulación para el desarrollo de los niños, casi todo el mundo piensa como estos papás: en estímulos visuales (luces, colores contrastados y brillantes, objetos móviles), estímulos auditivos (música, canciones, cuentos) y estímulos táctiles (texturas, objetos y diferentes materiales para manipular).
Pero, ¿hay algo más que se pueda hacer para ofrecer la mejor estimulación sensorial?
Pues, la verdad: hay mucho más. Mucho más y más importante.
Porque en la estimulación que hemos mencionado, faltan estímulos de los sentidos primeros, los más antiguos, los que sostienen a los demás sentidos… Los sentidos imprescindibles, los sentidos sin los cuales no podemos funcionar mínimamente en óptimas condiciones. Los sentidos que nos hacen sentirnos, saber dónde estamos, qué estamos haciendo y cómo hacer cualquier cosa que nos propongamos. Los sentidos que nos hacen conocernos para que podamos conocer todo lo demás, los que nos conectan con nosotros mismos para que podamos conectarnos con lo que hay afuera.
Son los sentidos internos: el sentido vestibular y el sentido propioceptivo.
Y a éstos añadimos también el sentido táctil, porque aunque es un sentido externo, como los cinco sentidos conocidos por todo el mundo (toco el mundo y aprendo de él), funciona en parte como un sentido interno porque si el mundo me toca a mí, yo aprendo de mí misma y de mi cuerpo también.
La conclusión es que, si nos proponemos realizar un trabajo de estimulación sensorial, hemos de dar prioridad a los estímulos vestibulares (movimiento), propioceptivos (tacto con presión) y táctiles. Luego, podemos añadir, y es importante que así lo hagamos, estímulos auditivos, visuales e incluso olfativos y gustativos.
He creado este vídeo para contártelo un poco mejor:
Espero que te haya parecido interesante.
Si te gusta este tema de la estimulación sensorial y todo lo relacionado con el neurodesarrollo infantil, y si deseas conocer más formándote en ello, agenda una sesión gratuita conmigo por zoom o whatsapp y hablamos. Sólo tienes que hacer clic en el botón aquí debajo: