estimulación temprana archivos - Página 6 de 8 - ROSINA URIARTE

¿CUÁNDO EMPEZAR CON LA LECTURA?

Niño pequeño lee

La herramienta principal para el éxito académico es la lectura. Es natural que surjan tantas dudas sobre la misma. El índice de fracaso en este ámbito en nuestro país es muy elevado y va siendo hora de que algunos conceptos se aclaren para que dejemos de discutir entre los profesionales de la educación sobre conceptos muy básicos. Conceptos que confunden no sólo a profesionales, sino también a los padres…

Existe mucha confusión en cuanto al método utilizado para la enseñanza de la lectura y cuándo deben empezar con ella los niños. Unos defendemos la lectura desde bebés, otros aseguran que es muy inconveniente empezar antes de los 6 años… ¿Cómo es posible tal contradicción? ¿Estamos hablando de lo mismo? Realmente NO.

Estamos hablando de DOS cosas diferentes. Por esta razón, tanto los que defendemos la lectura antes de los seis años como los que aseguran que es contraproducente, tenemos razón… Lo que debemos hacer es saber que estamos hablando de dos planteamientos y dos actividades DIFERENTES.

Hay dos métodos de lectura, uno de ellos es el “silábico” o “fonológico”, en el que los niños aprenden a identificar letras con su sonido correspondiente, combinándolas de izquierda a derecha, para componer una palabra. Éste es el método tradicional que requiere de una organización espacial (el niño debe tener muy claros los conceptos de izquierda y derecha por ejemplo), entre otras funciones varias, que el niño puede no haber adquirido hasta la edad de 6 ó 7 años.

Teniendo esto en cuenta, es cierto que los niños no deberían empezar la lectoescritura, tal como se plantea en los colegios, hasta los 6 ó 7 años. Existe una tendencia errónea a presionar a los niños de Educación Infantil con la lectura y la escritura en nuestro país. Cosa que no ocurre en otros países donde la lectura alcanza niveles superiores y el fracaso escolar es mucho menor.

Sin embargo, en la estimulación temprana enseñamos a los niños a leer desde que son bebés. Y esto no es una contradicción con lo afirmado anteriormente. Lo que hacemos es ofrecer información escrita al niño, al igual que se la damos oral. Es lo que se llama «lectura global», y en ésta se muestra al niño una palabra entera mientras se lee la palabra al mismo tiempo. Son estímulos visuales (la palabra escrita) acompañados de estímulos auditivos (la palabra pronunciada a la vez). Los niños pequeños, menores de 6 años, tienden a ver la palabra como un todo, como una imagen. No se fijan en las letras que se combinan dentro de la misma como lo harían los niños de primaria.

En los programas de lectura dentro de la Estimulación Temprana nunca se le pide al niño nada, no se le examina ni presiona.

Si a un bebé se le enseñara la palabra “mesa” por ejemplo, tantas veces como la oye a la vez que se le muestra lo que es una mesa, la recordaría mucho antes en su formato escrito puesto que nuestra memoria visual es normalmente mejor que la auditiva.

De esta forma, el niño va familiarizándose con la palabra escrita, reconociendo palabras al igual que lo hace en el lenguaje hablado (el niño al escuchar las palabras no es consciente de que estén formadas por diferentes fonemas, sino que oye una sola cosa, al igual que cuando ve una palabra escrita ve una sola cosa). Con el tiempo puede estar leyendo sin realmente ser consciente de haber «aprendido» a leer, tal como ocurre con el lenguaje hablado. En realidad no aprendemos el lenguaje escrito con la misma facilidad y al mismo tiempo que el hablado por la simple razón de que no tenemos las mismas oportunidades de ver las palabras escritas como de escucharlas.

Es muy importante tener en cuenta que en la Estimulación Temprana jamás se pone a los niños a escribir. Esto no debería ocurrir hasta que el niño esté preparado para ello (6 ó 7 años). En esto la Estimulación Temprana es muy respetuosa, no debe pretenderse nada en el niño antes del momento adecuado y de que éste esté plenamente preparado para ello.

Todo esto tiene una explicación científica…

El cerebro del niño pequeño, menor de 5 ó 6 años, cuando aún no está organizado en sus funciones hemisféricas (el niño aún no se ha lateralizado, no es áun diestro o zurdo), domina el hemisferio derecho en los aprendizajes y en la percepción de lo que le rodea. El hemisferio derecho ve más el conjunto de las cosas, sin llegar a ver cada parte que las compone pues es menos analítico que el hemisferio izquierdo. Por eso el niño pequeño ve una palabra como un todo, igual que cuando la oye. Por esto les enseñamos a leer con la lectura global (les enseñamos palabras enteras, no la «m» con la «e» es «me» y la “s” con la “a” es “sa”):
Al cumplir los seis años más o menos, el niño ya está lateralizado, distingue izquierda y derecha y puede leer en una sola dirección y escribir en la misma también. Es el momento de aprender a leer y escribir de la forma tradicional (la «m» con la «a» es «ma»).

A partir de los seis años ya no aprende igual de forma global pues nuestro hemisferio izquierdo domina en su afán por analizar toda la información, el niño ya no verá una palabra, sino un conjunto de letras sucesivas. Aquí es cuando comienza el silabeo. Éste es necesario al aprender a leer de forma tradicional y al ver y leer por primera vez palabras desconocidas. Pero si el niño tiene facilidad para la lectura y está familiarizado con ella, pasará por la etapa del silabeo con facilidad y rapidez.

Cuando ambos hemisferios colaboran en el trabajo de la lectura es cuando además de ver cada letra que compone la palabra, vemos la palabra en sí como una unidad, y podemos leerla con seguridad y la velocidad necesaria, sin silabear.

“Hay un momento en el proceso de aprender a leer en que el equilibrio del cerebro pasa de derecha a izquierda, aproximadamente a la edad de 6 ½ y 7 ½ años” (Bakker, 1990)

“El acto de leer cuando se ejecuta con el hemisferio derecho está basado en técnicas visio-espaciales y holísticas, por ejemplo palabras enteras o el método “ver-decir”.
La lectura desde el hemisferio izquierdo implica decodificar símbolos individuales, construir palabras a partir de letras y estructuras basadas en la fonética.”
(Sally Goddard, “Reflejos, Aprendizaje y Comportamiento”)

Como conclusión y en defensa de la enseñanza de la lectura en la Estimulación Temprana, queda decir que en ningún momento pretendemos que el niño se salte etapas. Precisamente la Estimulación Temprana la realizamos para asegurarnos de que esto no ocurra, para apoyar el desarrollo del niño en cada etapa y ayudarle a que pase así a la siguiente con la madurez necesaria.

Y lo más importante: para los niños ES UN JUEGO. Por lo tanto, quienes critican la enseñanza de la lectura en niños pequeños argumentando que «los niños tienen que jugar», lo hacen porque no conocen la la Estimulación Temprana, cómo se lleva a cabo ni sus objetivos reales. Pues la regla número uno es vivirla como un juego, tanto por parte del adulto como por el niño. Y es así como los niños viven la lectura global, como un juego.

Nota: a continuación añado un extracto del libro “Aprendiendo moviendo el cuerpo” de Carla Hannaford, editorial PAX México

¿A QUÉ EDAD ESTÁN LISTOS LOS OJOS PARA LEER?

«Entre los siete y los ocho años, conforme maduran los lóbulos frontales del encéfalo, se desarrolla de manera natural la coordinación motriz fina de todos los músculos del cuerpo, incluyendo los oculares. Antes de esa edad, tenemos una buena vista periférica y percibimos la profundidad, pero no es sino hasta que madura el campo frontal ocular de los lóbulos frontales que se puede lograr una coordinación suficientemente precisa entre ambos ojos como para tener un buen enfoque bidimensional. La coordinación ocular se da cuando el ojo dominante sigue la escritura que ve sobre una página y el otro ojo sigue el movimiento con exactitud y combina la información, lo cual nos da un óptima visión binocular… Por lo tanto, un ojo asume el mando (es el dominante) y guía los movimientos de los dos.
… Los movimientos motores finos del ojo y la coordinación de ambos aseguran que la información se capte con facilidad y aportan otra razón fisiológica para que no comencemos con el proceso de lectura antes de que el niño cumpla siete o, mejor aún, ocho años.»

RODAR HACIENDO «CROQUETAS», UN EXCELENTE EJERCICIO PARA FAVORECER EL DESARROLLO

Niña haciendo croquetas
Niña haciendo croquetas

Junto al arrastre y al gateo, existe otro ejercicio que en los métodos de estimulación, tanto «temprana» como «terapéutica», se toma del proceso natural de desarrollo del niño para realizarlo de forma intensiva como una herramienta más para ayudar al niño en su desarrollo reforzando el mismo. Estamos hablando de las «croquetas» o rodadas en una dirección y otra estando el niño tumbado en el suelo.

Rodar haciendo croquetas, un excelente ejercicio para favorecer el desarrollo.

Las croquetas suponen una potente estimulación vestibular que favorece la maduración del sistema nervioso.

El aparato vestibular (también llamado laberinto) es un órgano situado en el oído interno que sirve principalmente para el control de la postura corporal y el equilibrio, pero también para regular el tono muscular, los movimientos oculares y la orientación espacial.

Es un ejercicio muy sencillo y con él suelen disfrutar mucho los niños. Sin embargo, puede ocurrir que un niño sea muy sensible a la estimulación vestibular, en cuyo caso habría que tener cuidado, haciendo muy poquitas croquetas y muy lentamente. En el supuesto caso de que al niño le impresionara aún de este modo, sería mejor optar por otro tipo de estimulación que le ayude a madurar lo suficiente para poder más adelante tolerar las croquetas.

El niño ha de tumbarse en el suelo, con los brazos extendidos por encima de la cabeza, o con los brazos hacia abajo pegados a lo largo del cuerpo. El cuerpo debe estar en tensión, totalmente estirado, desde las palmas de las manos hasta la planta del pie.

Hay que girar de un lado a otro, procurando no torcerse. No se debe correr, pues se torcería uno más.

Para evitar los mareos, se le puede decir que mire un punto fijo siempre que acabe el giro.

Es muy importante que se ruede siempre en ambas direcciones, el mismo número de veces hacia un lado y hacia el otro. Esto es de vital importancia para que la estimulación de ambos lados del cuerpo sea la misma, y por lo tanto, también lo sea la de ambos hemisferios cerebrales.

En el enlace que aparece a continuación podemos ver un vídeo en el que un padre realiza las croquetas con su hijo como parte de un programa de organización neurológica:

Padre y niño haciendo croquets

Vídeo «Actividades Vestibulares – Rolar»

Nota: Para evitar que el niño se sobreexcite o pueda marearse, lo ideal sería realizar tres croquetas en una dirección y otras tres en la otra para así seguir haciendo croquetas de tres en tres en ambas direcciones. Y comenzar por hacerlas despacio hasta ver que el niño las disfruta y no le impresionan o marean (esto no suele ser lo común, pero sí ocurre en niños que tienen una alta sensibilidad a la estimulación vestibular).

«Arrastre y gateo: la importante etapa del suelo»

ESTIMULACIÓN TEMPRANA: UN TÉRMINO CONFUSO

¿Estimulación temprana o atención temprana?
Confuso… realmente. Y es que «estimulación temprana» es un término que podemos encontrar haciendo referencia a cualquier cosa que hagamos con un niño menor de 6 años.

Pues una cosa ha quedado clara, la única en la que estamos todos de acuerdo, esto es: que la estimulación es «temprana» porque se practica con niños pequeños.
A partir de aquí ya no nos aclaramos mucho pues parece que pudiera definir TODA acitividad realizada con nuestros niños.

Esto, por supuesto, supone abarcar demasiado y es lo que lleva a tantos equívocos, a tantas dudas y a tantas preguntas… «¿Es estimulación temprana lo que necesita mi hijo?», «Mi hijo ya va a estimulación temprana, con esto es suficiente?», «¿La estimulación temprana no es para niños con problemas?», etc…

Intenté explicarlo en un artículo anterior («Estimulación temprana y estimulación terapéutica»), pero esta vez voy a concretar un poco más.

Para empezar, como es habitual, lo haré por el principio…

La definición de «estimulación temprana» nos dice lo siguiente: «Estimulación Temprana es toda aquella actividad de contacto o juego con un bebe o niño que propicie, fortalezca y desarrolle adecuada y oportunamente sus potenciales humanos.» (mailxmail.com). O, según la wikipedia: «Es el grupo de técnicas educativas especiales empleadas en niños entre el nacimiento y los seis años de vida para corregir trastornos reales o potenciales en su desarrollo, o para estimular capacidades compensadoras.»

Otra vez nos encontramos ante la confusión pues la Estimulación Temprana vuelve a serlo TODO.

Pero no TODO o CUALQUIER COSA es lo que buscan los padres, pues cada uno de ellos tiene obejtivos e intereses diferentes en la estimulación para sus hijos. Los niños también son diferentes, y en las definiciones intuimos niños que tienen necesidades especiales y otros que no.

Esto nos lleva forzosamente a distinguir dos objetivos claros en lo que se refiere a la estimulación que marcarán el carácter de la misma:

– estimular a niños sanos para lograr que desarrollen al máximo su potencial
– estimular a niños con dificultades que necesitan remontar retrasos en su desarrollo o solucionar problemas del mismo

Estos objetivos son muy diferentes. Los programas y las técnicas utilizadas para llevar a cabo la estimulación son también DIFERENTES. Por consiguiente, cualquier estimulación NO es válida o suficiente para determinados casos, sobre todo cuando hay un problema que solucionar o paliar.

Podría parecer que baste con aclarar este punto, pero sigue aún habiendo demasiada confusión dentro de estos dos grandes grupos de la estimulación.

– Tomemos el primero, el de la estimulación dirigida a niños SIN problemas del desarrolloLa «estimulación temprana» propiamente dicha.

Ésta es una estimulación que realizamos padres y educadores. Buscamos un desarrollo adecuado en nuestros hijos y alumnos mediante métodos y técnicas elaboradas por profesionales y que conllevan unas actividades estructuradas que se repiten a diario, son breves y variadas. La repetición es esencial para la creación de nuevos circuitos neuronales y para el aprendizaje. La brevedad y la rapidez en la realización de la actividad son vitales para el mantenimiento de la atención en el niño pequeño, (también influyen en su aprendizaje). Y todo esto lo procuramos hacer de la forma más lúdica posible. La estimulación debe ser multisensorial por lo que se procura utilizar actividades que estimulen las vías visuales, auditivas, táctiles y el movimiento principalmente. Se intentan abrir nuevos intereses en el niño poniéndole en contacto con cosas que habitualmente no están presentes en su entorno y también aprovechamos su gran ansia de aprender y su curiosidad por todo.

Sé que esto vuelve a resultar un concepto muy «amplio». Es cierto, y en la estimulación temprana cabe todo tipo de actividad que agrade al niño. Pero suele cometerse el error de decir que se hace estimulación temprana cuando simplemente se juega con el niño. Jugar es maravilloso y algo totalmente necesario. El problema es que muchos padres aplican su propio método o acuden con sus hijos a centros donde hacen puzzles, juegan con el ordenador, realizan alguna actividad de motricidad… todo ello sin una estructura y de forma libre… y creen que esto es «estimulación temprana». Bueno, esto es estimular a un niño, no cabe duda, pero habría que aplicarle otro nombre como el ya mencionado: «jugar», o quizá también en ocasiones «enseñar», «aprender», «experimentar»… Si no hay una repetición mínima y continuada, si las actividades no están estructuradas, hay que llamarlas de otra forma, porque NO es «estimulación temprana».

– Ahora volvamos al grupo de niños con necesidades especiales… Aquí también tiende a llamarse «estimulación temprana» a lo que no lo es en realidad. Decíamos que la estimulación temprana ayuda al niño a desarrollarse plenamente y por esto es muy beneficiosa para todos los niños sin excepción. Por esto también lo es para niños con dificultades. Sí, la estimulación temprana puede ser muy beneficiosa y necesaria para estos niños y sobre todo como prevención en la aparición de problemas en niños de riesgo. La estimulación temprana puede ser realmente vital y se hace totalmente necesaria en estos casos.

Pero… el término «estimulación temprana» sólo contribuye a agregar más confusión cuando la utilizamos para casos de niños con problemas del desarrollo. No debería utilizarse este término pues hay otros que son mucho más específicos. Por ejemplo: «atención temprana», que hace referencia a todas las intervenciones que se realizan con niños menores de seis años como respuesta a trastornos en el desarrollo.

Desde las terapias alternativas y la neuropsicología, se utilizan términos como «estimulación cerebral», «organización neurológica», etc… Con estos términos no quiero crear más confusión aún. Estos términos hacen todos referencia a una misma cosa: a un programa parecido al de la estimulación temprana, pero diseñado exclusivamente para un niño en función de sus necesidades concretas y aplicado de una forma intensiva. Esto debe realizarlo un profesional tras una exhaustiva evaluación del nivel de desarrollo del niño en todas sus áreas. Es una estimulación estructurada que se realizará de forma repetida y diaria durante un tiempo determinado. Puede llevarse a cabo en un centro por terapeutas, o pueden hacerlo los padres en sus casas y acudir al centro para los controles de evaluación y modificaciones necesarias en el programa.

En este caso no estamos hablando simplemente de «estimulación temprana», sino de mucho más, y por esto pienso que no debe utilizarse este término. Estamos haciendo referencia a TERAPIAS, a TRATAMIENTOS. Y entre éstos y la estimulación que busca un adecuado desarrollo en el niño sano hay mucha DIFERENCIA.

Conclusión. Desde mi punto de vista, ESTIMULACIÓN TEMPRANA es lo siguiente:

– actividades que estimulan el desarrollo en el niño sano
– actividades que estimulan el desarrollo y previenen problemas del mismo en niños de riesgo

Para los casos en los que existan problemas del desarrollo, debería considerarse seriamente utilizar otro término más relacionado con una terapia o tratamiento, esto NO lo es, en principio, la «estimulación temprana».

Rosina Uriarte

Tienes más información en otros artículos del blog. Espero que pueda interesarte éste, por ejemplo:

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Espero que te guste❤️

SÍNDROME DE DOWN y el MÉTODO DOMAN

Síndrome Down

Durante años he recibido preciosos testimonios de mamás luchadoras que han encontrado el camino para ayudar a sus pequeños.
Así es el caso de Candy, que  nos habla de los avances de su niña con síndrome Down gracias al método Doman.
Pido disculpas por no poder reproducir el testimonio aquí porque está publicado en otro de mis blogs, por favor haz clic en el siguiente enlace y lo podrás leer:
Puedes leer otros testimonios parecidos en el mismo blog:
Y algunos artículos interesantes en este blog en el que estás ahora mismo:
También vídeos en páginas del método:

ESTIMULACIÓN TEMPRANA Y ESTIMULACIÓN TERAPÉUTICA

Estimulación temprana

Existe confusión entre la «estimulación temprana» y la «estimulación terapéutica«. En ocasiones se utilizan como sinónimos, pero veamos cómo realmente son dos términos que pueden implicar importantes diferencias.

El término “estimulación” es un término muy amplio que hace referencia a cualquier actividad que realicemos con el fin de brindar nuevas experiencias y así incidir en el desarrollo cerebral.
 

Cuando se habla de “estimulación”, normalmente se hace refiriéndose a la “estimulación temprana”. Ésta se denomina “temprana” por el momento en el que se aplica, nunca porque se pretenda que un niño logre llegar a donde no le corresponde por su edad o su estado de madurez.

Cada día somos más conscientes de que el desarrollo del cerebro del niño no depende solamente de su genética y que este desarrollo no viene dado con el nacimiento. Sino que se produce gracias a cada experiencia brindada al bebé por su entorno. Para que las neuronas con las que nace el bebé se activen y funcionen son necesarios gran cantidad y calidad de estímulos de todo tipo (sonoros, visuales, táctiles, olfativos, gustativos y de movimiento). La mayoría de las nuevas conexiones y circuitos neuronales se forman en los tres primeros años de vida. De aquí que la estimulación sea “temprana”, su período de aplicación se extiende hasta los seis años.

Ésta es una de las razones por las que se realiza la estimulación temprana, para aprovechar el momento adecuado en el que es posible incidir en el desarrollo cerebral de nuestros hijos. Pretendemos enriquecer el entorno y las experiencias para lograr un mayor y mejor desarrollo del potencial innato del niño.

La estimulación temprana puede utilizarse también como prevención. Es vital realizarla en casos de riesgo como son los bebés prematuros o niños que hayan sufrido alguna lesión durante el embarazo o el parto. En estos casos se pretende incidir en el desarrollo de forma que se eviten posibles problemas futuros.

Pero la estimulación también puede ser terapéutica, y no necesariamente ha de ser siempre “temprana”. Esto quiere decir que podemos estimular el sistema nervioso (cerebro) buscando solucionar problemas muy diversos, y que es posible hacerlo en niños más mayores o en adultos.

Para que una estimulación sea efectiva debe ser siempre repetitiva. Ha de realizarse un número determinado de veces, a diario preferiblemente, y a lo largo de un tiempo recomendado para lograr los efectos buscados. Por supuesto que los ejercicios que se realicen estarán enfocados y diseñados para solucionar los problemas concretos de cada persona.

Existen diferentes métodos con sus propias técnicas para la estimulación cerebral. Pero todos ellos comparten una base común que consiste en buscar la estimulación del sistema nervioso a través de las únicas vías posibles: los sentidos.

Al igual que la naturaleza impone que sean los estímulos sensoriales el medio por el cual se desarrolla y crece el cerebro, así podremos también incidir en el desarrollo del cerebro por medio de estímulos adecuados e intensivos que logren una madurez que por sí sola no se ha dado. En los métodos de reorganización neurológica los estímulos son principalmente de movimiento, pero también son importantes los estímulos táctiles, auditivos y visuales.

Se habla mucho de la plasticidad cerebral de los niños pequeños, así ocurre que la estimulación es mucho más efectiva y requiere menos esfuerzo en tiempo e intensidad cuanto menor es la edad. Sin embargo, es posible seguir estimulando nuestro sistema nervioso toda la vida, y muchas de las técnicas de estimulación cerebral se practican con adultos.

Nuestro comportamiento, nuestra capacidad de atención, cómo nos movemos y cómo nos relacionamos con nuestro entorno dependen directamente de nuestro sistema nervioso y de su estado de equilibrio y madurez. Cuando este estado no es el adecuado pueden surgir numerosos síntomas que lo reflejan.

Los métodos tradicionales tratan y trabajan estos síntomas. Si un niño tiene problemas de comportamiento trabajan su conducta entrenando al niño en nuevas habilidades para el control de la misma. Si los problemas son atencionales, el niño recibirá un entrenamiento para mejorar su atención. Si surgen dificultades en la relación con los demás, la psicoterapia se ocupará de ayudarle… Y si tiene una motricidad fina o gruesa pobre, se trabajará la misma por medio de ejercicios motrices. Estos métodos son importantes y suponen avances en las habilidades del niño, pero trabajan solamente los síntomas, que pueden ser muy numerosos, y el trabajo lento y costoso. Trabajan y observan al paciente “desde fuera”, enfocándose en las manifestaciones del problema, sin buscar ni tratar las raíces del mismo.

Aunque las manifestaciones sean muchas y variadas, el problema puede ser único: una inmadurez o lesión en el sistema nervioso (salvo en los casos en los que los síntomas se deban a trastornos psicológicos o creados por tensiones provenientes del entorno del niño). Ocurre muy a menudo que da la sensación de que todos los problemas se juntan en un solo niño… y nos preguntamos cómo es posible… no nos damos cuenta de que no se trata de diferentes problemas, sino de uno sólo con diferentes síntomas.

La novedad que aportan los métodos de reorganización neurológica o neurofuncional, lo que podemos más cómodamente denominar como “estimulación cerebral”, es el trabajar el problema causante de los síntomas. Trabajar “desde dentro” para que las manifestaciones exteriores cambien y se acerquen lo más posible a las deseadas.

De esta forma, si un niño sufre problemas de atención, en lugar de trabajar con ejercicios que entrenen su capacidad de atender por medio de fichas por ejemplo, lo que se hace son ejercicios (principalmente motrices), que estimulan directamente las zonas cerebrales encargadas de regular el estado de alerta en la persona, y por lo tanto su capacidad de atención. Realizando estos ejercicios de forma intensiva y diaria, se logra una activación y maduración de estas zonas cerebrales y por lo tanto, una mejora externa que se manifiesta en una atención adecuada por parte del niño. Los síntomas cambian sin trabajar sobre ellos directamente puesto que se ha solucionado el problema en su raíz.

Otro ejemplo serían los problemas de tono muscular, que normalmente se reflejan en una mala psicomotricidad que afecta a los movimientos y habilidades del niño, incluida la escritura. Desde el concepto tradicional se trabajarían las manos para darles fuerza y se harían ejercicios de psicomotricidad para incrementar las habilidades motoras del niño en general. Sin embargo, si consideramos que es el cerebro quien regula el tono muscular, podemos intentar estimularlo de forma adecuada para que los síntomas de torpeza motriz desaparezcan. Así dejaríamos de trabajar dedos, brazos, piernas… para realizar unos ejercicios muy concretos que hiciesen madurar las zonas del sistema nervioso central que controlan el tono muscular.

Tratando el problema desaparecen o se alivian los síntomas, por ello es un trabajo en conjunto que puede suponer la solución o paliación de varios síntomas a la vez.

Todos estos métodos pueden combinarse con técnicas de trabajo cognitivo-conductual desde la psicopedagogía, con complementos y regímenes alimenticios, homeopatía, osteopatía, etc. para un tratamiento combinado, multidisciplinar y efectivo en todas las áreas. Considerando al paciente como una unidad y buscando una mejoría integral y completa.

Centros que realizan terapias de estimulación cerebral

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ESTIMULACIÓN MULTISENSORIAL

La estimulación multisensorial es un instrumento utilizado con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las personas con discapacidad. Para ello se recurre a medios y estrategias que trabajan las capacidades más básicas del ser humano: las sensaciones, la percepción y la integración sensorial.

Las salas «snoezelen», o multisensoriales, están repletas de luces, olores, sonidos, colores…

Surgen de una iniciativa creada en Holanda para estimular a personas con discapacidades psíquicas. Con estos tratamientos no se pretende curar a estos discapacitados, pero sí hacer que disfruten, mejoren sus capacidades cognitivas y de relación, y se encuentren mejor.

Sobre todo en los niños pequeños, se busca reforzar su desarrollo favoreciendo la integración de la información sensorial que reciben, ayudando en sus aprendizajes y su relación con el entorno.

Se trabajan los sentidos en un ambiente de estímulos controlados, donde se facilitan la exploración, el descubrimiento y el disfrute de diferentes experiencias sensoriales. Llegando a experimentar sensaciones intensas con la posibilidad de expresar emociones contenidas. Se busca un despertar sensorial a través de la propia experiencia sensorial.

La estimulación multisensorial tiene muchas cosas en común con la estimulación temprana, de hecho es estimulación temprana cuando se realiza en los primeros años de vida. Sin embargo, la estimulación temprana no siempre comparte objetivos terapéuticos, como es el caso que nos ocupa. Y la estimulación multisensorial va algo más allá en la utilización de todo tipo de técnicas y aparatos que proyectan diferentes estímulos sensoriales.

La estimulación multisensorial coincide en gran parte con la teoría de la Integración Sensorial de la norteamericana Jean Ayres. Por esta razón tienden a confundirse y mezclarse ambos términos. «Estimulación multisensorial» puede hacer referencia a cualquiera de las dos tendencias (snoezelen o integración sensorial) o incluso a otros métodos de estimulación cerebral o reorganización neurológica como Doman, por ejemplo.

Las técnicas que utilizan se diferencian en muchos aspectos, pero los objetivos y el concepto mismo de estas terapias tienen mucho en común. De hecho la estimulación es siempre «sensorial» pues es sólo a través de los sentidos que podemos estimular, y cuántos más sentidos impliquemos haciendo de esta estimulación «multi», mejores serán los resultados y mayores los beneficios.

Esto es un extracto de la Revista de Neurología, neurología.com:

La estimulación multisensorial (EMS) de un niño pequeño es fundamental para su existencia futura. La presentación de estímulos debe seguir un cronograma estricto; tan importante es esta observación que si el momento crítico de incorporación de un estímulo ha pasado, no será lo mismo brindar ese estímulo en otro tiempo.

La aplicación de programas de intervención en forma adecuada, específica y oportuna, permitirá, dentro de las posibilidades de cada niño, acompañarlos en el desarrollo de sus habilidades y capacidades.

Sala Snoezelen



EL ABECEDARIO EN INGLÉS

La canción del abecedario es un excelente recurso cuando trabajamos para exponer a niños pequeños a un segundo idioma… pero no debemos utilizarla con la intención de comenzar el aprendizaje del inglés con la lectura o la escritura.

El abecedario es esencial, y acompañado de música es algo que aprenden todos los niños de habla inglesa desde muy pequeños.

No es solamente la herramienta indispensable en el aprendizaje de la lectura y la escritura inglesa, sino que va a acompañar a los niños de esta lengua toda su vida en el habitual deletreo de sus nombres y de lugares y palabras desconocidas. Esto es algo a lo que no estamos tan acostumbrados en castellano, pero que resulta necesario en inglés.

Y es que las palabras inglesas, incluidas las letras muchas veces (en especial las vocales), se pronuncian de una manera pero se escriben de otra…

Es por esta razón por la que no conviene iniciar a los niños en el inglés haciendo que utilicen el lápiz y el papel para escribir. Lo más importante es incidir en el lenguaje hablado familiarizándoles con sus sonidos.

En la estimulación temprana mostramos al niño las palabras escritas y su pronunciación, así también irán reconociéndolas y acercándose a la lectura en el idioma inglés.

Pero es imprescindible sentar las bases de la pronunciación antes de iniciar a los niños en la escritura del inglés. En este sentido, el abecedario debe servirnos como un aprendizaje temprano que les será útil para el deletreo y la escritura del idioma. Es una canción que les gusta, les es pegadiza y les ayudará a recordar el nombre de las letras.

Sin embargo, conocer estos nombres no es la clave de la lectoescritura en inglés como pueda serlo en castellano. No siempre va a ayudar al niño a saber cómo se escribe o se lee una palabra, sino más bien va a crearle confusión muchas veces… Y esto debemos de tenerlo en cuenta quienes nos dedicamos a la enseñanza de esta segunda lengua.

Intentar ensañar a los niños el inglés hablado a la vez que el escrito, es como intentar enseñarles dos lenguas distintas. Debemos dar prioridad a una de ellas si queremos que la aprendan bien, y ésta debe ser siempre la lengua hablada.

Así utilizaremos la canción del abecedario como un recurso más… pero no con la intención de comenzar el aprendizaje del inglés con la lectoescritura.

BIBLIOGRAFÍA DE ESTIMULACIÓN TEMPRANA

 

Manual de Estimulación Temprana de Rosina Uriarte

 

Son dos los libros básicos que recomendaría a todo aquel interesado en la estimulación temprana. 

Cómo multiplicar la inteligencia de su bebé. Glenn Doman

CÓMO MULTIPLICAR LA INTELIGENCIA DE SU BEBÉ
GLENN DOMAN
Editado por EDAF


Hijos mejores. Francisco Kovacs

HIJOS MEJORES. GUÍA PARA UN EDUCACIÓN INTELIGENTE
DR. FRANCISCO KOVACS
Editado por Martínez Roca

Otras publicaciones de gran interés son las siguientes:

Inteligencia auditiva. Estalayo y Vega
 
INTELIGENCIA AUDITIVA. TÉCNICAS DE ESTIMULACIÓN PRENATAL, INFANTIL Y PERMANENTE
VÍCTOR ESTALAYO Y ROSARIO VEGA
Editado por Biblioteca Nueva
 
Para aquellos que quieran una información más detallada sobre alguno de los aspectos de la estimulación temprana, existen los siguientes libros:
 
 
El método de los bits de inteligencia. Estalayo y Vega
 
EL MÉTODO DE LOS BITS DE INTELIGENCIA
VÍCTOR ESTALAYO Y ROSARIO VEGA
Editado pro Edelvives

Leer bien al alcance de todos

LEER BIEN, AL ALCANCE DE TODOS
VÍCTOR ESTALAYO Y ROSARIO VEGA
Editado por Biblioteca Nueva

Las siguientes obras están todas escritas por GLENN DOMAN:

 

Qué hacer por su hijo con... Glenn Doman
 

QUÉ HACER POR SU NIÑO CON LESIÓN CEREBRAL.

Editado por Diana
 
 
CÓMO ENSEÑAR A LEER A SU BEBÉ
Editado por EDAF
CÓMO ENSEÑAR MATEMÁTICAS A SU BEBÉ
Editado por Diana
 
 
CÓMO ENSEÑAR A SU BEBÉ A SER FÍSICAMENTE EXCELENTE
Editado por Diana
 
 
Un libro excelente para la estimulación y acompañamiento del desarrollo del bebé durante el primer año:
 

Sí, su bebé es un genio. Glenn Doman

SÍ, SU BEBÉ ES UN GENIO

Editado por EDAF

 
Es posible que te interese leer esta anterior entrada del blog:

«Estimulación Temprana. Actividades, materiales y consejos prácticos para llevarla a cabo»

SOBREESTIMULACIÓN… ¿EXISTE REALMENTE?

Sobre-estimulación

¿Existe la sobreestimulación?

Es ésta una pregunta que se hacen frecuentemente los padres cuando se acercan al mundo de la estimulación temprana.
Se convierte en una afirmación por parte de algunos profesionales de la medicina y la educación que creen encontrar en esta sobreestimulación la supuesta causa de ciertos problemas de desarrollo.
Es en definitiva uno de los grandes “mitos” que giran entorno a la estimulación temprana y que se deben esencialmente al desconocimiento del término “estimulación temprana”, al desconocimiento de cómo se lleva ésta a cabo y en qué consiste realmente, y al desconocimiento de los objetivos que se buscan en su aplicación.

Por “estimulación temprana” se entienden todas las actividades y juegos que realizamos con los niños menores de seis años y que favorecen su desarrollo en el momento más adecuado para el mismo.

Estas actividades se realizan de manera atractiva y lúdica, son variadas, cortas y rápidas, y se repiten un número mínimo de veces.

Sus objetivos son varios: la creación de circuitos y conexiones neuronales nuevas, y mantener las ya existentes para que no se pierdan por el desuso. Con ello se persigue alcanzar el máximo desarrollo en el potencial innato del niño.

En este desarrollo se pretende que el niño crezca seguro de sí mismo y confiando en sus capacidades, que experimente con su cuerpo y aprenda a través del mismo, que mantenga la curiosidad por todo lo que le rodea, que inicie su interés por un amplio abanico de temas y que tenga su primer contacto con cosas y experiencias que normalmente no le ofrece su entorno inmediato.

Si “estimular” significa dar al niño estímulos, esto es algo que hacemos los padres a diario y hemos hecho toda la vida: abrazándoles, bañándoles, contándoles cuentos, llevándoles al parque… En este sentido también los estimulamos cuando los llevamos a un centro comercial atestado de gente, o a los bares llenos de humo y con música ensordecedora, o si les hacemos trasnochar porque nos conviene por nuestros compromisos sociales…

Evidentemente, estos últimos ejemplos nada tienen que ver con la “estimulación temprana”.

La estimulación temprana se parece mucho a la que ofrecen los padres de forma natural a sus hijos cuando disfrutan con ellos, sólo que es una estimulación estructurada con el fin de ser lo más adecuada posible, para que tenga los efectos buscados, para que se adapte al momento evolutivo del niño y le regale experiencias nuevas y diferentes a las que vive en su hogar.

La estimulación temprana debe ser siempre algo que se disfruta. Cualquier actividad que agobie al niño, que lo canse, que lo ponga nervioso o irritable no es “estimulación temprana”… podría calificarse como excitación, obligación, estrés o incluso tortura… pero no “estimulación temprana”.

La estimulación se puede hacer “mal”, pero no se puede sobreestimular desde los programas de estimulación temprana. Si ésta no se realiza de manera adecuada el niño se aburrirá, con lo cual no nos prestará atención… quizá se agobie y llore… protestará o simplemente se pondrá a hacer otra cosa… Entonces no habría estimulación pues no tendría ningún efecto sobre el niño.

Nuestra actitud como padres o educadores puede afectar negativamente al niño. Si nos obsesionamos con que el niño realice algo para lo cual no está preparado, por ejemplo.

Debemos tener en cuenta que hablamos de estimulación “temprana” porque se lleva a cabo a edades tempranas, y que ya se abandonó el término “precoz” porque sugería la errónea idea de que se perseguía crear “genios” de niños que cumpliesen las etapas de su desarrollo “antes” de tiempo. Por el contrario, la estimulación temprana exige el conocimiento de la evolución del niño y el respeto absoluto por cada etapa de su desarrollo.

Cuando se aplica la estimulación a un niño con problemas o retrasos en su desarrollo, ésta debería dejar de denominarse “estimulación temprana”, la cual está más enfocada al desarrollo del potencial en el niño sin problemas. Cuando estos existen, el niño precisará de una estimulación mucho más intensiva y continuada, diseñada exclusivamente para su caso particular por un especialista, con un enfoque terapéutico.

No se debe confundir ambos términos: la “estimulación temprana” de niños sanos y los “programas de reorganización neurofuncional” en niños con dificultades. En estos casos, al contemplarse la estimulación como una terapia, la aplicación de la misma implica una obligación en la realización de ejercicios que pueden resultar difíciles para el niño o sus padres, y una insistencia en el intento de lograr determinados objetivos en el desarrollo de los pequeños. Pero esto no es así en la “estimulación temprana”.

Muchas veces oímos decir de un niño: “es muy nervioso, no necesita más estimulación”. Estos niños crean en sus padres y educadores miedo a la sobreestimulación. Pero de nuevo se están confundiendo los términos “estimulación” y “excitación”. Precisamente a este tipo de niños les sería muy beneficioso un programa de estimulación diseñado para lograr que se tranquilizasen y dejaran de ser tan excitables.

En la “estimulación temprana”, insisto: no se le obliga al niño a hacer ninguna actividad para la cual no esté preparado o capacitado, ni siquiera para la cual no esté dispuesto… Si cualquiera de las actividades que se realizan habitualmente excitan a un niño poniéndole nervioso, debería replantearse la realización de dicha actividad y la adaptación de un programa de estimulación individualizado, enfocado a solucionar los problemas de nerviosismo en el niño.

Es lógico pensar que lo que deben hacer los niños menores de seis años es jugar, una de las razones que esgrimen los que temen la sobreestimulación. Y, en principio, tienen toda la razón. Pero de nuevo sus temores se basan en un concepto erróneo y un desconocimiento total de lo que es la estimulación temprana. El niño de educación infantil disfruta con todo lo que le propongamos de forma atractiva, cualquier cosa que le divierta la considera un juego, para él aprender es el mayor juego de todos… Aprende mientras juega y debemos conseguir que juegue mientras aprenda. Es la mejor manera de lograr ese aprendizaje. La estimulación temprana no va a quitarle nunca de jugar, “estimulación temprana” y juego deben ser una misma cosa.

Dicho todo lo anterior y viendo que lo que hacemos en la estimulación temprana es enseñar imágenes grandes y en color, hablarles de animales de todo tipo, ponerles música clásica con la que seguimos ritmos y nos divertimos, contarles cuentos en un segundo idioma, cantar canciones, jugar con cantidades de objetos mientras les familiarizamos con los términos básicos de la matemática, enseñarles carteles de palabras escritas, gatear, correr, saltar… entre otras muchas cosas… la respuesta a la pregunta de si existe la sobreestimulación es: no.

Al menos no en la “estimulación temprana”.

«ESTIMULAR A TRAVÉS DE LOS SENTIDOS»

MÉTODO GYMBOREE DE ESTIMULACIÓN TEMPRANA

Método Gymboree de Estimulación Temprana

Gymboree es un método de Estimulación Temprana con más de 30 años de existencia y 500 centros diseminados por todo el mundo. En España hay uno en Madrid.
 
Todos los métodos de estimulación temprana se basan en los mismos principios y tienen más o menos los mismos objetivos, pero la técnica y los materiales varían de unos a otros.
 
Este método difiere en muchos aspectos al que utilizamos los que nos acercamos más al método de los Institutos para el Desarrollo del Potencial Humano de Filadelfia, creado por Glenn Doman y sus colaboradores, pero está claro que debe resultar de lo más divertido tanto para los niños como para sus padres.
 
«GYMBOREE propone tiempo de calidad entre padres e hijos, intenta enseñar a los adultos a ser los mejores profesores de sus hijos. Ofrece a los pequeños un aprendizaje individualizado y libre, sin competitividad alguna. En un entorno muy divertido, bebés y niños evolucionan sintiéndose seguros y muy estimulados.»
 
Tenéis más información en la página oficial de GYMBOREE

 

«MÁSTER PARA BEBÉS (O CÓMO CONSEGUIR QUE SU NIÑO SEA MÁS LISTO)»